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Mons. Sanguinetti bendijo imagen de Jesús Sacerdote y Cordero eterno en Catedral de Canelones

By 05/12/2014diciembre 12th, 2014No Comments

HP

Con la Iglesia Catedral colmada de fieles, el lunes 1 de Diciembre, el Obispo de Canelones, Mons. Alberto Sanguinetti presentó y bendijo la imagen de Nuestro Señor Jesucristo, sacerdote y cordero eterno, en la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe.

El acto comenzó a las 20 hs, con una exposición del Obispo presentando la imagen del fresco, su ubicación en la iglesia y su significado.

Luego, presidida por Mons. Sanguinetti, acompañado del Obispo Auxiliar, Mons. Hermes Garín, y del Obispo emérito, Mons. Orlando Romero, con un grupo numeroso de sacerdotes se cantaron las Vísperas Solemnes.

Se destacó un nutrido grupo de religiosas y de religiosos, celebrando la apertura diocesana del Año de la Vida Consagrada.

Después de la lectura, el responsorio y la predicación tuvo lugar la oración de bendición.

Al Magnificat a la incensación del altar y de la cruz siguió la incensación de la imagen.

Terminadas las Vísperas se canto el Te Deum. Cabe destacar que este himno antiquísimo tiene toda una parte de glorificación de Cristo, Rey de la gloria, que está sentado a la derecha del Padre.

Al final se leyeron mensajes del Nuncio Apostólico, Mons. George Panikulam, del Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti y del Obispo de Mercedes, Mons. Carlos Mª Collazzi.

En los agradecimientos Mons. Sanguinetti presentó a la artista de tan magna obra, Alicia Bauer Arrillaga de Alonso, que fue ovacionada con un larguísimo aplauso.
Luego de la bendición pontifical, la salida estuvo acompañada del órgano y de las campanas de la iglesia.

Era indescriptible el gozo compartido por el bellísimo ícono, por su sacralidad y mensaje, así como por toda la celebración. La asamblea celebró, cantó, participó del gozo del canto del Oficio Divino, en la realidad que nos proclama el Concilio Vaticano II:
«El Sumo Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cristo Jesús, al tomar la naturaleza humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en las moradas celestiales. El mismo une a sí la comunidad entera de los hombres y la asocia al canto de este divino himno de alabanza.
Porque esta función sacerdotal se prolonga a través de su Iglesia, que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo, no sólo celebrando la Eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio divino» (una de cuyas partes principales son las Vísperas) (SC83).

Fuente: http://www.diocesisdecanelones.com/