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Mensaje de Pascua de Resurrección 2024

 

Al Pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de Tacuarembó

A todos los vecinos y vecinas

A cuantos viven en esta región

Con la Palabra de nuestra Fe y que moviliza nuestra vida les anunciamos:

¨No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí¨

Las Palabras recibidas por las mujeres al llegar al sepulcro y encontrarlo vacío se hacen anuncio colmado de Esperanza, aún en el desconcierto que a ellas les provoca.

El Resucitado, desde entonces Dios con nosotros, cercanía de Dios para toda persona, nos posibilita ser cercanos unos y otros y lo deseo particularmente para aquellos que conformamos por la vida, por el trabajo, por los vínculos familiares y de amistad esta región del ¨Uruguay profundo¨: los departamentos de Tacuarembó y Rivera.

Para todos Uds. y en nombre del Señor Resucitado y mediante el presente quiero ser cercano a todos y en todas circunstancias y situaciones de vida.

Llegue pues a este Pueblo al que me debo Gracia y Paz de parte del Nuestro Señor Jesucristo.

Celebrar la Pascua del Señor, es renovar nuestra Vida en Él, sentirnos reconciliados por el Señor, sanadas nuestras heridas y ser promotores de reconciliación entre los nuestros y ante quien nos encontremos.

Corramos el velo de los temores que nos aíslan y separan para proclamar la Palabra que nos integra y nos hermana. ¨Sintiéndonos testigos elegidos de antemano por Dios¨, y llamados a ser actores según nuestra identidad que proviene de la Fe que profesamos en el contexto de las ideas y del pensamiento, en medio de las alternativas ideológicas y ambientales entre las que nos encontramos como parte del mundo que habitamos y que estamos llamados a construir.

Así como las mujeres de la primera hora de la resurrección fueron enviadas a anunciar a los discípulos y a Pedro una Verdad inocultable, también hoy nosotros tenemos que asumir el anuncio de la verdad de VIDA que profesamos y cuanto de ella surge para la concepción y el desarrollo integral de la persona humana.

La fuerza de la Palabra y la verdad que contiene nos interpela y al recibirla e integrarla nos compromete a ser auténticos según ella, a anunciarla, compartirla, que ella por nuestra disponibilidad y acción impregne los ambientes.

Palabra y testimonio sean ¨las cartas de presentación¨ que tengamos en la sociedad que participamos, tantas veces y no pocas avasallada por una secularización que cree estar llamada hacer de este mundo según su pensar y sentir.

Nos hacemos cercanos unos y otros ante la afectación que golpea a la humanidad y particularmente a los Pueblos heridos por el flagelo de la Guerra, marcados por el dolor, el hambre y la muerte. Con aquellos que padecen enfermedades y marginación, con los que no son alcanzados por los Organismos de ayuda, sumergidos en situaciones de vida infrahumanas.

Nos hacemos cercanos como fruto de la resurrección del Señor que celebramos, desde donde se forma la ¨nueva Familia de Dios¨ que nos involucra en su construcción desde la fraternidad y hermandad en Jesucristo, con los nuestros, con quienes nos reconocemos y formamos la ¨familia de orientales¨.

Con cada uno de aquellos con quienes compartimos esta bendita tierra del ¨Uruguay profundo¨.

Hemos de vivir y ya vivimos en sus primeras expresiones la compleja época electoral, estamos ante la toma de decisiones, de posturas políticas, pedimos que la ¨pasión no le gane a la razón¨ que el discernimiento por la opción propia no sea causa ni de divisiones ni violencias, que no perdamos ni provoquemos divisiones ni quebrantamientos en el bien y buen relacionamiento en familia, en los espacios de participación que tengamos, en ninguno de ellos.

La resurrección de Cristo que es fruto del Amor de Dios para cada uno y reconciliación de la humanidad, nos inspire actitudes y gestos de respeto, de tolerancia. Que la defensa de lo propio no quebrante los modos pacíficos y cercanos de relación, de vecindad que nos distinguen como Pueblo. Debemos salvaguardar los valores que inspiran nuestra convivencia. 

En esta hora de decisiones dirigimos nuestra mirada a María, Madre de la Patria, Virgen de los Treinta y Tres y la ayuda de San José para construir cada hogar y particularmente la ¨casa común¨. 

El Resucitado ha venido a nosotros, celebramos Su Resurrección, renovamos nuestra Fe en Él y la hacemos anuncio para nuestros hermanos. FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.

Los saludo con particular afecto y les imparto mi bendición.

 

+Pedro Wolcan Olano
Obispo de Tacuarembó
Tacuarembó, 29 de marzo de 2024