Mons. Pablo Galimberti
“La comunidad de Salto escribirá una página inolvidable” al recibir a “un pastor baqueteado en la siembra de la semilla evangélica en los surcos grises y dolorosos del vivir cotidiano”, señala Mons. Pablo Galimberti, actual Administrador Apostólico de la Diócesis Salto, en su editorial en la página “El Octavo día” del Diario “El Pueblo”.
Monseñor Galimberti comenta, asimismo, la afirmación de Mons. Fernando Gil, Obispo electo de Salto, al presentarse durante una breve estancia en Montevideo, compartida con los demás obispos y los seminaristas: “Vengo a dejar aquí mis huesos”. A partir de esta expresión, Mons. Galimberti reflexiona sobre la entrega de la propia vida “hasta el final”. Se trata de “sembrar, morir y renacer”, subraya.
Dejaré aquí mis huesos…
Mons. Pablo Galimberti
El obispo Fernando dice “adiós” a sus fieles, vecinos y parroquianos de Buenos Aires. Nada fácil alejarse a mitad de año. Comentó que desde su parroquia se preparan para acompañarlo hasta Salto.
La comunidad de Salto escribirá una página inolvidable. Agradeciendo a Dios que nos regala un pastor baqueteado en la siembra de la semilla evangélica en los surcos grises y dolorosos del vivir cotidiano.
Fernando vino cuatro días. Se reunió con hermanos obispos y encontró a los jóvenes de esta iglesia salteña que estudian en el Seminario, que compartieron expectativas.
Al presentarse expresó: vengo a dejar aquí mis huesos. Dar la vida hasta el final, regalarla día a día. Hermoso sueño que invita a ser generosos, porque la vida es breve.
Sembrar, morir y renacer. Nuestros huesos florecerán en vida nueva y para siempre. Lo creemos e intentamos vivir.
Publicado en «El Octavo Día» del Diario «El Pueblo», página a cargo del Decos Salto