En su mensaje para la Navidad 2017, el Obispo de Minas, Mons. Jaime Fuentes, invita a “mirar con asombro agradecido el misterio de la maternidad”.
El Obispo anima “a todas las mujeres que serán madres, a encomendarse a la Santísima Virgen –¡nuestra Virgen del Verdún!-, en primer lugar para vivir con madurez la divina capacidad de dar la vida”. “Que sea una maternidad ejercida responsablemente, tanto por la madre como por el padre de la criatura: tener un hijo no es un juego de adolescentes. El hijo que nace tiene derecho a vivir en un hogar, en el que recibirá de sus padres, unidos por el sacramento del matrimonio, cariño, buen ejemplo, educación…”, puntualiza.
Al mismo tiempo, expresa su petición a todos los miembros de la Iglesia Católica para “que hagan lo máximo para ayudar a las futuras madres” de manera de evitar que caigan en la tentación de recurrir al aborto “un gravísimo error, del que la mujer se arrepentirá durante toda su vida”.
MENSAJE DE NAVIDAD DEL OBISPO DE MINAS
Mons. Jaime Fuentes
Divino misterio de la maternidad
El nacimiento de Jesús, nuestro Redentor, de una mujer llamada María, a la que veneramos y queremos como nuestra Madre del cielo, nos impulsa a mirar con asombro agradecido el misterio de la maternidad.
¡Qué alegría tan singular provoca siempre la noticia de que una mujer va a ser madre! Ella, la portadora del misterio, durante nueve meses vivirá pensando e imaginando al hijo que crece en su vientre. Quizás no lo esperaba, tal vez la noticia de su llegada ha sido un motivo de agobio… No obstante, este sentimiento se disuelve al contacto con el hecho magnífico de su próxima maternidad.
Quisiera, en esta Navidad, animar a todas las mujeres que serán madres, a encomendarse a la Santísima Virgen –¡nuestra Virgen del Verdún!-, en primer lugar para vivir con madurez la divina capacidad de dar la vida. Que sea una maternidad ejercida responsablemente, tanto por la madre como por el padre de la criatura: tener un hijo no es un juego de adolescentes. El hijo que nace tiene derecho a vivir en un hogar, en el que recibirá de sus padres, unidos por el sacramento del matrimonio, cariño, buen ejemplo, educación…
Al mismo tiempo, quiero pedir a todos los miembros de la Iglesia Católica, que hagan lo máximo para ayudar a las futuras madres. Por difícil que pudiera ser un embarazo inesperado, que ninguna mujer caiga en la tentación de recurrir al aborto: terminar con la vida de una criatura que está creciendo en su vientre, además de un grave pecado es un gravísimo error, del que la mujer se arrepentirá durante toda su vida.
Es mi deseo que esta Navidad sea para todos la celebración, llena de alegría, del nacimiento del Niño Dios: Jesús, Hijo eterno del Padre, se ha hecho uno de nosotros para que seamos hijos de Dios.
Reciban una bendición con todo afecto,
+ Jaime Fuentes
Obispo de MinasMinas, Navidad de 2017