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«Me postré consciente de mi nada y me levanté sacerdote para siempre»


En las I Vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el diácono Gilmar Vargas fue ordenado sacerdote por la imposición de manos y la oración consecratoria del Obispo Martín. Acompañado por el presbiterio diocesano, representantes de las comunidades de Florida y Durazno y amigos de su país natal, el P. Gilmar compartió con gran alegría este sacramento que lo pone al servicio del Evangelio de una manera definitiva y total.

Mons. Martín saludó a la madre de Gilmar, familiares y amigos que participaron desde lejos de su ordenación por la transmisión en directo del canal de YouTube del Santuario. Agradeció a Dios por el regalo de esta vocación en la Diócesis: «Él es quien merece hoy nuestra alabanza y nuestra acción de gracias».

Al comentar la segunda lectura, recomendó a Gilmar: «Que la gente vea en ti un servidor de Cristo y un administrador fiel de lo que te ha regalado». Ser servidor implica cercanía, misericordia, no exponerse, «pero sobre todo que busques la voluntad de Dios en tu vida, Su voluntad, no le impongas la tuya. Dejá que Él conduzca tu vida por donde quiera». Esta conducción es para ser feliz como sacerdote y para el bien de los demás.

«Tu ministerio es tu vida y no se pueden separar, van unidos permanentemente y eso es lo que tu le regalás a Dios en este día y esto es lo que todos te deseamos hoy.»

Continuó: «Sé un hombre de oración para escuches y disciernas como María al Señor. Que cuides tu vocación. El lugar y el centro de tu vida tienen que ser el Señor y los demás.»

«El deseo de todos los que estamos aquí es que el Señor lleve a buen término lo que comenzó en ti. El Señor se compromete a acompañarnos cuando ponemos nuestra vida en sus manos.»

«En el día de la Virgen que ella te regale ser un buen sacerdote, disponible, alegre en la entrega de todos los días y que la gente vea en ti un servidor de Cristo y un administrador fiel.»

«Repetidas veces ha traído este Sagrado Concilio a la memoria de todos la excelencia del Orden de los presbíteros en la Iglesia[1]. Y como se asignan a este Orden en la renovación de la Iglesia influjos de suma trascendencia y más difíciles cada día, ha parecido muy útil tratar más amplia y profundamente de los presbíteros. Lo que aquí se dice se aplica a todos los presbíteros, en especial a los que se dedican a la cura de almas, haciendo las salvedades debidas con relación a los presbíteros religiosos. Pues los presbíteros, por la ordenación sagrada y por la misión que reciben de los obispos, son promovidos para servir a Cristo Maestro, Sacerdote y Rey, de cuyo ministerio participan, por el que la Iglesia se constituye constantemente en este mundo Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Por lo cual este Sagrado Concilio declara y ordena lo siguiente para que el ministerio de los presbíteros se mantenga con más eficacia en las circunstancias pastorales y humanas, tan radicalmente cambiadas muchas veces, y se atienda mejor a su vida.» Decreto Presbyterorum ordinis (Concilio Vaticano II)

FOTOS

https://www.iglesiacatolicaflorida.org/l/la-diocesis-festeja-con-gilmar-nuevo-sacerdote/