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«Sociedad horizontal»: Reflexión de Mons. Pablo Galimberti

By 18/08/2017No Comments

Galimberti

“Hoy la cultura exige `éxitos´, trabajar, ganar, triunfar. Olvidando que el periplo vital se fragua también en el fracaso, alimentando el deseo cada mañana, en sintonía con una `voz´interior”, destaca el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, en su columna semanal publicada en el Diario “Cambio” de Salto.

“Nuestra época confunde deseo con capricho”, constata el Pastor, al tiempo que señala que “muchos jóvenes caminan con los ojos del alma vendados, privados de esta dimensión vocacional `vertical´» (que lo religa a Dios). «Desde la sociedad de consumo y centros de poder se los embreta en la sociedad horizontal”, advierte Mons. Galimberti.  No obstante, reconoce que “hay también jóvenes capaces de escuchar esas voces que proponen heroísmos».

 

Sociedad horizontal

“Hoy la cultura exige “éxitos”, trabajar, ganar, triunfar. Olvidando que el periplo vital se fragua también en el fracaso, alimentando el deseo cada mañana, en sintonía con una “voz” interior”, destaca el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, en su columna semanal publicada en el Diario “Cambio” de Salto.

“Nuestra época confunde deseo con capricho”, constata el Pastor al tiempo que señala que  “muchos jóvenes caminan con los ojos del alma vendados, privados de esta dimensión vocacional `vertical´ (que lo religa a Dios). “Desde la sociedad de consumo y centros de poder se los embreta en la sociedad horizontal”, advierte Mons. Galimberti No obstante, reconoce que “hay también jóvenes capaces de escuchar esas voces que proponen heroísmos».

Para el mundo moderno, afirmaba Sartre, el cielo está “vacío”. Allí no habita Dios. ¿Y si escarba en su conciencia, preguntas o heridas? No olvide su primera obra teatral Barioná, el Hijo del Trueno, que escribió siendo cautivo de los alemanes en 1940 preparando la “Misa de gallo” de Navidad. ¿Seremos sólo un agujero sin fondo? ¿Y qué hay después?¿Le satisface que al final de tanta fatiga todo resulte un soberano absurdo?

El psiquiatra italiano Massimo Recalcati, lo plantea del siguiente modo: “Cuando era niño, la experiencia de la oración era como comer, correr… Rezar era un evento de la naturaleza, como la lluvia o el viento. Pero nosotros vivimos en un tiempo en el que la experiencia de la oración no es más un hecho automático o evento de la naturaleza. Nuestro tiempo ha vaciado el cielo”.

La “sociedad horizontal” sería la sociedad sin Dios, decapitada de su vértice, a diferencia de las sociedades “religiosas”, que experimentan de modo casi espontáneo el “estar religadas” o conectadas con un Ser Superior. El historiador de las religiones Mircea Eliade en “Lo sagrado y lo profano” relata la costumbre de tribus nómadas de llevar consigo un poste o árbol sagrado. Necesitaban tocar un eje vertical o brújula en el espacio amorfo.

La “sociedad horizontal” quedó plasmada por Nanni Moretti, director de cine italiano. El film “Habemus Papam” (2012) muestra el balcón de Plaza San Pedro vacío. El “representante de Dios” en el imaginario tradicional italiano, está ausente. Este síntoma de “afasia” indica una regresión, su palabra se evapora. Más que

representar la función de refugio de personas angustiadas, pide auxilio, como un niño aterrorizado.

Otro film del mismo director es “Palombella rossa” (1989), año de la caída del muro de Berlín. Un periodista entrevista al secretario del Partido comunista italiano en medio de intentos de refundación para saber qué son y qué futuro les espera. Pero el portavoz pierde la memoria. Amnesia total.

Otro film de Pasolini, Saló o 120 jornadas de Sodoma (1975), anticipaba la crisis total. Una joven, ahogada en un montaña de escremento, antes de morir se dirige a Dios: ¿por qué me has abandonado? En otra escena aparece un joven enamorado de una joven. Pero en este reino el amor es un sentimiento prohibido, sólo se puede “gozar”. El ser humano convertido en una máquina para gozar. Hasta la muerte. Horizontalidad total.

La condición humana se desarrolla entre dos tendencias: la primera es el desarrollo del “deseo”. Pero Freud usa la palabra “Wunsch”, que no hay que confundir con capricho, antojo o veleidad. Podría traducirse por vocación o impulso radical de la propia vida. Hoy la cultura exige “éxitos”, trabajar, ganar, triunfar. Olvidando que el periplo vital se fragua también en el fracaso, alimentando el deseo cada mañana, en sintonía con una “voz” interior. Nuestra época confunde deseo con capricho. Muchos jóvenes caminan con los ojos del alma vendados, privados de esta dimensión vocacional “vertical”. Desde la sociedad de consumo y centros de poder se los embreta en la sociedad horizontal.

Pero hay también jóvenes capaces de escuchar esas voces que proponen heroísmos.

Columna publicada el viernes 18 de agosto de 2017