El miércoles pasado participé en Paysandú en la rueda de prensa en la que se comunicó a la población sanducera que está en marcha el proyecto e un nuevo liceo privado y gratuito, que llevará el nombre de Francisco.
Muchos recordarán que el Papa Francisco, en la misa de los primeros días, viendo que entre los asistentes estaba el Padre Gonzalo Aemilius, ex director del Liceo Jubilar de Montevideo, lo llamó y públicamente elogió la obra de este centro educativo, inspirador de otros que están surgiendo en nuestro país. Esta misma semana se inauguró el Liceo Providencia. Otro similar, Liceo Impulso está iniciando su segundo año.
El proyecto sintoniza con la invitación del Papa a salir hacia las “periferias”: geográficas y humanas, con desigualdades que invitan a una solidaridad activa.
Los iniciadores del proyecto volvieron entusiasmados después de visitar l Liceo Jubilar que está funcionando desde hace 10 años en el barrio Casavalle, una de las zonas de contexto crítico de Montevideo.
Un sentimiento común empezó a contagiarse entre personas que aportaban su granito de arena. Esto lo palpé después de la conferencia de prensa, cuando una funcionaria de la Intendencia me comentó sobre diversos talleres que la Intendencia está llevando a los barrios.
El lugar donde se realizó la rueda de prensa y donde funcionará el nuevo Liceo es la casa Monseñor Nicolini. Este obispo de Salto, que falleció en 1988, a los 47 años, dedicó gran parte de sus energías a la gente joven y de ahí que esta casa, que albergó a jóvenes con inquietudes vocacionales, lleva hoy su nombre.
Los ejes educativos pondrán el acento en el vínculo personalizado entre docente y alumno, exigiendo como condición de admisión, que la familia se incorpore activamente en el camino educativo de sus hijos. Se busca que el docente no sea sólo el que imparte su clase y se va.Cumple un rol educativo importante. De ahí que para favorecer el vínculo entre alumnos y educadores el liceo ofrecerá horario completo, con desayuno, almuerzo y merienda incluida.
Que quede claro que el acceso es público, para todos, según las zonas donde vivan. Y la gestión es privada.
La financiación será mediante donaciones, al igual que el Liceo Jubilar, tanto de particulares como de empresas, según el marco legal que el gobierno ha establecido para este fin.
Es de esperar que al igual que otros centros similares de tiempo completo, impulsados por este marco educativo, los alumnos puedan lograr excelentes niveles académicos que los preparen a ulteriores pasos.
Se logrará así romper el circuito fatal que determina al pobre a seguir en la pobreza y a buscar, quizás como sucedáneo,la plata fácil y rápida para satisfacer necesidades inmediatas. El objetivo es que el joven pueda dar un salto cualitativo mediante el arma poderosa de la educación personalizada que lo aliente hacia mejores horizontes.
Columna del Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, publicada en el Diario «Cambio» del viernes 28 de febrero de 2014