El cambio de gobierno departamental al que asistimos ayer de tarde en la Casa de Gobierno dejó en claro que las personas cambian pero las tareas y desafíos reclaman siempre trabajo, honestidad y capacidad de convocar a todos.
Firmado el protocolo notarial, el nuevo Intendente, Dr. Andrés Lima dio su primer saludo a los presentes y destacó la colaboración del gobierno saliente durante el tiempo de transición.
El intendente saliente, Dr. Manuel María Barreiro señaló que estos rituales de cambio de gobierno deben celebrarse como señales de la salud democrática de nuestro país.
Resaltó también que durante la transición se fueron sorteando escollos en clima de diálogo, sin ocultar que vivieron horas inciertas. Expresó también la disposición personal y de su partido a seguir colaborando para el crecimiento de un departamento que necesita muchas manos, talentos y capacidades.
En esa línea de apostar por un país integrado, donde no queden bolsones de excluidos, el Papa Francisco en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, clamó por una sociedad justa, con expresiones muy suyas: “basta de descartes” refiriéndose a los excluídos que frecuentemente son olvidados. Otras veces se ha referido a ellos como los “sobrantes”.
Rescato otras expresiones del Papa Francisco, a modo de utopía política. Pidió dejar de lado una “lógica que busca transformar todo en objeto de cambio, todo en objeto de consumo, todo negociable. Una lógica que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no producen, que no son considerados aptos o dignos porque aparentemente no dan los números.”
Muchas veces los números no dan, pero quizás ahorrando algún rubro suntuario, los números darían.
Hace unos tres años me encontré casualmente en un grupo informal, en realidad era en un velorio. El tema de la conversación giraba sobre los hijos que había tenido la mujer de avanzada edad fallecida pocas horas antes. Una mujer, de unos 50 años, opinaba que según las estadísticas de aquel momento, la crianza de un hijo salía alrededor de ocho mil pesos mensuales.
No era el momento para indagar cuál era la fuente de esa información, y se me ocurrió preguntarle ¿y usted cuántos hijos tiene? Seis ¡Menos mal que no le hizo caso a las estadísticas! le dije.
Otra respuesta hubiera sido que las estadísticas, como a veces se dice, son una forma de mentir. Por ejemplo, si traen a la mesa un pollo para cinco personas, ¿cuánto le toca a cada uno? Depende, si hay uno que come como descosido la aritmética no funciona.
Aquí vienen bien las recientes palabras del Papa Francisco en Bolivia al decir que cuando no nos dan los números se produce un pánico y lo peor es que la desesperación termina ahogando el corazón. He aquí otra pista para Andrés Lima: combinar cabeza y corazón. Distinguir entre lo urgente y lo importante. Incentivar la imaginación. Especialmente en tiempos en que peligran algunas fuentes de trabajo.
Las manos, ideas, necesidades y sueños de todos pueden sumarse aportando ideas, reuniendo voluntades y acariciando sueños. En un barrio, club o en la propia familia. O arrimándose al centro de estudio donde concurren los hijos. Lo peor sería el “sálvese quien pueda”.
Deseamos que el nuevo gobierno pueda seguir el camino del desarrollo y crecimiento por el que ha venido transitando en las últimas décadas. Sin ruído, sin mesianismos, sin prisa pero sin pausa.
La oración que esta tarde leía y aplicaba de modo especial a quienes en estos días asumen responsabilidades en el gobierno departamental y en los distintos municipios, decía: “Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades y aleja de ellos todo mal”.
Columna del Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, publicado en el Diario «Cambio» del 10 de julio de 2015