En su mensaje para la Navidad, el Obispo de Minas, Mons. Jaime Fuentes, invita a todos a acercarse a “la Fuente” que Jesús, “misericordia de Dios hecha Niño”, abrió con la llave de la Cruz y ganar la Indulgencia, para aplicarla a uno mismo o a los difuntos”. “Sin duda, será el mejor regalo de Navidad… y durante todo el año”, afirma el Pastor. Mons. Fuentes señala, asimismo, que “la paz y la alegría en el alma son el primer paso, imprescindible, para llevar a cabo una intensa y extensa labor apostólica”.
MENSAJE DE NAVIDAD DEL OBISPO DE MINAS
Queridos hermanos de la Diócesis de Minas:
Entre las alegrías que Dios con las que el Señor nos ha bendecido en este año, una muy grande es que en Febrero llegarán a trabajar en la Diócesis tres religiosas. Hace pocos días, una de ellas me pidió que ofreciera una Indulgencia por el alma de un chico que acababa de fallecer de forma inesperada. Y agregaba en su mail: ¡Qué bendición saber que en el Año Mariano está abierta una fuente de Misericordia en la Diócesis de Minas!
Esa misma tarde fui a la Catedral y, delante de la imagen de María Inmaculada, que la preside, cumplí las condiciones para ganar la Indulgencia: recé por el alma del joven y por las intenciones del Papa; por la fidelidad de todos a su vocación cristiana; por las vocaciones sacerdotales y religiosas y por las familias. Concluí el rato de oración con el Padrenuestro y el Credo, e invocando a la Virgen con la jaculatoria que rodea su imagen: Ave María Purísima, sin pecado concebida. Ya me había confesado y todos los días recibo a Jesús en la Eucaristía (la Confesión y la Comunión en el término de unos quince días, son también condición para la Indulgencia).
En estos días de Navidad, con el Año Mariano recién inaugurado, es luminoso el pedido que hizo la Hermana. Como canta un villancico argentino: “Se ha dormido el Niño, el Niñito Jesús, como si supiera que va a morir en la Cruz”… Es verdad: Jesús es la Misericordia de Dios hecha Niño. Quiero invitar a todos a acercarse a la Fuente que él abrió con la llave de la Cruz y ganar la Indulgencia, para aplicarla a uno mismo o a los difuntos. Sin duda, será el mejor regalo de Navidad… y durante todo el año. La paz y la alegría en el alma son el primer paso, imprescindible, para llevar a cabo una intensa y extensa labor apostólica.
Les deseo una muy Feliz Navidad y, durante el Año Mariano, que la Madre de Misericordia bendiga en especial a todas las familias de la Diócesis.
+ Jaime
Navidad de 2016