El 24 de julio falleció, a los 91 años de edad, como consecuencia del Parkinson que la afectaba, la Hna. Marta, de la Congregación de las Hermanitas de la Asunción, quien desde su juventud ha desarrollado un intenso servicio pastoral en favor de los más pobres y vulnerables en nuestro país y en Bolivia.
El sábado 25 se celebró una Misa de cuerpo presente en la Parroquia de los Sagrados Corazones de Possolo y al mediodía tuvo lugar el sepelio en el Cementerio del Buceo.
La Hermana Marta, considerada como “la hermana de todos en los barrios pobres”, nació en San José. Su nombre original era Nilda Echarte Arrizabalaga pero al ingresar a las Hermanitas de la Asunción pasó a llamarse Marta por la santa ¨María Marta de Betania”.
En el año 1945 fundó la Juventud Obrera Cristiana en su San José natal, luego en Montevideo creó la JOC en el barrio del Cerrito de la Victoria. Poco tiempo después descubre su vocación religiosa y de servicio social e ingresa como religiosa en las Hermanitas de la Asunción. Entre los años 1959 y 1965, estuvo con su comunidad religiosa en los campamentos mineros de las minas de Siglo XX, en Potosí, Bolivia. Allí trabajó en la organización popular y en tareas de prevención y cuidados en Salud. Esa experiencia la marcaría para toda su vida. ”Los mineros me concientizaron, me hicieron conocer América Latina», dijo en una entrevista.
Antes había estado en Francia y Argentina. De vuelta en Uruguay, trabajó en los barrios populares Cerro, Cerrito y las Acacias con su Comunidad de Hermanas, integrándose al barrio, promoviendo la organización popular, las comisiones de fomento y en la atención de la salud. En marzo de 1973 (antes del golpe de estado) las FFAA la llevaron presa acusándola de «evangelizar» que es «concientizar», según le increpaba un oficial. Del cuartel del Km. 14, la trasladaron a la Cárcel de Mujeres (presas políticas) de Punta Rieles, donde transcurrió más de un año.
Muchos han sido los destinatarios de su trabajo solidario y espíritu organizativo: desde los obreros pobres de la periferia de San José, o las prostitutas de Juan Lacaze; los Cañeros de Artigas, acampados en el Cerro, en los barrios Casavalle, Cópola, Aparicio Saravia, Marconi… La Hna. Marta ha trabajado codo a codo en su momento con el P. Cacho y así como con el P. Pablo Bonavía en la parroquia de Possolo,.
En el boletín digital Vecinet, Guillermo y Silvina Font dedicaron una larga crónica a evocar a la Hna. Marta y destacar su inconmensurable aporte a los más desfavorecidos de tantos barrios uruguayos y de fuera de fronteras. «Hasta hace poco, dedicaba sus esfuerzos a los niños y las madres del Centro Educativo Abuelo Oscar, de la calle Itacumbú. Hablar con ella es un verdadero placer; de ojos claros y vivaces, de sonrisa cómplice y haciendo gala de un fino humor, Marta irradia calma: una condición reservada a aquellas personas que han sabido honrar la vida”, señalanlos periodistas.
En base a Boletín Digital Vecinet