Fuente: Quincenario «Entre Todos» Nº 330 |
“¡SERÁN SACERDOTES PARA AMAR Y SERVIR!”
En la tarde del domingo 11 de mayo la arquidiócesis vivió uno de los días más importantes del año al celebrar la ordenación sacerdotal de cinco diáconos que han sido incardinados a la Iglesia de Montevideo. La Catedral Metropolitana se encontraba colmada de fieles. Junto al arzobispo, que presidía la eucaristía, concelebraron el obispo auxiliar de Montevideo, mons. Milton Tróccoli, el arzobispo emérito, mons. Nicolás Cotugno, y el obispo emérito de Florida, mons. Raúl Scarrone, y decenas de sacerdotes. Dejamos la palabra a mons. Daniel Sturla, que en la homilía fue presentando algunos aspectos del misterio de la ordenación sacerdotal.
¡He venido para que tengan vida!
Queridos hermanos y amigos:
¡Con gran alegría les doy la bienvenida a esta santa catedral que hoy vive uno de los días más felices del año!
Sean todos bienvenidos pero de un modo especial esta palabra quisiera que llegara a lo más profundo del corazón de las familias de estos cinco hermanos.
Dos son brasileros: Wagner: nació en Igatú, (agua buena) en el estado de Ceará, al norte de Brasil; David, es de Mogi das Cruzes en el estado de San Pablo; Alan es ecuatoriano, nacido en Quito, pero vivió en Cuenca.
Los uruguayos son: Ariel, que nació el día de la inauguración de la capilla en la localidad de Paraje Gaetán, Lavalleja; y Leonardo, que es el único montevideano, de Maroñas…
Bendita tú eres
¡Han venido sus padres, familiares, amigos! ¡Gracias! ¡Bienvenidos!
Todos serán ordenados para formar parte del clero de esta arquidiócesis,
¿Cómo no saltar de alegría como lo hizo aquel niño en el vientre de su madre cuando sintió cercana la presencia del Salvador? Hoy me gustaría decirles a cada una de las madres de estos futuros sacerdotes, como en esa escena evangélica: ¡bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¡Hoy en Uruguay es el día de la madre, feliz día a todas las madres! ¡Y en este día, la Madre Iglesia vive una experiencia de sala de parto!
De Cristo
Cinco hermanos nuestros, cinco hijos de Dios, bautizados y por tanto partícipes del sacerdocio común de todos los fieles recibirán ahora el sacerdocio ministerial. Serán configurados a Cristo sacerdote, cabeza y esposo de la Iglesia. Saldrán de esta catedral renacidos, con una identidad nueva, serán para siempre sacerdotes de Cristo.
¿Para qué esto? ¿Qué sentido tiene?
Cristo, el Buen Pastor, el que conoce las ovejas por su nombre, el que va en busca de la oveja perdida, el que carga la herida sobre sus hombros y cura sus llagas… Cristo Pastor, sacerdote eterno, nos revela de un modo hermoso su misión y la misión de ustedes: “¡He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia!”
Para amar y servir
Leonardo, Ariel, Alan, David y Wagner, son hechos sacerdotes no para ganarse la vida ni para deleite de su ego, ni por un sentimiento mundano de honor o de poder. ¡Serán sacerdotes para amar y servir! Para llevar la vida de Cristo a toda persona con la que se crucen y para ser así anunciadores y propagadores del Reino que viene y que ya está, del reino que es Dios presente en la historia para salvarla. Se integrarán al presbiterio de Montevideo para que junto con todo el Pueblo de Dios del que forman parte, anunciar el gozo del Evangelio, la misericordia del Padre, la presencia del espíritu en la historia.
Manos ungidas
Sus manos serán ungidas con el santo crisma… Con sus manos bendecirán y consolarán, bautizarán y absolverán, pero sobre todo, en sus manos consagradas se realizará el mayor de los misterios del amor: el pan y el vino se transformarán en cuerpo y sangre de Jesús. El sacrifico del calvario se hará actual en ellas… No se trata de una película que nos conmueve, ni de una aparición que convoca multitudes. Él, el Hijo de Dios: alma, cuerpo, sangre y divinidad en sus manos, por medio de sus palabras humanas que serán suyas y de Cristo.
Nunca serán iguales sus manos después de hoy… les invito que se las miren, las contemplen y que con ellas alaben al Señor y le den gracias…
Que sean manos tendidas para todos, pero especialmente para el pobre, el enfermo, el que sufre… que sean manos de trabajadores y no de holgazanes.-
Manos para servir…
Tentaciones del Maligno
El Maligno les tenderá trampas a lo largo de la vida… Pero es un vencido, no le tengan miedo. La Virgen ni lo mira, solamente le pisa la cabeza sin pestañar…
Yo quisiera advertirles de una trampa sutil: al no tener una mujer a la que amar, al no engendrar hijos físicamente, al no vivir pues el amor humano según los dictados más hondos de la naturaleza, el Maligno procurará secar su corazón haciendo que se detengan en ustedes mismos. No dejen que se les seque el corazón, mirándose a sí mismos…
Vivir para Él
Ni una mirada complaciente porque les va bien, y los aplauden.
Ni una mirada triste y desesperanzada porque han tenido algún fracaso y se han ganado una rechifla.
No se detengan en ningún espejo para contemplarse poderosos o vencidos…
Recuerden lo que de modo magnífico expresa la plegaria eucarística IV: “y porque no vivamos ya para nosotros mismos, sino para Él que por nosotros murió y resucitó”
Sencillamente no se miren, mírenlo a Él, ¡a Cristo, al salvador, al amigo, al hermano, al Señor! Contémplenlo en la Eucaristía y en los pobres, allí lo verán. Allí lo encontrarán.
La alegría que da el Señor
En el reflejo de Sus ojos se podrán contemplar a ustedes mismos, con humildad y con amor… y vivirán el gozo del don recibido… Vivirán para él y crecerán cada día en el amor y en el servicio. Desde los ojos de Cristo Pastor tendrán la mirada amplia del Reino que crece misteriosamente en la historia, y el Señor les dará esa alegría que sólo Él puede dar y que nadie les podrá quitar.
María madre
Hoy la Madre Iglesia se hace a su vez esposa. Ámenla como la amó Cristo. Den su vida por ella.
María Santísima se hace hoy madre de ustedes con nuevo título, que ella sea la mujer de sus vidas.
Sí la Virgen es amable y cercana. Contémplenla y se llenará de gozo su corazón de hijos. Ella es “vida, dulzura y esperanza nuestra”.
