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Homilía del P. Andrés Boone SDB, en el sepelio realizado el día 27 de febrero de 2024 en Parque del Recuerdo, ruta 5, departamento de Canelones.

(El P. Rafael Costa falleció en la noche del domingo 25 al lunes 26.)

Nos hemos reunido para encomendar el alma de nuestro hermano Rafael en el abrazo misericordioso del Padre Dios.

Rafael nació en Montevideo el 7 de julio de 1957. El 11 de julio Don Carlos (su padre) lo inscribió en el registro civil con el nombre de su padre: Rafael.  Fue bautizado en la parroquia del Cordón.  Posteriormente Don Carlos y Doña Ester le regalaron 2 hermanas y 1 hermano que también se hizo sacerdote salesiano.  A los 30 años y después de varios años de servicios profesionales y laborales, entró en el noviciado salesiano.  Fue ordenado sacerdote el 6 de octubre de 1991, por imposición de manos de Mons. Gottardi en el Santuario Nacional de María Auxiliadora de Villa Colón.

En una entrevista después de su ordenación testimoniaba de esta forma lo vivido: “En la celebración sentí como que se cumplía el llamado de Dios; no como una culminación, porque es el comienzo de una nueva vida, sino como «cumplimiento del llamado». En ese momento pasaron por mi cabeza cantidad de cosas… desde la relación con Dios que tuve de niño, de la catequesis que tuve en casa con los niños de las quintas, en el Colegio… Después, esos años de separación de la celebración de la Eucaristía y de la Reconciliación, el encuentro nuevo con Dios en los sacramentos… como que se me refrescó todo lo vivido en mi niñez, la presencia muy fuerte de María. Esta imagen que tengo acá era de mi tatarabuelo y de chiquitito yo sentía como que me hablaba… siempre fue una presencia importante, una mirada que me llamó la atención… y (volviendo a la celebración) al estar ahí, frente a la imagen de María Auxiliadora en el patio del Pío un poco sentí esa mirada, pero distinta, en la madurez de la vida cristiana, que me bendecía pero al mismo tiempo me pedía fidelidad a la vida sacerdotal.

El “Rafa”, como le decíamos cariñosamente, fue en sus primeros años de sacerdote encargado de pastoral del Instituto Juan XXIII, para luego ocuparse del Colegio Nuestra Señora del Rosario en Paysandú como director, acompañando también algunas comunidades de la parroquia, prestando un servicio a la comunidad de Quebracho a solicitud del obispo. Luego, en Talleres Don Bosco se ocupó de la dirección de esta casa promoviendo la modernización de los talleres y los programas en bien de la formación de los jóvenes obreros.  En estos tiempos  ya colaboraba como Secretario Ejecutivo en el Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal del Uruguay, promoviendo varias publicaciones.  A su vez colaboraba en varios servicios a nivel inspectorial, especialmente en la preparación de las semanas pascuales juveniles y otros momentos litúrgicos y de oración importantes de nuestra vida inspectorial.  Él hacía que estos momentos se disfrutaran por los signos y símbolos bien preparados.

En Evangelii Gaudium, en el numeral 167 podemos leer: “es bueno que toda catequesis preste una especial atención al “camino de la belleza” (Vía pulchritudinis).  Anunciar a Cristo significa mostrar que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo. ..  todas las expresiones de verdadera belleza pueden ser reconocidas como un sendero que ayuda a encontrarse con el Señor Jesús”.

Y si bien este texto es más reciente, ya era algo que ponía en práctica el P. Rafael en la liturgia.  La belleza, la invitación a través de los signos a la interioridad y al encuentro con Cristo.  Un camino que vivió con más intensidad siendo párroco en Colón.  Un camino que no necesitaba de grandes iglesias: el P. Rafael fue capaz de hacer vivir esta belleza también en las capillas barriales.  Aquí en Las Piedras tenía un especial cuidado para los grandes momentos litúrgicos en la capilla Santo Domingo.

Los últimos meses andaba algo perdido y a veces se repetía y olvidaba algo, pero siempre preparaba con esmero la Eucaristía y disfrutaba si en las grandes celebraciones había algún signo, algún gesto,…. En su Facebook ha publicado como foto de portada una imagen de Cristo Resucitado de un artista de nuestro tiempo.  Y con esto Rafael expresaba, en cierta forma, por un lado el gusto de lo bello, de lo lindo del arte y por el otro lado su fe en la Resurrección

En una entrevista, a poco de ser ordenado, le  solicitaron una frase para terminar, y él respondía: La de Juan XXIII. En estos años pensé mucho en mi relación personal con el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo y uno va descubriendo cómo ese Jesús que ama tanto al Padre es lo único que fue capaz de dar esa fuerza de amor que es el Espíritu Santo; presencia viva de Cristo en el mundo. la frase es: «Cristo es el único camino para no perderse, la única verdad para no errar, y la única vida para no morirse y Cristo es lo único que vale la pena, para no morir de verdad”.

¡Cuántos buenos momentos vividos a tu lado! ¡Cuánto apoyo en varios momentos de la vida comunitaria! ¡Cuántas palabras al oído sobre cómo ser mejor persona y ayudar a tanta gente que necesita una palabra de apoyo!

¡Seguro que la Auxiliadora y Don Bosco lo están recibiendo en el paraíso para celebrar la liturgia eterna!