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El jueves 3 de abril, el Arzobispo de Montevideo, Mons. Daniel Sturla, presidió por primera vez la Misa de Inicio de Cursos en la que participaron 1000 alumnos de colegios católicos de la Arquidiócesis.

Desde muy temprano, en la soleada mañana, comenzaron a llegar desde todos los rincones de la ciudad las delegaciones representando a los colegios católicos de la Arquidiócesis. A medida que se iban ubicando eran recibidas con mucho entusiasmo con la animación del Hna. Luz Cigarán y el P. Marco Piola, que los invitaban al canto y la alegría de estar juntos poniendo en manos del Buen Padre Dios un año más de cursos. Igual que el pasado año, los monaguillos del colegio San Francisco acompañaron la celebración.

Luego de la proclamación del Evangelio de San Mateo, el Pastor, con lenguaje claro y sencillo, que lo caracteriza como educador, se dirigió a los niños y jóvenes presentes.

Sal de la tierra y luz del mundo

En su homilía, Mons. Sturla manifestó: “Hemos escuchado el Evangelio y Jesús nos dice dos cosas: ‘Ustedes son la sal de la tierra’ y ‘Luz de mundo’.esús dice ustedes tienen que ser la sal de la tierra y ¿para qué sirve la sal? Para que las cosas tengan su sabor. Antiguamente, cuando no había heladera, se usaba la sal para conservar la carne, el pescado. Cuando Jesús dice ustedes tienen que ser la sal de la tierra, dice que tenemos que ser personas que den sabor a la vida y que permanezca en ustedes lo más importante que han aprendido, lo que uno aprende lo tiene que conservar, por eso cuando vamos pasando de año a año y llegamos al liceo permanece todo lo que hayamos podido asimilar. Sal de la tierra para dar sabor, sal de la tierra para conservar lo que se aprende. Sal de la tierra es algo valioso”.

“En un colegio lo más valioso que tiene no es el laboratorio de química y de física, ni el edificio, ni el gimnasio, ni los instrumentos del gimnasio, ni los instrumentos de música”, aseveró el Pastor al tiempo que planteaba “¿qué es lo más importante en el colegio? ¿saben qué es?”. “Las personas, y sobre todo y lo que más vale: es cada uno de los alumnos, cada uno de ustedes”, respondió.

Prosiguió explicando: “la otra comparación que decía el Evangelio es: ”`Ustedes son luz del mundo` y ahí es bien fácil, cuando está oscuro sabemos que tenemos que iluminar, precisamos de la luz. Hay cosas que tiene luz propia, por ejemplo en los astros el que nos da luz y calor es el sol. La luna nos da luz, pero no tiene luz propia, sobre todo cuando hay luna llena en Semana Santa es la próxima luna llena, en estos días vamos a ver cómo va creciendo, nos va diciendo que nos estamos acercando a la Semana Santa, la Santa Pascua, perola luna refleja la luz del sol. Los cristianos estamos llamados a reflejar la luz que es Jesús, por eso las personas más luminosas son aquellas más amigas de Jesús. Entonces cuando nos dicen sal de la tierra, luz del mundo, ojalá que podamos dar sabor con nuestra alegría, aprender mucho y conservarlo, saber que somos lo más valioso que hay en el colegio, y ser cada uno de nosotros una luz capaz de iluminar porque somos amigos de Jesús”.

“Eso es lo que le pedimos al Señor en esta misa. Cuando empezaba y veíamos venir todas las banderas, ¡qué bueno pensar que tras estas banderas estaban todos los alumnos del colegio representados!.Y ustedes que están aquí con los directores, los maestros, los profesores, representan a todos los alumnos, directores, profesores de los colegios católicos a todos les deseamos, como dice el Evangelio, como dice Jesús: que sean sal de la tierra y luz del mundo”, concluyó su homilía el Arzobispo de Montevideo.

Oraciones, ofrendas, gracias

Los alumnos del colegio Santo Domingo pidieron en nombre de todos por  nuestras necesidades. Los dones fueron llevados al altar por los alumnos del colegio Federico Ozanam. Y el flamante Centro Educativo Providencia dio gracias a nuestra Madre María.

Al finalizar Mons. Sturla, con una sonrisa, tuvo una palabra para cada alumno que se acercaba a recibir un ejemplar de la Exhortación del Papa Evangelii Gaudium, para que en cada comunidad educativa se viva la alegría del Evangelio.

En base a crónica tomada del Quincenario «Entre Todos» Nro. 327