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Mons. Pablo GalimbertiNoticeu

Se viene la «noche de la nostalgia» y es tema de reflexión para Mons. Galimberti: «Nostalgias del pasado y futuro»

By 21/08/2015septiembre 1st, 2015No Comments

pablo

Cuando el suizo Johannes Hofer acuñó en 1688 la palabra “nostalgia”, estaba lejos de imaginar que en la “Suiza de América”, lo que él diagnosticaba como enfermedad, iba a sobresalir como “noche de la nostalgia”.

El suizo formó la nueva palabra hurgando en el griego dos términos: “regreso” (“nóstos” ) y “dolor” (“álgos”). Así estrenó el término nostalgia como dolor vinculado al deseo de regresar.

Como investigación final de su carrera médica, Hofer analizó el malestar de muchos compatriotas que realizaban servicio militar en la inmensidad de Europa. En la lejanía experimentaban dolor y añoranzas  de su patria. Semejante, quizás, a la experiencia de militares uruguayos, que integran fuerzas de paz de las Naciones Unidas, en el Congo o Haití.

Este fenómeno también lo experimentan decenas o quizás cientos de miles de uruguayos que en la lejanía añoran algo de su paisito.

Es obvio, sin embargo, que en cualquier rincón del planeta los seres humanos podemos experimentar una constelación de vivencias semejantes. Collage de recuerdos, sueños, temores, melancolía y deseos de familia, patria, los años juveniles, amistades…

La literatura universal ha focalizado en primera persona peripecias heroicas de regreso y dolor, diferentes a la melancolía del pasado. Homero describe a Ulises regresando de la guerra de Troya, a su patria y su hogar. Allí lo espera su esposa Penélope, símbolo de la lealtad paciente.

Sucesivos peligros dificultan el camino del héroe. Circe y las sirenas son dañinas y atraen a los hombres hacia su perdición. “No hay nada que sea más dulce para el hombre que su patria y su familia, cuyo recuerdo lo persigue hasta en las residencias más ricas, lejos, en un país extranjero”.

Una tempestad lleva a los navegantes a la costa de Africa. Algunos griegos no pudieron resistir la curiosidad de probar unos manjares; y el loto, la flor del olvido, provocó que quienes la comieron, perdieran el recuerdo del hogar y de su familia.

Este regreso requiere astucia. Son famosas las artimañas de Ulises para evitar la trampa de las islas de las sirenas. Protegido por Hermes (dios de los viajeros) una bruja, Circe, aconsejó a Ulises para que pusiera cera en los oídos de sus marineros para no escuchar los cantos de sirenas. Y Ulises se hace atar al mástil para evitar ser atraído por los cantos de sirenas.

La Biblia profundiza y reformula estas vivencias de “nostalgias”. Ellas no están ubicadas en un tiempo y lugar lejanos. Hay veces que una etapa “feliz” de la vida se considera perdida o irrecuperable. Cuando niños quizás afloran vivencias de armonía con Dios y con la naturaleza. Eso aparece en el comienzo de la Biblia, describiendo el jardín del Edén o “paraíso”.

Son frecuentes los sueños de armonía o de un mundo reconciliado del que nos experimentamos “expulsados” o alejados. Y deseamos volver, desde el dolor o la angustia presente, a esa paz íntima con el Creador, con los otros y con el mundo circundante.

Pero en la historia bíblica hay otros dos jardines, además del Edén. El del huerto de los Olivos, donde Jesús se retiró antes de las horas finales de su vida terrenal. Allí vemos que la armonía del mundo se origina en la escucha y adhesión a Dios.

Y el último libro de la Biblia, el Apocalipsis (cap.22), dibuja un mundo futuro reconciliado: un río limpio, de agua revitalizadora y clara como el cristal. Allí crece el árbol de la vida que da abundante fruto y sus hojas sirven para sanar a las naciones. Ya nada será maldito. Y el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad y sus siervos lo adorarán.

La nostalgia profunda no apunta sólo hacia un pasado histórico sino hacia un futuro novedoso, reconciliado y fecundo, que guardamos, como don y promesa, en los repliegues de nuestras memorias y en la Biblia, Palabra de Dios y clave definitiva de la historia.

Columna del Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, publicada en el Diario «Cambio» del 21 de agosto de 2015