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Homilía de Mons.Julio Bonino en la peregrinación nacional al Santuario de la Virgen de los Treinta y Tres

By 14/11/2012noviembre 23rd, 2012No Comments

En la invitación que los obispos les hicimos para participar en esta  peregrinación nacional  poníamos tres motivos:

-cincuentenario  de la declaración de la Virgen de losTreintay Tres como patrona principal ante Dios de toda la República  del  Uruguay por Juan XXIII

-celebración nacional de apertura del año de la fe 2012-2013 convocado por nuestro papa Benedicto XVI.

-los 50 años de la fundación de Caritas Uruguaya

Cincuentenario de la declaración de la Virgen de los treinta Patrona del Uruguay

«La noble tierra de los uruguayos, hermosa por el verdor de sus praderas y por sus cuchillas suavemente onduladas, se ufana de ser antigua sede de piedad mariana, la que, así como sugiere a los cristianos sentimientos religiosos, de la misma manera lleva con facilidad a todos los ciudadanos al recuerdo de la libertad conquistada y a los comienzos de la Patria naciente”.

Con estas palabras comienza el Papa Juan XXIII la bula con la que declara patrona principal de Uruguay a la Virgen de losTreintay Tres. Un poco más adelante, después de hablar del origen de esta devoción continúa diciendo: «Finalmente en nuestros días -lo que nos causa gran alegría- todo el pueblo de la República venera con amor ardiente a la misma Virgen, la cual, si de veras ocupa el centro del templo, con razón mayor se debe afirmar que vive en los ánimos y en las mentes de todos”. Y más adelante “con pleno conocimiento y detenida deliberación, y con la plenitud de Nuestra Autoridad Apostólica, por virtud de estas letras y para siempre, constituimos y declaramos a la bienaventurada Virgen María llamada comúnmente LA VIRGEN DE LOS TREINTA Y TRES, y cuya sagrada imagen es venerada con mucha devoción en la Iglesia Catedral de Florida, PATRONA principal ante Dios de toda la República del Uruguay, acordándole todos los derechos y privilegios litúrgicos que competen debidamente a los Patrones principales de los países”.

Su Santuario es considerado “Patrimonio Nacional”.

Patrona de nuestro país es un símbolo que “solidifica los orígenes culturales, raciales e históricos del Uruguay”. Esta imagen la tallaron los guaraníes en el siglo XVIII y fue entregada al indio de Santo Domingo de Soriano, Antonio Díaz. Es el símbolo de nuestra independencia, identificada con aquellos  libertadores los 33 Orientales.

Cuando comenzaba este siglo los obispos les decíamos acerca de la devoción mariana y refiriéndonos al evangelio que se acaba de proclamar: En la región montañosa de Judea, María, la Virgen de Nazaret que estaba encinta, visitó a su prima Isabel que, a su vez, esperaba dar a luz a su hijo Juan. Al recibirla en su casa, Isabel, llena del Espíritu Santo, le dijo con voz muy fuerte: “Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo. ¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor?» (Lc 1, 42-43). María, la humilde esclava, alabó largamente a su Señor y dijo: «desde ahora siempre me llamarán bienaventurada; porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas» (Lc 1, 48).

2.  Desde entonces, la Iglesia ha aclamado a María bienaventurada. Cada pueblo creyente la ha llamado familiarmente con un nombre distinto, peculiar, de acuerdo a su cultura y a su historia. «Tal vez se podría hablar de una específica ‘geografía’ de la fe y de la piedad mariana, que abarca todos estos lugares de especial peregrinación del Pueblo de Dios, el cual busca el encuentro con la Madre de Dios para hallar, en el ámbito de la materna presencia de ‘la que ha creído’, la consolidación de la propia fe».

3.  Los uruguayos denominamos a María con nombres nacidos de nuestra geografía y de nuestra historia creyente: Virgen de losTreintay Tres, del Verdún, de los Dolores, de la Merced, del Pilar, de Luján, de Guadalupe, de las Flores, de la Gruta de Lourdes, del Carmelo, del Rosario, la Inmaculada. Cada uno de estos nombres habla de nuestra memoria histórica de María, de la experiencia de su presencia maternal en nuestra tierra y de nuestro amor filial hacia ella. Nos visitó como a su prima Isabel, se quedó y permanece entre nosotros, en la fe del pueblo uruguayo que la aclama como «Estrella del alba», «Capitana y Guía». Como en Caná de Galilea, María, madre solícita, intercede ante Jesús por nosotros: «No tienen vino» (Jn 2, 3), ni pan, ni trabajo, ni paz…; y a nosotros nos dice: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2, 5). Y el agua se convirtió en vino.

Hoy renovamos nuestro amor filial a nuestra madre del cielo viniendo en peregrinación desde las mas diversas localidades de nuestro país para dar gracias a nuestro Padre Dios por el don que su Hijo nos regaló desde la cruz, cuando representados por Juan nos dijo “He aquí a tu madre”. Ciertamente así como sucede en la familia humana, la Iglesia-familia se genera en torno a una madre, quien confiere alma y ternura a la convivencia famliar. Ella atrae multitudes a la comunión con Jesús y su Iglesia, como lo experimentamos hoy en este su santuario nacional. Así como ella nos dio  al Salvador del mundo, así nos trajo el evangelio a nuestra Patria. ¡Cómo  no vamos a repetir diciéndole, una y mil veces, Dios te salve María llena eres de gracia, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús!

Maria inspiración cercana para aprender a ser discípuos y misioneros de Jesús en este año de la fe.

En este día en que explicitamos con nuestra presencia de peregrinos la conciencia de hasta qué punto Maria se ha hecho parte del caminar de nuestro pueblo uruguayo, en que nos admiramos de la profundidad con que ha entrado en el tejido de nuestra historia nacional, recordamos las palabras que Benedicto XVI nos dijo cuando vino a la  Conferencia en Aparecida

“María santísima, la Virgen pura y sin mancha es para nosotros escuela de fe destinada a guiarnos y a fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con el Creador del cielo y de la tierra. El Papa vino a Aparecida con viva alegría para decirles en primer lugar: permanezcan en la escuela de María”. Y él, en una carta dirigida a todos los fieles  y comunidades de la Iglesia Católica, nos ha convocado a celebrar un AÑO DE LA FE, que se inició el pasado 11 de octubre y culminará el 24 de noviembre de 2013 con la finalización  del año litúrgico.  Los obispos del Uruguay asumimos con alegría, esta iniciativa providencial y les recordamos que esta fecha no es casual. Coincide con los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por el Beato papa Juan XXIII y continuado por el papa Pablo VI, que sigue siendo un faro luminoso en el camino de renovación y fidelidad de la Iglesia actual. Es por eso que los exhortamos al estudio de los documentos conciliares y del Catecismo de la Iglesia Católica, que constituyen textos básicos para confirmar, comprender y profundizar lo que creemos.

Así pues,  este día  en forma conjunta, como Iglesia que peregrina en nuestra patria, hacemos de esta celebración  la apertura del año de la fe, Reafirmemos pues nuestro compromiso de como discípulos,  proponernos volver a la escuela de la fe. Todo lo que no se renueva se echa a perder. Nuestro Papa haciendo frente a la crisis del mundo nos propone el camino de la renovación de nuestra fe, camino de conversión. Digámonos unos a otros que la mejor manera de reafirmar nuestra fe es dándola. No hay mejor forma de fortalecer nuestra fe que compartiéndola y por ello nuestro urgente compromiso misionero.

Confiemos estos propósito a la Virgen de los 33, proclamada en el evangelio” Bienaventurada porque ha creído”(Lc 1,45).

Los 5O años de Caritas Uruguaya

Hagamos resonar entre nosotros, que queremos renovar nuestra fe las palabras de la carta de Santiago. ”¿Qué provecho saca uno cuando dice que tiene fe , pero no la demuestra con su manera de actuar? ¿será esta fe la que lo salvará? Si a un hermano o a una hermana le falta ropa y el pan de cada dia, y uno de ustedes les dice: Que les vaya bien; que no sientan frío ni hambre, sin darles lo que necesitan ¿de qué les sirve? Así pasa con la fe si no se demuestra por la manera de actuar; está completamente muerta. Y sería fácil rebatir a cualquiera: Tu tienes la fe y yo hago el bien, ¿dónde está tu fe que no produce nada? Yo por mi parte te mostraré mi fe por el bien que hago.” (St 2,14ss.)

En la primera encíclica que nuestro Papa escribió para todas las Iglesias del mundo nos recordó con claridad esta verdad señalando “La naturaleza ìntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios, celebración de los sacramentos y servicio a la caridad Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse una de otra. Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia.

Como les decía al principio quisimos que en la apertura nacional del año de la fe tuviera lugar la celebración de los 50 años de Caritas Uruguaya. Tal vez no todos tengamos idea de cual es la identidad de esta organización eclesial, tal vez para algunos les suene este nombre en relación al reparto de ropa y de alimentos entre los más pobres. Haya otros que ven estas prácticas como pertenecientes al pasado y piensan que Cáritas es algo más.

Cáritas Uruguaya es un organismo de la Conferencia Episcopal Uruguaya, que actúa desde 1962, miembro de la Confederación  Caritas Internacional que es la segunda red de ayuda humanitaria del mundo, presente en 165 paises y dedicada a la lucha contra la pobreza, la exclusión, la intolerancia y la discriminación. En Uruguay el Departamento de Pastoral social de la CEU, le encomendó en estos años cuatro cometidos específicos para su servicio: La pastoral penitenciaria, pastoral de atención a la drogadicción, la violencia en sus diferentes formas, y la participación e incidencia en las políticas públicas. En este año de celebración  recordamos y rezamos  por todos los que han llevado adelante con fe y amor iniciativas solidarias de asistencia y promoción de los más pobres en estos 50 años.  Y recordando aquella frase de Federico Ozanam  “No nos hagamos ver, pero si dejémonos ver, para con humildad animarnos y aprender”, se ha convocado a compartir las experiencias solidarias que se dan en nuestras diócesis para llegar a asignar  lo que hemos llamado el Premio Cáritas a la solidaridad. Es un reconocimiento a personas, propuestas o instituciones que fieles a su compromiso de fe cristiana  junto a las personas más pobres, construyen una realidad mejor.

Que en este año de la fe, nos animemos unos a otros a madurar la dimensión social de nuestra fe. Proclamemos personal y comunitariamente que Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre. Como nos dice el documento de Aparecida la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza. Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo. Y por eso los cristianos estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos. Los rostros sufrientes de los pobres son los rostros sufrientes de Cristo. Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos mas pequeños, conmigo lo hicieron”.” Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados y a los ciegos” (Lc 14,13).

 Desde Caná de Galilea,la Virgen nos dijo” Hagan lo que El les diga”, nosotros hoy ponemos nuestra disposición a obedecer a nuestra Madre. Y finalmente los invito a dirigirnos a ella, con las palabras de un sacerdote que en nuestra Diócesis de Tacuarembó compuso esta poesía, el padre Ricardo Sosa, sacerdote jesuita

 

Recorriendo el mundo virgen peregrina

Llegaste un día a nuestro Uruguay

Para ser la Madre del solar de Artigas

Y de los pioneros de la libertad.

 

Treintay tres valientes, desde la Agraciada

“libertas o muerte” juran ante ti,

Emprendiendo el sueño de la audaz Cruzada

Que gestó las glorias de este gran país.

 

En nuestras angustias, gozos y esperanzas,

vamos hacia Cristo con tu protección,

para que su vida colme nuestras ansias

de paz y justicia, bienestar y unión.

 

Que nuestras familias, Virgen de la patria,

Defiendan la vida, don del Creador;

Compartan alegres bienes y bonanzas

y sean santuario de fe y oración.

 

Pueda todo gaucho, Virgen campesina,

con trabajo asiduo cooperar con Dios:

rondas  mañaneras, tropeadas y esquilas

y cada domingo fiesta de fogón.

 

En la noche oscura, velas como Madre

Con las luminarias de la Cruz del Sur,

Arrullando el sueño de los orientales

como acostumbrabas  mecer a Jesús.

 

Virgen de la patria

Don de eternidad:

Madre Inmaculada

Reina de la paz

AMEN.

 

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