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Mons. Alberto Sanguinetti: “La Navidad es un llamado a las dimensiones sociales del amor, a la responsabilidad, a buscar soluciones”

By 22/12/2013diciembre 27th, 2013No Comments

En su Mensaje para la Navidad 2013, el Obispo de Canelones, Mons. Alberto Sanguinetti, invita  a “dejar salir lo mejor de nosotros mismos, lo mejor de nuestro corazón” y a “ayudar y servir al otro”.

El Pastor recuerda, asimismo, que la Navidad es una oportunidad para “perdonar y pedir disculpas”, de “mirarnos con humildad, reconociendo nuestros errores y faltas, nuestros pecados”. Aclara, no obstante, que “no se trata de desarrollar el complejo de culpa, no es para hundirnos y encerrarnos, sino para levantarnos, para tener una mirada esperanzadora que nos abra a mejorar, para dejarnos ayudar en el camino de crecimiento”.

Mons. Sanguinetti subraya que la Navidad es también “un llamado a las dimensiones sociales del amor, a la responsabilidad, a buscar soluciones, y a colaborar de diferentes maneras” y una “invitación humilde de Dios a que lo dejemos entrar en nuestras vidas”.

MENSAJE DE NAVIDAD  DEL OBISPO DE CANELONES
MONS.  ALBERTO SANGUINETTI MONTERO – 2013
 

A todos los hermanos cristianos y a todos los conciudadanos de esta tierra canaria:

Gracia, paz y bien, en una Navidad plena y sincera.

  • La Navidad, como símbolo, como noche de luz, es una invitación a todos para dejar salir lo mejor de nosotros mismos, lo mejor de nuestro corazón: un llamado a ayudar y servir al otro, una ocasión de alegrarnos con los demás, una oportunidad para perdonar y pedir disculpas. De alguna forma reconozcamos al hermano, al prójimo.

 De mil maneras la Navidad nos invita a dejar brotar aquella semejanza divina que Dios puso en nuestra alma y que Jesús renovó con su palabra y ejemplo. Que la Navidad nos haga más buenos.

  • Por cierto, la Navidad es también ocasión de mirarnos con humildad, reconociendo nuestros errores y faltas, nuestros pecados.

No se trata de desarrollar el complejo de culpa, no es para hundirnos y encerrarnos, sino para levantarnos, para tener una mirada esperanzadora que nos abra a mejorar, para dejarnos ayudar en el camino de crecimiento.

  • Sin lugar a dudas, la Navidad, al hermanarnos nos hace mirar tantas situaciones tristes, duras, muchas injustas, en la que están tantos hombres y mujeres, niños y ancianos.

Pensemos en las guerras atroces, con sus desposeídos, desplazados y la cadena de odios e injusticias. Miremos a tantos hermanos en situaciones de extrema pobreza, tantos niños abandonados. ¡Cuánto sufrimiento infligido por las desigualdades y violencias!

La Navidad es un llamado a las dimensiones sociales del amor, a la responsabilidad, a buscar soluciones, y a colaborar de diferentes maneras.

  •  La Navidad es también una invitación humilde de Dios a que lo dejemos entrar en nuestras vidas.

Él, por cierto, es el bien sumo, el perdón pleno, la vida inmortal, la luz que no tiene sombras. Pero ha querido entrar en la pequeñez, en la debilidad, en el silencio, en la oscuridad.

En la Navidad, un niño nos ha nacido, se nos ha dado: es Dios-con- nosotros. Por ello, somos invitados a dejarlo entrar, a prestarle atención. Quizás sea necesario mirar un poco menos nuestras cosas – aún necesarias -, nuestros adornos – aún muy bellos – para reconocer el don de Dios, que esta vez no nos trae ninguna cosa, sino a sí mismo.

Él nos pide que lo cuidemos, nos mendiga un pesebre, un comedero de animales, para recostarse y, si lo recibimos, nos llena con su alegría, con su paz, y nos regala el amor de Dios Padre.

Que tengan todos una feliz y fructuosa Navidad, que cada uno se abra al regalo que Dios quiere hacerle en ella y, sobre todo, que cada uno encuentre a Jesús.

            Los bendiga el Señor y les muestre su mirada

           * Alberto Sanguinetti Montero
               Obispo de Canelones