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El Papa entregará el palio a Mons. Daniel Sturla

By 19/06/2014junio 30th, 2014No Comments

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En los próximos días, Mons. Daniel Sturla viajará a la ciudad de Roma para recibir, el domingo 29 de junio, durante la celebración de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el signo del palio que el Papa Francisco entregará a todos los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año.

El Arzobispo de Montevideo aprovechará la ocasión para presentarse personalmente y entrevistarse con autoridades de diversos dicasterios de la Santa Sede.

Se llama Arzobispo o Metropolita al obispo que tiene a su cargo el cuidado pastoral de una diócesis, generalmente una porción del pueblo de Dios que vive en un territorio determinado, que además preside una provincia eclesiástica, un conjunto de diócesis agrupadas territorialmente con el fin de facilitar la cooperación de los obispos diocesanos y la acción pastoral común. Le compete al Santo Padre tanto la creación de una provincia eclesiástica como la designación del metropolitano.

El palio es una prenda de lana tejida a mano que se apoya sobre los hombros como una tira que cae por delante sobre el pecho y por detrás sobre la espalda. No existe información exacta sobre el origen de esta tradición, pero existen testimonios que datan del siglo IV e indican que el Papa usaba este palio. Es probable que se trate de una divisa imperial que haya pasado al uso de los obispos.

Le entrega del palio a los Arzobispos en Roma comienza en tiempos de Gregorio VII, apenas unos años después del año 1000, debido a la necesidad de controlar la elección de los obispos. Ya desde aquella época, los Metropolitas venían a Roma a recibir el palio. Posteriormente, el palio se concedió aún a aquellos que no eran Metropolitas como una distinción honorífica. Sin embargo, en la década de los años 70 del siglo pasado, Pablo VI reformó la tradición del palio estableciendo que se entregaría solamente a los Arzobispos Metropolitanos el día 29 de junio de cada año, solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, para destacar el vínculo que existe entre aquel que porta el palio y la Sede Apostólica. La simbología del palio se ha enriquecido a través de los siglos. Originalmente se trataba de una simbología de características eminentemente eclesiales. Durante el primer milenio, el palio representaba la pequeña oveja que se había perdido, que por lo tanto, era llevada sobre su hombro izquierdo por el pastor del rebaño. Después del primer milenio, el palio fue experimentando sucesivas transformaciones, tomando la forma actual de la letra griega Ypsilon apoyada sobre la persona que lo porta, asumiendo también un significado distinto.

Las cruces rojas han adquirido el significado de las llagas del Señor. Los tres alfileres se identificaron con los clavos de la crucifixión de Cristo. A partir de entonces, el palio ha adquirido sobre todo un significado cristológico, representando a Cristo el Buen Pastor. Hoy en día tenemos los dos elementos juntos el cristológico y el eclesiológico. El palio es de lana para significar la oveja perdida y también tiene las cruces y los alfileres para significar que el buen pastor da la vida por sus ovejas.

La Ley de la Iglesia establece que el Arzobispo debe solicitar al Santo Padre el palio, signo de la potestad de la que, en comunión con la Santa Sede, se halla investido en su propia provincia dentro de los tres meses de su designación. El Arzobispo puede usar el palio, cuando así lo indiquen las normas litúrgicas, en todas las Iglesias de la provincia que preside, o sea en todas las iglesias localizadas en las diócesis que componen la provincia eclesiástica de la que él es metropolitano. Sin embargo, nunca puede usarlo cuando se encuentre fuera de la provincia eclesiástica que preside y si fuera el caso que es trasladado a otra provincia deberá solicitarle al Papa un nuevo palio.

El rito de imposición del palio fue modificado por el Papa emérito Benedicto XVI, de manera que ahora se hace al inicio de la celebración con el objeto de evitar que se interrumpa la celebración Eucarística por la introducción de un rito relativamente largo que no reviste carácter sacramental y que dificulta la participación atenta y recogida en la Santa Misa. Anteriormente el palio se imponía a continuación de la homilía. Los ritos que se incluyen a continuación de la homilía durante las celebraciones Eucarísticas son normalmente sacramentales, a saber, el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal, el matrimonio, la unción de los enfermos. La imposición del palio no reviste el carácter de un sacramento y, por lo tanto, para evitar que se cometiera el error de pensar que se trataba de un rito sacramental, el Papa emérito decidió en su momento trasladarlo al inicio, como una forma también de acortarlo. Así, a partir del año 2012 se da lectura al nombre de los Arzobispos que recibirán el palio fuera de la celebración Eucarística, antes de la procesión de entrada y el canto del “Tu es Petrus” (Tú eres Pedro). Cuando el Santo Padre se encuentre junto al altar, se procede inmediatamente a la imposición del palio.

En base a información publicada en Quincenario «Entre Todos» Nº 331 y www.news.va
 
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