Skip to main content
Noticeu

«Jóvenes del mundo virtual»: Reflexión de Mons. Pablo Galimberti

By 09/07/2018No Comments

Pablo

En su columna semanal en el Diario “Cambio”, el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, insta a reflexionar sobre el desafío que supone  la comunicación entre las nuevas generaciones y el mundo de sus educadores, padres y familias.

El Pastor cita a la periodista argentina Leila Sucari quien “describe algunos rasgos de estos jóvenes que `digitan su vida desde la pantalla y prefieren una montaña de emoticones a un asado con amigos´”.

“Para las nuevas generaciones el mundo que cuenta está en internet. Lo virtual es su territorio, el lugar donde sienten que pueden ser ellos mismos, expresar sus opiniones y construir su comunidad”, resalta el Obispo de Salto. “La nueva tecnología de la comunicación ofrece velocidad e inmediatez. Pero no tiene profundidad. Un día te abrazan con un emoticon y al siguiente te cruzan sin `registrarte´”, describe.

El Obispo, al plantear el tema, se hace eco de la pregunta formulada por la periodista: “¿Qué futuro vislumbramos para las nuevas generaciones con códigos propios de comunicación, donde la palabra y las “emociones” se expresan mediante íconos convencionales?”.

Jóvenes del mundo virtual 

Mons. Pablo Galimberti

Una nueva camada de jóvenes criados entre tablets y youtubers  está llegando a la adultez. La periodista argentina Leila Sucari describe algunos rasgos de estos jóvenes que “digitan su vida desde la pantalla y prefieren una montaña de emoticones a un asado con amigos”.

Según Wikipedia, esta franja se circunscribe por lo general a los nacidos entre la segunda mitad de los años noventa o desde finales del siglo pasado hasta el 2010. Rasgo destacable de este grupo es el difundido uso de internet desde el nacimiento. Están acostumbrados al uso de la tecnología y las redes sociales, lo cual los marca en su proceso de socialización.

Algunos europeos, plantean la hipótesis que crecer en un período de gran recesión imprime en esta generación una particular sensación de inestabilidad o inseguridad.

Esta generación no jugó a la pelota durante horas en la vereda, no se crió frente a un televisor ni se asombraron cuando vieron por primera vez una computadora. Vinieron al mundo cuando ya existían internet y los celulares.

Algunos los emparentan con la “generación selfie”: egocéntricos y desprejuiciados. Sin embargo su minuto de fama acabó con la llegada de la nueva generación. Casi el 26% de la población que suma alrededor de 2.000 millones en todo el mundo.

Esta generación maneja nuevos códigos de comunicación, tienen el mundo virtual naturalizado. Les resulta más fácil comunicarse por WhatsApp que a través de una conversación cara a cara.

A los adultos no nos resulta sencillo mantener una conversación por más de cinco minutos seguidos, confiesa una maestra.

Una madre con hijos de esta nueva generación ha señalado un rasgo llamativo. Según ella: “es imposible que me de un abrazo o me cuente algo de su vida… pero por WhatsApp es demostrativo y cariñoso. Al principio me molestaba su actitud, pero con el tiempo me resigné y entendí que es de otra generación. Aprendí a recibir sus emoticones con alegría y dejé de pedirle que me llame por teléfono”.

Me resigné, dice la madre. Lo llamativo sería contentarse con lo menos, o sea, con la caricatura estilizada de expresiones faciales humanas para expresar lo típico y exclusivo de la comunicación humana, como es la palabra o la mirada, una sonrisa dibujada o una lágrima de verdad.

La nueva tecnología de la comunicación ofrece velocidad e inmediatez. Pero no tiene profundidad. Un día te abrazan con un emoticon y al siguiente te cruzan sin “registrarte”. Es curioso que a mayor habilidades tecnológicas más escasean palabras para expresar la variada gama de sentimientos. ¿Los vínculos personales se empobrecen?

Leila Sucari plantea una pregunta: ¿qué futuro vislumbramos para las nuevas generaciones con códigos propios de comunicación, donde la palabra y las “emociones” se expresan mediante íconos convencionales?

Si todo sucede en el celular, si el infinito está al alcance de un clic ¿para qué correr el riesgo de encontrarse con otros seres de carne y hueso que no se pueden eliminar apretando un botón? Es la pregunta que nos traslada esta escritora invitándonos a reflexionar sobre el empobrecimiento de la comunicación entre las nuevas generaciones y el mundo de sus educadores, padres, familias….

Para las nuevas generaciones el mundo que cuenta está en internet. Lo virtual es su territorio, el lugar donde sienten que pueden ser ellos mismos, expresar sus opiniones y construir su comunidad.

El desafío está planteado.