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«Alegría por representar y servir a mi país»: Entrevista con el Dr. Guzmán Miguel Carriquiry Lecour, embajador de nuestro país ante la Santa Sede

By 27/02/2021febrero 28th, 2021No Comments

 

El Dr. Carriquiry entrega un presente al Papa Francisco durante la presentación de las cartas credenciales./ Fuente: Embajada de Uruguay ante la Santa Sede publicada por ICM

El Dr. Carriquiry entrega un presente al Papa Francisco durante la presentación de las cartas credenciales./ Fuente: Embajada de Uruguay ante la Santa Sede

El sábado 9 de enero el Papa Francisco recibió en audiencia al Dr. Guzmán Miguel Carriquiry Lecour, en ocasión de la presentación de las cartas credenciales con las que fuera acreditado como nuevo embajador de la República Oriental del Uruguay ante la Santa Sede. El quincenario Entre Todos mantuvo un extenso diálogo – que ahora compartimos con ustedes – con el Dr. Guzmán Carriquiry sobre su nueva misión diplomática, su amistad con el Santo Padre, las relaciones bilaterales entre la Santa Sede y nuestro país, y varios temas de interés.

¿Cómo recibió la designación?, ¿lo sorprendió o lo percibía como posibilidad real?
El anterior embajador, el Dr. Mario Cayota, presentó su renuncia al comienzo del año 2020, ya que el nuevo gobierno tomaba posesión del cargo en el mes de marzo del año pasado. Durante los primeros meses del año 2020 la embajada en el Vaticano quedó con el puesto de embajador vacante. Yo sabía que diversas personalidades políticas, diplomáticas y eclesiásticas habían hecho mención de mi persona como posible embajador. Pero cuando se nombró para este destino a la embajadora Ana Teresa Ayala, presentando la solicitud del beneplácito de la Santa Sede y obteniéndolo, todo parecía estar resuelto en ese sentido.

Sin embargo, cuando renunció el Esc. Ernesto Talvi como ministro de Relaciones Exteriores y asumió el embajador Francisco Bustillo como canciller, el presidente Luis Lacalle Pou decidió enviar a la embajadora Ayala como representante de nuestro país en España y a mí me propusieron, el 12 de julio del año pasado, que aceptara el nombramiento como embajador de Uruguay ante la Santa Sede.

Al día siguiente de la propuesta del canciller Bustillo, y de mi aceptación, el Papa Francisco me llamó por teléfono para decirme que estaba felicísimo por el nombramiento. Este nombramiento me llegó en tiempo oportuno porque en abril de 2019 había concluido mi trayectoria de trabajo en el Vaticano y estuve en condiciones de aceptar el cargo, así como el honor y la alegría de representar y servir a mi país.

Fuente: Embajada de Uruguay ante la Santa Sede publicada por ICM

¿Cómo fue el día de presentación de las cartas credenciales?
La ceremonia de presentación de las cartas credenciales de un diplomático vaticano son muy solemnes. Me pasó a buscar por casa un coche oficial del Vaticano, con las banderillas uruguayas y vaticanas, precedido por un auto de la policía italiana, y detrás nuestro una camioneta de la Santa Sede con mi familia, que nos llevaron hasta el Palacio Apostólico. Allí fuimos recibidos por la Guardia Suiza y los sediarios, y nos encaminamos al encuentro con el Santo Padre.

Quien me acompañaba a este encuentro me decía: “pero usted conoce todo”. Pero yo le respondí que a pesar de conocer el lugar, yo estaba caminando hacia el Palacio Apostólico con un sentido de novedad y de ánimo muy conmovedor. Venía con una responsabilidad muy diferente a la que había tenido por tanto tiempo en el Vaticano, y era muy consciente de eso.

El Santo Padre me recibió con el afecto de siempre, de modo muy singular, y el encuentro fue de trato familiar, porque yo llevé como séquito a mi esposa, a tres hijas nuestras con sus respectivos maridos, y a seis de nuestros nietos. Lamentablemente no pudo estar mi hijo mayor, con su esposa e hijos, ya que hace 14 años viven en Shangai.

Hubo momentos muy interesantes. Además del abrazo del Papa a toda la familia, le presenté algunos dones. Estos dones fueron cinco libros que un hermano había podido conseguir, de una edición encuadernada de 1930 de “La Leyenda Patria”, de Juan Zorrilla de San Martín. Cuando se lo entregué le dije: “presumo que usted no se pondrá a leer La Leyenda Patria, pero es bueno que este monumento de la literatura uruguaya esté presente en la Biblioteca Apostólica Vaticana”.

En ese momento, para mi asombro, el Papa Francisco comenzó a recitar varios versos enteros de la obra. Le pregunté, “¿y esto cómo?” Y me respondió: “usted se olvida que yo fui profesor de Literatura en Santa Fe, durante más de dos años, y que conozco “La Leyenda Patria” mejor que usted”. Después le presenté un cuadro que diseñamos en la embajada, muy lindo, y que el Papa agradeció muchísimo, donde se observa un globo terráqueo bendecido y abrazado por la figura del Pontífice, y en la parte superior dice: “Hermanos todos” y abajo una frase de Artigas: “La causa de los pueblos no admite ninguna demora”. Y dentro del cuerpo diagramado de América Latina aquellos versos del Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”.

Y después tuvimos un coloquio de más de una hora de duración, en el que ciertamente pudimos hablar de muchísimos temas. Al término del coloquio, y no lo digo con ánimo de vanagloria, el Papa dijo: “esta es una jornada memorable”, lo cual me terminó por emocionar mucho.

Después de mas de 40 años trabajando para la Santa Sede, ¿Qué legado le deja esa experiencia?
Esta ha sido una experiencia que ha marcado mi vida y la vida de mi familia, y en esos largos años de estancia romana y de trabajos vaticanos, donde serví a cinco papas, tuve siempre el orgullo de ser reconocido por todos, tanto en el Vaticano como en ambientes diplomáticos y políticos en Italia, no como italiano sino como uruguayo. Fuimos siempre la familia uruguaya en el Vaticano, arraigados en la patria nativa, en los afectos de nuestra familia, siguiendo todas sus vicisitudes. Además colaboré mucho con las embajadas de Uruguay ante Italia y la Santa Sede, en especial durante las visitas de los presidentes de la República desde los tiempos de la reconstrucción democrática.

No puedo olvidarme tampoco que fui bautizado en la Iglesia en Montevideo, donde crecí en la fe por gracia de Dios; colaboré en la Curia, en los tiempos de la renovación conciliar emprendida por Mons. Carlos Parteli y Mons. Andrés Rubio; llegué a ser director del Centro Nacional de Medios de Comunicación de la Iglesia uruguaya; todas esas cosas las llevo en mi corazón.

¿Cómo valora la relación entre la Santa Sede y el Uruguay y en qué asuntos de la relación entre ambos interlocutores se va enfocar su trabajo en este tiempo?
Las relaciones entre la Santa Sede y el gobierno uruguayo son tradicionalmente muy buenas, por mi parte intentaré intensificarlas. Durante la presentación de las cartas credenciales le transmití al Santo Padre los cordiales saludos de nuestro presidente, Luis Lacalle Pou. Tanto al recibirme, como al despedirme, el Papa Francisco le envió los más cordiales saludos al Presidente y, además, su bendición a todo el pueblo uruguayo.
Yo creo que se puede destacar una consonancia, entre Uruguay y la Santa Sede, en temas muy importantes: la promoción de la paz y la solución pacífica de las controversias, la autodeterminación de las naciones y la no intervención en asuntos internos, el respeto del Derecho Internacional y la reforma de las Naciones Unidas (como una auténtica comunidad de naciones), la defensa del régimen democrático y la promoción de los Derechos Humanos (en especial, de la libertad religiosa).

De todos modos, no puedo dejar de señalar que el Secretario de Estado, el Card. Pietro Parolin, en el coloquio privado que tuve después del encuentro con el Papa Francisco, hizo una discreta pero clara alusión a la disconformidad de la Santa Sede respecto a lo establecido por algunas leyes uruguayas referidas al aborto, a la legalización de la venta de marihuana y al matrimonio entre personas del mismo sexo, reiterando las posiciones tradicionales de la Iglesia Católica, así como los numerosos y notorios pronunciamientos del Papa sobre esos temas éticos.

Me gustaría destacar el tema de la laicidad positiva, que tiene que ser el norte de mi trabajo, tan importante para la convivencia en nuestro país. Cuando el presidente Tabaré Vázquez habló de laicidad positiva se refería ciertamente a la progresiva superación que venía produciéndose, dejando atrás un laicismo anticlerical, agresivo, que pretendía reducir la presencia de la Iglesia a los ritos dentro de los templos y a las opiniones privadas de los individuos. La separación de la Iglesia y el Estado, en la tradición y los marcos institucionales del país, no significa que el Estado no sepa apreciar y valorar la importante presencia pública y la contribución que la Iglesia Católica, y otras iglesias o confesiones religiosas, ofrecen al bien común del pueblo uruguayo.

Además, me parece muy claro que la presencia del presidente Luis Lacalle Pou, acompañado por el Secretario General de la Presidencia, por ministros y numerosos parlamentarios de diversos partidos de gobierno y oposición, en ocasión de la oración ecuménica interreligiosa que tuvo lugar en la Catedral de Montevideo al inaugurar el nuevo periodo de gobierno, fue una expresión cabal de cuánto el actual gobierno tiende a promover esa laicidad positiva. Y poco a poco va convirtiéndose un clima aceptado en la vida pública del país.

En el coloquio con el Papa no solo destaqué la sabiduría con la que el presidente Lacalle está conduciendo el país en estos tiempos tan difíciles, sino también lo importante que han sido las estructuras comunitarias, las obras educativas, iniciativas asistenciales y solidarias de la Iglesia.

Usted ha escrito sobre la historia y la realidad de Latinoamérica, ¿cree que nuestro país es un interlocutor válido para fortalecer la relación entre los países de nuestra región?
Si bien no es un tema que me compete directamente, lo voy a tener muy en cuenta en mi gestión. Nuestro país es pequeño, ¡pero grande!. Hay en nuestro país una custodia de la democracia, un respeto por las instituciones y muy escasos márgenes de corrupción en la vida pública. Y el cambio de gobierno, que tuvo lugar en marzo de 2020, fue muy ejemplar. Porque significaba que el método del diálogo y la colaboración prevalecían sobres las legítimas oposiciones que existen en la vida política, sin que degeneren en polarizaciones exacerbadas. Creo que por estas razones – y otras aún – nuestro país, a pesar de su tamaño, tiene mucho prestigio a nivel regional y global.

El gobierno ya ha declarado su compromiso con la revisión, reestructuración y relanzamiento del Mercosur, así como la integración de América Latina. La cooperación entre las naciones de América Latina es más importante que nunca en estos tiempos de crisis por la pandemia. Y por eso mis dos primeras visitas, luego de presentadas las cartas credenciales, serán a los embajadores de Argentina y Brasil ante la Santa Sede, así como también me he puesto en contacto y me he incorporado al GRULA (que es el grupo de embajadores latinoamericanos acreditados ante la Santa Sede).
Quien me conoce, con respecto al tema de la integración de América Latina, sabe que fui amigo de un gran católico uruguayo como Alberto Methol Ferré, de quien aprendí a valorar esa unidad plural de la región.

¿Cómo valora el Papa Francisco a nuestro país?, ¿han conversado sobre una eventual visita del Pontífice a nuestro país?
Yo no tomé ninguna iniciativa oficial sobre el viaje pontificio al Uruguay, pero desde la Cancillería me habían sugerido que “tanteara” el tema para explorar si este viaje estaba en la agenda pontificia. El viaje del Papa al Uruguay está siempre obviamente vinculado al viaje a la Argentina. El Papa Francisco siempre fue muy reservado cuando lo consultaron al respecto. Muchos llegaron a afirmar que no viajaría a su patria natal y, por lo tanto, al Río de la Plata.

Con discreción me animé a preguntarle si el viaje al Río de la Plata estaba descartado, y me respondió claramente: “De ninguna manera está descartado. Deseo viajar a Uruguay y Argentina, tengo la intención de hacerlo cuando las condiciones sean propicias” El Papa, a pesar de haber estado muy poco en Uruguay, conoce muy bien nuestro país y me señaló el placer personal y apostólico que tendría visitando nuestro país. Y por supuesto visitando también a su país. Sin embargo, este viaje tendrá que realizarse después que “afloje” esta pandemia.

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Dr. Guzmán Carriquiry – Embajador de Uruguay ante la Santa Sede

Guzmán Miguel Carriquiry Lecour nació en Montevideo el 20 de abril de 1944. Está casado desde 1969 con Lídice María Gómez Mango, con quien tienen cuatro hijos y nueve nietos. El 27 de junio de 2019, en ocasión de los 50 años del matrimonio, el Papa Francisco celebró una misa en la Basílica de san Pedro.

Es doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de la República desde 1970 y tiene la habilitación para ejercer la profesión desde 1971. Ha ocupado varios cargos en la Iglesia, tanto a nivel nacional como al servicio de la Santa Sede. En nuestro país fue director del Centro Nacional de Medios de Comunicación Social de la Iglesia entre 1967 y 1970.

Colaboró en el Vaticano con cinco papas: san Pablo VI, el venerable Juan Pablo I, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Experto científico entre 1971 y 1974; ayudante de estudio entre 1974 y 1977, jefe entre 1977 y 1982; y por último subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos entre 1982 y 2011. Con este último cargo fue el primer laico en ocupar un nivel de responsabilidad tan alto en la Santa Sede.

El 14 de julio de 2020 se anunció la designación del Dr. Guzmán Carriquiry como embajador de Uruguay ante la Santa Sede y el 9 de enero de 2021, con la entrega de sus cartas credenciales, comenzó su misión diplomática.

Fuente: https://icm.org.uy/alegria-por-representar-y-servir-a-mi-pais/