En el programa del encuentro, a una determinada hora estaba incluida la posibilidad de asistir a Misa, que se iba a celebrar en alguno de los varios locales que tiene el Parque. La Gerencia, como es natural, no había puesto ninguna objeción: iban a ocupar el hotel 300 personas durante un fin de semana, y sería una muy buena entrada económica; si quieren ofrecer sesiones de lectura del Corán o hacer meditación trascendental o celebrar Misa, ¿qué más da?
Se ve que sí, que da. Ante la negativa de los superiores, la Gerencia del Parque se preocupó de pensar en otras alternativas (contratar ómnibus por cuenta suya para que pudieran venir a Misa a Minas, por ejemplo), tan bien intencionadas como insólitas, si se piensa con un poco de sentido común. Lo que estaba firme, por órdenes de arriba, era que Misa, en el Parque, no.
Los organizadores se movieron, le dijeron chau al Parque y contrataron el Argentino Hotel, encantado de poner a disposición lo mejor para recibir a 150 matrimonios.
¿Es o no es discriminación por motivos religiosos lo que hizo UTE? ¿Intervendrá la Justicia?
Un recuerdo para terminar. En 1998, durante la visita del papa Juan Pablo II a Cuba, el P. José Luis Ponte y yo (él había ido enviado por una revista española; yo, por radio Nuevotiempo), celebramos Misa en el hotel Habana Libre, donde funcionaba la sala de prensa. Sólo recibimos facilidades, por parte del hotel, para prepararla y celebrarla. Además de periodistas, asistieron varias empleadas y empleados del hotel que, al terminar la Misa, no paraban de darnos las gracias: estaban felices. Fue en el hotel Habana Libre, repito.