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Mons. Galimberti señala «grueso error» de precandidato del FA

By 12/04/2019No Comments

Pablo

El Obispo emérito de Salto, Mons. Pablo Galimberti, en su columna semanal en el Diario “Cambio” señala el “grueso error” al que incurrió el ex Intendente de Montevideo y precandidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, al referirse al mensaje elaborado por los obispos ante las próximas elecciones: “Tiempo de elecciones, tiempo de esperanza”. Mons. Galimberti atribuye el error a “la lectura `por arriba´ o una trampa del inconsciente”.

En un acto partidario, el precandidato dijo que “`ojalá´” la Iglesia no haya querido decir que colonizar es `defender la igualdad de género’”. En su mensaje, los obispos señalaron: “Vemos con honda preocupación que forma parte del proceso de ‘deconstrucción’, que el Estado se apropie del derecho y el deber primario de los padres de educar a sus hijos según su propia escala de valores, para darles desde la infancia una visión deformada de la sexualidad, del matrimonio y de la familia. Estamos sufriendo en Uruguay una auténtica ‘colonización ideológica, denunciada en más de una ocasión por el Papa Francisco y por nosotros mismos”.

Mons. Galimberti reconoce que el Estado en un esfuerzo común con la sociedad civil  “presta un importante servicio a las familias sobre todo vulnerables (CAIF, Clubes de Niños, Centros Juveniles…)” pero destaca, al mismo tiempo, que “también observamos con mucha preocupación amenazas y erosiones”.

Luego de explicar qué entiende la Iglesia por “ideología de género” y por “colonización ideológica”, el obispo expresa el deseo de “ser respetuosos”. “´Con libertad ni ofendo ni temo´ decía nuestro Prócer y los orientales lo repetimos con orgullo. El derecho a la discrepancia en búsqueda de la verdad es intrínseco en una saludable democracia”, concluye .

¡LEA BIEN, MARTÍNEZ !

Mons. Pablo Galimberti

El Domingo pasado Daniel Martínez, precandidato del Frente Amplio, aludió al reciente mensaje de los obispos de la Iglesia Católica: “Tiempo de elecciones, tiempo de esperanza”. Pero la lectura “por arriba” o una trampa del inconsciente, lo indujeron a un grueso error.

Confunde dos párrafos. El referido a la mujer (numeral 8) con la “colonización ideológica” (numeral 9), referida a la ideología de género.

En el numeral 8 el documento de la iglesia destaca el protagonismo positivo de la mujer uruguaya, “gran signo de esperanza de tiempos mejores”. Allí señalamos su creciente presencia social como un enriquecimiento para todos.

En el párrafo siguiente (N. 9) nos referimos a la realidad de la familia, núcleo de amor, apoyo, colaboración y educación de los hijos. En Uruguay y en el mundo. Citamos las palabras luminosas plasmadas en el artículo 40 de nuestra Carta Magna.

¿Cómo cuida el Estado la institución familiar? Con alegría apreciamos que desde hace años, en un esfuerzo común del Estado y la sociedad civil, se presta un importante servicio a las familias sobre todo vulnerables (CAIF, Clubes de Niños, Centros Juveniles…).

Pero también observamos con mucha preocupación amenazas y erosiones. “Vemos con honda preocupación, -afirmamos- el proceso de deconstrucción de la familia, que el Estado se apropie del derecho y el deber primario de los padres a educar a sus hijos según su propia escala de valores, para darles desde la infancia una visión deformada de la sexualidad, del matrimonio y de la familia” (N. 9).

En este párrafo hacemos una afirmación -que Martínez confunde, interpretando que la referimos sólo a la mujer. Con preocupación y dolor llamamos la atención a todas las familias uruguayas, “sobre una visión deformada de la sexualidad, del matrimonio y de la familia.” Decimos con mucho respeto a nuestros compatriotas: estamos palpando en Uruguay una “colonización ideológica”.

Nos referimos a la “ideología de género” que no es invento uruguayo. Viene propuesta desde las últimas décadas del siglo pasado. Los ideólogos y abanderados de la ideología afirman que independientemente del sexo, el género sería opcional y cada uno elige “según lo que siente”. Un niño-a o adolescente podría preferir “según su sentir” elegir un género diferente a su sexo, iniciando un complejo tratamiento. El “lenguaje del cuerpo” se relativiza y se cambia por inclinaciones que generalmente (según datos científicos) son transitorias, propias de una evolución y desarrollo de la personalidad.

Un reciente editorial del diario británico Times (09/04/19), laico, informaba que 5 médicos renunciaron a la única clínica británica para la reasignación del género. Lamentan los experimentos irresponsables en centenares de niños y adolescentes, rápidamente diagnosticados como “transgénero”, encaminándolos a dañosos tratamientos hormonales.

No son fantasmas. Nuestro país no inventó la pólvora. Lo grave sería que en la educación, la medicina o pericias psicológicas, con esta perspectiva de género, se asuman estas pautas sin un comprobado fundamento científico.

A esto lo llamamos “colonización ideológica”.  El valor de cada niño o niña y de cada adolescente merece el mayor de los respetos.

Queremos ser respetuosos. “Con libertad ni ofendo ni temo” decía nuestro Prócer y los orientales lo repetimos con orgullo. El derecho a la discrepancia en búsqueda de la verdad es intrínseco en una saludable democracia.