“La Palabra de Dios y la experiencia humana no se excluyen ni se absorben sino que se integran en la identidad del hombre nuevo”
Con vistas a la celebración del Día Nacional de la Catequesis, el domingo 19 de agosto, el Obispo responsable del Departamento de Catequesis de la Conferencia Episcopal Uruguay,Mons. Orlando Romero, elaboró un mensaje en el que si bien admite las tensiones existentes entre las fuentes de la fe y la situación del hombre, destaca que “la Palabra de Dios y la experiencia humana no se excluyen ni se absorben sino que se integran en la identidad del hombre nuevo”.
En su mensaje, el Obispo destaca el servicio de “cuántos catequistas” que “siembran la Palabra de Dios, como otros ‘Juan el Bautista’, siendo su voz que ha resonado en el corazón de tantas generaciones anunciando el rostro de Jesucristo; construyendo la comunidad Iglesia: casa de la Palabra, recorriendo caminos por nuestras ciudades, por nuestros barrios y por nuestros campos, mensajeros de la Palabra de Dios, pregoneros del Evangelio”.
Recuerda, en este sentido, a “aquellos destacados catequistas que han caminado junto a nosotros y que se han adelantado en la contemplación plena de lo que han esperado y anunciado, gozando ya por la misericordia del Señor de su Pascua, muchos son los nombres que han quedado grabados en nuestro corazón, a quienes nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestra oración”.
“No necesitamos demostrar que la catequesis está en tensión entre las fuentes de la Fe y la situación del hombre”, reconoce el Pastor. “Siguen vigentes los desafíos del divorcio entre la fe y la vida diaria, entre Evangelio y cultura (GS.43; EN 20), planteados hace 50 años por el Concilio Vaticano II como el drama de nuestro tiempo”, admite.
En este sentido, destaca que “la tarea de la catequesis no tiene otra finalidad que encarnar la Palabra de Dios en el hombre cuya fuente inspiradora es la Encarnación del Verbo, cumbre de la pedagogía de Dios en la Historia de la Salvación. La Palabra de Dios y la experiencia humana no se excluyen ni se absorben sino que se integran en la identidad del hombre nuevo”.
Mons. Romero advierte que “la iluminación y la interpretación de la experiencia a la luz de la fe, se convierte en una tarea permanente de la pedagogía catequética, no exenta de dificultades, pero que no puede descuidarse, so pena de caer en yuxtaposiciones artificiosas o en comprensiones reduccionistas de la verdad”. “Esta tarea hace posible una correcta aplicación de la correlación o interacción entre las experiencias humanas profundas y el mensaje revelado (DCG 153)”, acota.
El Obispo destaca al catequista como “la pieza insustituible en el método catequístico (…) que motiva el encuentro entre Dios y el catequizando, así como la relación entre los integrantes de su grupo y la comunidad cristiana. Da su vida y ejemplo, así como de saber crear las condiciones necesarias dependerá que el mensaje cristiano sea bien acogido”.
Mons. Romero subraya que “el grupo de catequesis no sólo es un lugar de aprendizaje sino que está llamado a vivir una experiencia de comunidad de fe que le lleve a participar activamente en la vida eclesial que tiene como fuente y cumbre la celebración de la Eucaristía”.
El mensaje completo disponible en http://catequesisuruguay.com/blogweb/index.php?