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La relación con el Estado, la educación y la Misa con el Papa: focos de la Visita ad Limina en el fin de semana

By 24/11/2017noviembre 25th, 2017No Comments

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El sábado 18 los obispos se reunieron en la Secretaría de Estado con Mons. Paul Gallagher, responsable de la sección del relacionamiento con los estados.

Allí se dialogó sobre la relación de la Iglesia con el Estado uruguayo, y las distintas formas de colaboración que existen sobre todo en la educación no formal (CAIF, Club del Niño, etc).

Luego tuvo lugar la reunión con Mons. Vincenzo Zanni, secretario de la Congregación para la Educación Católica.

Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo y Presidente del Departamento de Educación de la Conferencia Episcopal del Uruguay, presentó el cuadro de la Educación Católica en nuestro país destacando que hay tres diferentes realidades: la educación formal; la no formal en convenio con el Estado; y la  Universidad Católica.

Luego se presentó la situación de los colegios católicos, principalmente de los que están en zonas más carenciadas. Dialogaron sobre varias iniciativas, especialmente la Fundación Sophia y la Fundación Nuti, así como del Liceo Jubilar Juan Pablo II.

Desde la Congregación se mostró un gran interés en todo lo que se viene realizando, teniendo en cuenta que a diferencia de otros países en Uruguay los colegios solo se sostienen con el aporte de los padres de los alumnos.

También valoraron el aporte de la Universidad Católica y de la Universidad de Montevideo.

Luego de estos encuentros los obispos se reunieron como Conferencia Episcopal para tratar varios temas de la pastoral en Uruguay. Especialmente se agradeció el servicio del P. José Luis Cereijo ofm cap, quien se ha desempeñado como secretario adjunto de la CEU, y que por su nuevo nombramiento como superior de la Provincia Argentino Uruguaya de los capuchinos tendrá que dejar esta labor.

I JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LOS POBRES

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El domingo los obispos concelebraron con el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, donde  participaron de la I Jornada Mundial de oración por los Pobres.

En su homilía, el Papa afirmó que “la omisión es también el mayor pecado contra los pobres” y aclaró que “adopta un nombre preciso: indiferencia”. La indiferencia “es decir: `No es algo que me concierne, no es mi problema, es culpa de la sociedad. Es mirar a otro lado cuando el hermano pasa necesidad, es cambiar de canal cuando una cuestión seria nos molesta, es también indignarse ante el mal, pero no hacer nada”, precisó el Santo Padre. “Dios, sin embargo, no nos preguntará si nos hemos indignado con razón, sino si hicimos el bien”, aseguró el Papa.

LOS GUSTOS DEL SEÑOR

“¿Cómo podemos complacer al Señor de forma concreta?”, planteó el Papa Francisco en su homilía. “Cuando se quiere agradar a una persona querida, haciéndole un regalo, por ejemplo, es necesario antes de nada conocer sus gustos, para evitar que el don agrade más al que lo hace que al que lo recibe. Cuando queremos ofrecer algo al Señor, encontramos sus gustos en el Evangelio”, señaló. En este sentido, el Papa Francisco aludió al Evangelio, concretamente a Mateo 25,40 que dice:  «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis». “Estos hermanos más pequeños, sus predilectos, son el hambriento y el enfermo, el forastero y el encarcelado, el pobre y el abandonado, el que sufre sin ayuda y el necesitado descartado. Sobre sus rostros podemos imaginar impreso su rostro; sobre sus labios, incluso si están cerrados por el dolor, sus palabras: «Esto es mi cuerpo» (Mt 26,26)”, aseveró.

“En el pobre, Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y, sediento, nos pide amor”, dijo el Santo Padre y aseguró que “cuando vencemos la indiferencia y en el nombre de Jesús nos prodigamos por sus hermanos más pequeños, somos sus amigos buenos y fieles, con los que él ama estar”. “Dios lo aprecia mucho, aprecia la actitud que hemos escuchado en la primera Lectura, la de la «mujer fuerte» que «abre sus manos al necesitado y tiende sus brazos al pobre» (Pr 31,10.20)”, subrayó.

El Papa explicó que la verdadera fortaleza no son “los puños cerrados y los brazos cruzados”, sino las manos “laboriosas y tendidas hacia los pobres, hacia la carne herida del Señor”.

Luego en el Aula Paulo VI el Papa almorzó con más de 1500 personas carenciadas de Roma. Los Diáconos Permanentes de Roma fueron quienes sirvieron la comida a los comensales. También se realizaron gestos de solidaridad animados por el Papa en distintos puntos de la ciudad de Roma.