15 de Agosto 2014 Asunción de la Santísima Virgen
La oración por los cristianos perseguidos puede hacerse en el contexto adecuado, en la Solemnidad de la Asunción, con una monición inicial y en la Oración universal de la Misa. En sintonía con la solemnidad mariana, podrán proponerse otros momentos de oración comunitaria, familiar y personal, por ejemplo, la Liturgia de las Horas, Liturgia de la Palabra, Adoración Eucarística, el Santo Rosario.
Monición inicial de la Misa. Con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas, al comenzar la hermosa celebración de la Asunción de María a la gloria celestial, no dejemos de mirar a nuestra tierra, en la cual Ella vivió con amor y fidelidad. Pidamos su intercesión, para que tantos cristianos que hoy sufren persecución en muchos países, no se sientan abandonados por la indiferencia y el egoísmo, y para que la violencia deje lugar al respeto y la paz. Sintiéndonos solidarios con estos hermanos nuestros, pedimos para nosotros y para todos la misericordia del Señor.
Oración universal.
María, Madre del Señor, es signo luminoso en el camino del pueblo de Dios, figura de una humanidad nueva y fraterna. Pidámosle a Ella, Reina de la Paz, que interceda ante Dios para que, en los países devastados por diversas formas de conflicto y donde los cristianos son perseguidos por la fe, la fuerza del Espíritu de Dios haga razonar a quienes se resisten, haga caer las armas de los violentos y restaure la confianza en los que están tentados a ceder al desaliento.
Oremos diciendo:
Santa María, intercede por nosotros.
Por las naciones en las que, desde hace mucho tiempo, la vida se ha hecho imposible por los conflictos armados y por el odio que los alimenta, para que el rechazo de la violencia y el inicio de una convivencia justa y fraterna les abra a un futuro mejor. Oremos.
Por las víctimas de todas las guerras, por los refugiados, los oprimidos y, sobre todo, por los cristianos perseguidos a causa de la fe, para que se reconozca su derecho a la libertad y sea honrada la dignidad de todo hijo de Dios. Oremos.
Oh Dios, Padre de todos los hombres, renueva por el Espíritu Santo la faz de la tierra y conduce a la humanidad por los caminos de la justicia y la paz, para que pueda llegar un día disfrutar con María de su gloria sin fin. Por Jesucristo Nuestro Señor.