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Pastoral penitenciaria celebró su IV Asamblea Nacional

By 24/10/2013noviembre 1st, 2013No Comments

Bajo el lema “Desde la mirada compasiva  de Jesús, procurando comprender a las personas encarceladas”, los agentes de Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica del Uruguay celebraron su IV Asamblea Nacional de Pastoral Penitenciaria.

El encuentro tuvo lugar el día sábado 28 de setiembre, en el Centro de Espiritualidad Santa Rafaela María (Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús), en Montevideo.

De9 a18 hs se reunieron más de 40 voluntarios pertenecientes a la Pastoral Penitenciaria de todo el país. Fue una jornada de confraternidad, donde compartieron experiencias con los agentes nacionales que llegaron desde prácticamente todas las diócesis del país.

Reflexionaron sobre “Psicología del privado de libertad” con la exposición a cargo de la Psicóloga Norma Toucedo.

En el marco del encuentro eligieron, asimismo, a los nuevos integrantes de la Coordinación Nacional en mérito a que los anteriores ya habían cumplido el período reglamentario de ejercicio para el que fueron elegidos. También se distribuyó entre los asistentes un documento de formación elaborado por la Coordinadora, conteniendo material para el trabajo en cárceles.

La jornada de trabajo fue evaluada por los mismos participantes como muy positiva y desde allí “…

Declaración final de la Asamblea 

Desde la mirada compasiva de Jesús procurando comprender a las personas privadas de libertad

Los delegados de las distintas Diócesis vinculados a la Pastoral Penitenciaria del Uruguay perteneciente a la Iglesia Católica, nos hemos reunido en el Centro de Espiritualidad Santa Rafaela María (Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús) en la ciudad de Montevideo en el marco de nuestra 4ta Asamblea Nacional.

Por este medio queremos hacer llegar nuestro mensaje a los obispos; a las autoridades nacionales y departamentales; a las comunidades de todo el país alas personas privadas de libertad; a las víctimas, a los guardias cárceles; a todas las familias afectadas por la situación de cárceles y a la sociedad en general.

Continuamos percibiendo en nuestro Sistema Penitenciario y Justicia Penal carencias en materia de infraestructura, que generan situaciones de hacinamiento crítico y riesgo tanto para la salud como para la propia vida de las personas recluidas y la de quienes allí trabajan. Así también persisten abusos injustificados del uso de la fuerza por parte de quienes custodian los centros, en muchos casos debido a la falta de profesionalización y capacitación de los mismos, y una profunda desigualdad en cuanto a las políticas dirigidas hacia las mujeres privadas de libertad y sus hijos/as.

La prisión preventiva sigue aplicándose como una regla y no la excepción, siendo muy alto el porcentaje de procesados frente a los penados. A pesar de ello vemos con agrado una mayor inversión en la mejora de las condiciones de privación de libertad, distintas iniciativas para la capacitación e inserción de liberados y privados de libertad mediante convenios. Se ha comenzado a implementar la tecnología para una digna revisación de familiares, lo cual implica una mejora tanto en la seguridad como en los derechos de los familiares, reclusos y los funcionarios.

Nuestra Pastoral Penitenciaria desde su singular labor, propia de su identidad, quiere aportar en el encuentro con nuestros hermanos/as una escucha atenta basada en la gratuidad, generando experiencias afectivas correccionales dando respuesta a las grandes dificultades existentes.

Hacemos un llamado a nuestros pastores para que en consonancia con los lineamientos de la Iglesia Latinoamericana y Universal continúen alentando y promoviendo los grupos de Pastoral Penitenciaria, como instrumentos de transformación y reconciliación.

Invitamos a todos los demás actores sociales vinculados a la realidad carcelaria, a continuar trabajando en busca de un mundo más justo y fraterno, generando una sociedad más integrada e inclusiva.

A todos los agentes pastorales los invitamos a seguir siendo testigos del amor de Dios, reconociendo a Jesús encarnado en la persona de los privados/as de libertad compartiendo con ellos la buena nueva del evangelio.

Montevideo, 28 de septiembre de 2013