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Mons. Nicolás Cotugno: “Mi querido hermano, Arzobispo Daniel, quiero asegurarte mi total adhesión y fidelidad en la disponibilidad más humilde, afectuosa y sincera”

By 14/03/2014marzo 21st, 2014No Comments

Compartimos las palabras de Mons. Nicolás Cotugno, Arzobispo emérito de Montevideo al Arzobispo Mons. Daniel Sturla.

PALABRAS DE MONS. NICOLÁS COTUGNO, SDB.,

ARZOBISPO EMÉRITO DE MONTEVIDEO

TOMA DE POSESIÓN DE

MONS. DANIEL FERNANDO STURLA BERHOUET, SDB.

COMO ARZOBISPO DE MONTEVIDEO.

Querido Daniel:

El 28 de febrero se concluía en Roma la reunión de la Plenaria, de todos os integrantes de la Pontificia Comisión para América Latina con el Papa. Al saludarlo al término de la misma, tuve la oportunidad de agradecerle el nombramiento de Daniel. Al notificarle que en el día de hoy se iba a celebrar la toma de posesión, comentó con gran cariño el acontecimiento y me encargó de llevarle personalmente su saludo y bendición a Mons. Daniel y a toda la Arquidiócesis de Montevideo. Cosa que hago con inmenso placer.

Queridísimo Daniel, el Espíritu Santo te ha elegido para ser pastor de esta Iglesia de Montevideo. Bendigo al Señor, unido a toda la comunidad eclesial, por este don y te confieso que tengo una enorme alegría al entregar a tu corazón el cuidado pastoral de esta Iglesia que he tenido el privilegio de servir y de amar con todas mis fuerzas a lo largo de estos últimos 15 años. Hoy me despido oficialmente de ella, entregándola en tus manos y en tu corazón de Buen pastor.

Cuando el 4 de marzo de 2012, segundo domingo de cuaresma, el Espíritu Santo te ordenó obispo por la imposición de mis manos en esta misma Catedral, te deseaba que Cristo Jesús, el Resucitado, nuestro Buen Pastor te configurara de tal manera a Él que pudieras ser testigo de su resurrección, junto con todos los obispos del mundo.

Ahora, quiero expresar el mejor augurio para tu servicio pastoral a la arquidiócesis con las mismas palabras que Papa Francisco dirigió a la Congregación de los Obispos el 27 de febrero , trazando de alguna manera el identikit del obispo de los tiempos actuales:

“Analicemos – dice – el momento en que la Iglesia Apostólica debe recomponer el Colegio de los Doce tras la traición de Judas. Sin los Doce la plenitud del Espíritu no puede descender. Hay que buscar al sucesor entre los que han seguido desde el principio el recorrido de Jesús y ahora puede convertirse “junto a los Doce” en un “testigo de la resurrección”. Hay que seleccionar entre los seguidores de Jesús a los testigos del Resucitado. También para nosotros ese es el criterio unificador: el obispo es aquel que sabe hacer actual lo que acaeció a Jesús, y sobre todo sabe, junto con la Iglesia, hacerse testigo de su Resurrección. No un testigo aislado sino junto con la Iglesia. Quiero subrayar que la renuncia y el sacrificio son inherentes a la misión episcopal. El Episcopado no es para uno mismo, sino para la Iglesia, para los demás, sobre todo para aquellos que según el mundo se deben descartar. Por lo tanto para individuar a un obispo no hace falta contabilizar sus dotes humanas, intelectuales, culturales y ni siquiera pastorales. Es cierto que necesitamos a alguien que sobresalga: 

su integridad humana asegura la capacidad de relaciones sanas… para que no proyecte sobre los demás sus carencias y se convierta en factor de inestabilidad……. 

su preparación cultural le permite dialogar con los hombres y sus culturas… 

su ortodoxia  y fidelidad a la Verdad completa custodiada por la Iglesia hace de él un pilar y un punto de referencia… 

su transparencia y su desapego a la hora de administrar los bienes de la comunidad le otorgan autoridad y encuentran la estima de todos. 

Todas estas dotes imprescindibles deben ser, sin embargo, una declinación del testimonio central del Resucitado, subordinadas a este compromiso prioritario”. 

¿Será que los obispos estamos llamados a ser el facebook o el twitter del resucitado?

Mi querido hermano, Arzobispo Daniel, quiero asegurarte mi total adhesión y fidelidad en la disponibilidad más humilde, afectuosa y sincera, invocando por intercesión de la Virgen de los Treinta y Tres el auxilio del Espíritu Santo para que te colme con sus dones y hagan de ti, un testigo fiel del Resucitado.

Desde esta celebración, en cada celebración eucarística junto al nombre de Papa Francisco resonará desde lo más profundo del alma tu nombre, Daniel, junto al de tu invalorable Obispo Auxiliar Milton, a fin de que el Señor, el Resucitado, se acuerde de su Iglesia y la lleve a la perfección por el amor.

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