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Mons. Fuentes recomienda 5 actitudes para aprovechar al máximo la Cuaresma

By 04/03/2017No Comments

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Al inicio de la Cuaresma, el Obispo de Minas, Mons. Jaime Fuentes, recuerda cinco pasos recomendados por San Josemaría Escriba de Balaguer para aprovechar al máximo la oportunidad de conversión que ofrece Dios en este tiempo litúrgico.

“Mantener el alma joven, invocar al Señor, saber oír, descubrir lo que va mal y pedir perdón” son las cinco “actitudes de fondo que, un año sí y al otro también, vale la pena cultivar durante este tiempo bendito”, propone Mons. Fuentes en su blog www.desdeelverdun.org

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CÓMO APROVECHAR LA CUARESMA

El 1° de Marzo este año, empieza la Cuaresma, cuarenta días de capital importancia que merecen toda nuestra atención. Una vez más se escucha a Jesús que, a pesar de tantas indiferencias, con divina paciencia nos suplica: déjense convertir por Dios, déjense amar por Dios.

¿Qué podemos hacer durante estas semanas? Al llegar la Cuaresma, desde hace muchos años, vuelvo a leer una meditación de san Josemaría en la que siempre hago descubrimientos. Se titula La conversión de los hijos de Dios, se encuentra en el libro Es Cristo que pasa y en varios sitios de Internet.

En esa homilía está descrito en cinco pasos la actitud propia de este tiempo en el que, viniendo de Dios la reiterada iniciativa amorosa de pedirnos la conversión hacia Él, no obstante requiere, para ser eficaz, una activa respuesta de cada uno.

El texto dice que “para facilitar la acción de la gracia divina” -sin ella cualquier pretensión es estéril desde su arranque- que en esta Cuaresma vuelve a volcarse en los hijos de Dios, “hace falta mantener el alma joven, invocar al Señor, saber oír, haber descubierto lo que va mal, pedir perdón”.

Estas son las actitudes de fondo que, un año sí y al otro también, vale la pena cultivar durante este tiempo bendito.

Mantener el alma joven es la primera y fundamental. ¿Qué significa? Entre otras posibles explicaciones, pienso que la juventud del alma se expresa en la capacidad de ilusionarse con una meta y, una vez concretada, poner empeño para alcanzarla.

En lo físico, tal pretensión tiene los límites impuestos por la edad o la salud; en el campo espiritual, en cambio, no conoce ninguno: y es que siempre se puede recomenzar a aprender a querer.

De aquí que sea muy importante, a la hora de concretar esa meta, dar en el blanco. Para eso resulta esencial invocar al Señor. Con palabras del ciego Bartimeo, su “¡Señor, que vea!” puede ser una muy feliz invocación: quiero ver qué es lo que puedo y debo corregir en mi vida.

Quiero ver o quiero oír, qué más da: espiritualmente es lo mismo. Saber oír, dice san Josemaría que es la tercera actitud. Dios puede responder de muchas maneras a la petición. Por ejemplo: me contó una madre de familia que su hija adolescente le soltó un día: – Mamá, ¿tú no te das cuenta de que estás todo el día quejándote? No se había dado cuenta. Le agradeció a su hija que se lo hiciera ver, para corregirse. Dios habla por medio de otras personas…

Haber descubierto lo que va mal, en la raíz: ¿tengo deseos de sobresalir?, ¿sentimientos de víctima?, ¿celos por lo que otros tienen?, ¿miedo de que no me valoren?, ¿inseguridad en la relación con los demás? etcétera, etcétera. ¿Y por qué se manifiestan esas cosas que crean inquietudes y distanciamientos con las personas?… Sacar a la luz las infecciones es adelantar la mitad del camino. El diagnóstico y la terapia vendrán después, con la ayuda de un buen acompañante espiritual.

Pedir perdón. Llegamos al final del itinerario. Pedir perdón a Dios y a quien hayamos podido ofender. La Cuaresma es el mejor tiempo para hacer una Confesión a fondo, contrita, llena de amor y de deseos de rectificar lo torcido.

No podemos pretender “ser otro” a partir de este tiempo que vamos a estrenar el Miércoles de Ceniza. En cambio, sí podemos aspirar a hacerle más fácil a Dios que cambie en nosotros lo que vea que es necesario cambiar.

Con el deseo de que tengamos todos una buena Cuaresma, una bendición con todo afecto,

+ Jaime

Obispo de Minas