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Homilía del Arzobispo de Montevideo en la Misa de acción de gracias por la creación de cardenal 

By 20/03/2015marzo 27th, 2015No Comments

15 de marzo de 2015

Dios es luz!!!!

Desde lo alto de la cruz se proyecta bondadosa la luz el Señor sobre nuestra vida… Es portadora de la vida nueva.
Percibimos el amor de Dios presente en la historia: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único, para que todo el que crea en Él no muera sino que tenga vida eterna”.

Jesucristo muerto y Resucitado, luz del mundo, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu.
Nuestra presencia en esta tarde reafirma nuestra decisión: queremos ser hijos de la luz y queremos vivir en plenitud.

Estamos llamados a ser luz: no a iluminar como un foco poderoso que lastima, sino como la luz amiga del fogón encendido, que reúne, da calor, invita al encuentro, a la rueda del mate y la guitarra, a ser amigos, a ser familia.

Pero muchas veces, nos dice el evangelio de Juan, los hombres hemos preferido las tinieblas a la luz, el vacío a la plenitud, la muerte a la vida.
“Dios no envió a su Hijo para condenar el mundo sino para que el mundo se salve por Él”. Sufrimos la tentación de mirar la historia, y el mundo, como una amenaza. Nos viene fácil la queja de lo que vivimos hoy y la nostalgia de imaginarios tiempos mejores; sin embargo no es ésta la actitud del cristiano. “Ahora es el tiempo propicio. ¡Hoy es el día de la salvación!” Estamos viviendo una gran oportunidad para el anuncio del evangelio. Es importante que nos demos cuenta de ello.

Las grandes utopías cayeron. El relativismo, en su aparente neutralidad, no es más que la ideología de la nada, donde se terminan imponiendo los poderosos.

Nos queda el consumismo, y el afán de divertirnos. Pero consumir y consumir es un globo que se infla hasta que, al enfrentar una circunstancia difícil de la vida, se nos pincha. Nos quedamos desconcertados, como un niño con el piolín en la mano, mirando cómo se esfumó lo que nos divertía. En definitiva es el vacío, la oscuridad, la nada.

Por eso este tiempo es hermoso: porque a nosotros cristianos nos desafía a vivir con alegría y sin complejos nuestra vocación y a salir al encuentro de nuestros hermanos, que buscan, que sufren, que andan desorientados o mintiéndose a sí mismos en diversos escapismos.

Todos somos llamados a la plenitud. Nosotros, por pura gracia hemos descubierto la vida, la alegría, la luz…hemos recibido el evangelio: “Tanto amó Dios al mundo … que entregó su Hijo… para darnos la vida.” El evangelio es plenitud de vida.

Somos el Pueblo de Dios que hace presente la luz de Cristo, queriendo “obrar conforme a la verdad”. ¡Qué hermoso es hoy ver a los obispos del Uruguay celebrando juntos con tantos sacerdotes y fieles el amor de Dios, la verdad del evangelio!

Estamos llamados a iluminar sin encandilar, a encender sin incendiar, a testimoniar sin invadir. A hacer descubrir la fuente de agua viva que en cualquier persona puede brotar por la acción del Espíritu Santo.

Tomamos la posta de una larga lista de testigos que nos han precedido: laicos, religiosos, sacerdotes, obispos, que en esta tierra han anunciado y vivido la alegría del evangelio. Sólo quisiera mencionar a nuestro primer obispo, el siervo de Dios Mons. Jacinto Vera, misionero incansable de nuestra patria, padre de nuestra Iglesia. Que él nos impulse a no perder tiempo porque muchos hermanos nuestros nos necesitan, necesitan de Cristo y del Evangelio.
Jacinto tenía un lema expresado en los símbolos de su escudo: Jacinto triunfará por María. También nosotros confiamos a Ella, “estrella del alba del paterno día”, nuestra vida y nuestra misión: ser hoy en las familias, en el trabajo, en el estudio, en los caminos, luz que refleje la luz de Dios.

>> AUDIO (Gentileza: Radio María Uruguay)

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