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Mons. Fajardo en la Misa Crismal: «Hemos dicho sí al Señor porque queremos servirlo»

By 12/06/2020No Comments

Foto de Decos Diócesis de San Joséde Mayo

 

El pasado miércoles 10 de junio, el Obispo de San José de Mayo, Mons. Arturo Fajardo, se reunió por primera vez desde el comienzo de la pandemia con su presbiterio en la Catedral, para celebrar la Misa Crismal que, afirmó,“la hacemos fuera del tiempo normal, pero la hacemos para que podamos ungir al santo Pueblo de Dios”. Esta celebración fue motivo de recordar y renovar el compromiso asumido en la ordenación: “Aquí estoy, envíame”.

“A todo el santo Pueblo de Dios un saludo en este día”. Con estas palabras Mons. Fajardo comenzó la homilía de la Misa Crismal refiriéndose a tanta gente de la familia diocesana que hubiera querido participar de manera presencial en la celebración y que por la situación actual no pudo.

Esta celebración litúrgica que se realiza una vez al año, y que normalmente es en Semana Santa,  tuvo que desarrollarse con la Catedral cerrada y fue transmitida por internet. Asistieron únicamente los sacerdotes de San José y Flores, y algunos religiosos, laicos y diáconos en representación de toda la comunidad diocesana.

La Misa Crismal es una manifestación de la Iglesia, una expresión visible de la comunidad, cuerpo de Cristo, con diversos ministerios y carismas. Por lo cual no se trata solamente de la fiesta de los presbíteros, sino de todo el pueblo sacerdotal, o sea de todos los bautizados.

El Obispo diocesano tuvo palabras de aliento y agradecimiento para con todos “en estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir”. Aludiendo al Libro de Josué, citó el pasaje donde expresa: “Ahora pues, levántate […] no te dejaré ni te abandonaré”. Y agrega Mons. Fajardo: “Cuando leía estas palabras me llenaba de consuelo […] nos toca a nosotros ser valientes y firmes para acompañar a nuestra gente más allá de nuestras fragilidades personales y comunitarias”.

Foto de Decos Diócesis de San Joséde Mayo

Luego señaló que hay dos sentimientos que marcan este tiempo: los sufrimientos y el consuelo. El Obispo describió “los sufrimientos propios de lo que nos ha tocado vivir: la angustia de la enfermedad, del desconcierto, del aislamiento, de muchas veces no saber qué hacer, cómo acompañar, de gente que pierde el trabajo, de gente que está en el seguro de paro, de la violencia de todo tipo; y por otro lado los consuelos del Señor, que nos consuela para poder consolar”. Citando la segunda Carta de San Pablo a los Corintios agregó: “Si abundan los sufrimientos de Cristo, abunda la consolación. Es firme nuestra esperanza respecto a ustedes pues sabemos que son solidarios en los sufrimientos y así serán en la consolación”.

En esta celebración se consagra el santo Crisma, y se bendice el óleo de los enfermos y de los catecúmenos, para la celebración sacramental de toda la Diócesis. Dirigiéndose a los sacerdotes, quienes emplearán estos aceites en los Sacramentos, el Obispo dijo: “Nos ha ungido el Señor en la ordenación sacerdotal […] para ungir con el aceite del consuelo […] aceite que sana heridas, que conforta en la enfermedad, que fortalece para la lucha”. Enseguida, valiéndose de la primera lectura de la Misa, tomada del profeta Isaías, agregó que deben “vendar los corazones, anunciar la buena noticia, proclamar la liberación que trae el Señor, cambiar la ceniza por una corona, la ropa de luto por el óleo de la alegría, por el Crisma que tiene el buen olor de Cristo” y concluyó: “Que podamos llevar este buen olor a tantas cosas que se descomponen en la vida personal y comunitaria”.

Por último, el Obispo se refirió en la homilía a otro signo que es propio de esta celebración, la renovación de las promesas sacerdotales. El día de la ordenación “dijimos: heme aquí, aquí estoy y quiero ponerme de la parte del Señor, porque somos su parte […] Hemos dicho sí al Señor porque queremos servirlo a Él, en el servicio al Pueblo de Dios que se nos ha encomendado”.

Mons. Fajardo terminó su homilía pidiendo a Dios la gracia para poder ser instrumento del consuelo de Dios: “Que podamos consolar, que sepamos abrirle camino, abrirle espacio y que hoy renovemos esas dos palabras: heme aquí, envíame”.

Crónica del Pbro. Andrés Paredes de la Diócesis de San José de Mayo