El Año de la Fe se encamina a su conclusión. Termina un año dedicado completamente a reavivar la fe de los creyentes, pero ahora prosigue el anhelo de mantener viva la enseñanza recibida, dijo el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, presentando los últimos momentos de este Año, inaugurado por Benedicto XVI, que va clausurar el Papa Francisco, el domingo 24 de noviembre, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Día en el que el Santo Padre entregará su Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’ (El Gozo del Evangelio).
El documento será presentado a la prensa el día 26 en la Sala Juan Pablo II del Vaticano, en una conferencia en la que intervendrán el Presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización, el Arzobispo Rino Fisichella; el Secretario General del Sínodo de los Obispos, Mons. Lorenzo Baldisseri; y el Presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, Mons. Claudio Maria Celli.
Mons. Fisichella explicó también que en la solemne clausura de este Año de la Fe, se expondrán por primera vez las reliquias de San Pedro y que las ofertas en la Eucaristía serán para los damnificados en Filipinas, reiterándoles así la cercanía del Papa Francisco.
El Pueblo de Dios difundido en el mundo entero ha vivido con gran intensidad este momento, destacó Mons. Fisichella, subrayando luego que el número de más de ocho millones y medio de peregrinos que rezaron ante la Tumba de Pedro, profesando la fe, es sólo un signo entre los más pequeños, aunque significativos, que quedarán en nuestro recuerdo.
Tras señalar que es imposible describir en su plenitud lo que se vivió en ámbito local, el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización se refirió a micro iniciativas que en todo el mundo evidenciaron cuán viva permanece la fe de los fieles, como testimonio de la piedad y del profundo sentido religioso. El magisterio Concilio Vaticano II, catequesis sobre la fe, celebraciones, testimonios de caridad, actividades culturales. Todo queda como signo que atestigua el compromiso de los cristianos en el mundo. Este Año ha sido realmente una experiencia de gracia y de gratitud al Señor, que quedará en los corazones. Hemos recibido testimonios conmovedores de fe también en los lugares más escondidos, de pobreza, de sufrimiento, donde los cristianos son una pequeña minoría. La fe ha unido y permitido recordar a todos el fundamento de nuestro creer: Jesús Resucitado esperanza para una vida nueva.
En base a Radio Vaticana y Aciprensa