En su columna semanal en el Diario “Cambio”, el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, reflexionó sobre el reciente encuentro del Papa con representantes de Movimientos Populares, evidenciando la simpatía que mostró hacia los uruguayos, y resalta los dos peligros latentes sobre los que advirtió el Santo Padre: dejarse “encorsetar” dentro de las “políticas sociales” pero sin cuestionar la política económica, y dejarse corromper.
Las 3 T: Tierra, Techo, Trabajo
Mientras el Papa Francisco recibía a representantes de Movimientos Populares y citando al Papa Pablo VI (1971) denunciaba la “nueva dictadura económica en el campo social, cultural e incluso político”, los mercados financieros del mundo estaban en vilo ante un eventual triunfo de Trump, ícono del capitalismo.
El Papa mostró simpatía hacia los uruguayos señalando la presencia del ex presidente José Mujica. “A cualquier persona que tenga demasiado apego por las cosas materiales o a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados, los autos de lujo… por favor, que no se meta en política, que no se meta en una organización social o en un movimiento popular. Le aconsejaría que se fije en un ex presidente latinoamericano que está por acá”.
Los grandes postulados de estos movimientos se resumen en “3 T” (Tierra, Techo, Trabajo). El Papa Francisco relanzó la propuesta: abrazar un proyecto de vida que rechace el consumismo y recuperar la solidaridad junto con el respeto a la naturaleza. Es la felicidad de vivir bien. Lo que ustedes reclaman es la “vida buena” y no ese ideal egoísta que engañosamente invierte las palabras y propone la “buena vida”.
El Papa señaló que las conferencias son como un brindis que pronto se olvida. “Las soluciones reales a las problemáticas actuales no van a salir de una, tres o mil conferencias”. Tienen que ser fruto de un discernimiento que madure en los territorios junto a los hermanos. Las soluciones no son el resultado de la cantidad de adeptos. Tiene que darse un salto cualitativo. Requiere tiempos para analizar y elegir lo que más conduce a esas metas. A este proceso el Papa lo llama “discernimiento”. Lo que hace el médico para distinguir y diagnosticar: ausculta, palpa, controla presión, peso, reúne síntomas y propone acciones correctivas.
Esto evita las abstracciones o eslóganes que llevan a un colonialismo ideológico globalizante que impone recetas que no respetan la identidad de los pueblos.
El Papa los animó a mantenerse firmes y constantes para enfrentar el endiosamiento del dinero o la dictadura económica en el campo social, cultural e incluso político para colocar en el centro el genuino interés de las personas.
Para Francisco “hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad. Este fenómeno alimenta otros derivados como el narcoterrorismo, el terrorismo de estado… etc.”
Ejercitar solidaridad. “Les pido que ejerciten esa solidaridad tan especial entre los que han sufrido. Ustedes saben recuperar fábricas de las bancarrotas, reciclar lo que otros tiran, crear puestos de trabajo, trabajar la tierra, construir viviendas, integrar barrios segregados y reclamar sin descanso”.
Democracias débiles. “La brecha entre los pueblos y nuestras formas actuales de democracia se agranda cada vez más como consecuencia del enorme poder de los grupos económicos y mediáticos que parecieran dominarlas. Los movimientos populares no son partidos políticos y en gran medida en eso radica su riqueza…”
Dos peligros latentes: 1) Dejarse “encorsetar” dentro de las “políticas sociales” pero sin cuestionar la política económica. 2) Dejarse corromper. Hay corrupción en los medios de comunicación, en las iglesias, organizaciones sociales y movimientos populares. Hay una corrupción naturalizada en la actividad financiera, etc.
Columna publicada en el Diario «Cambio» del viernes 11 de Noviembre de 2016