El lunes 21 de junio, a los 79 años de edad, falleció Fray Luis Carlos Bernal OP, quien durante muchos años y en diferentes períodos ofició de Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal del Uruguay. Ante la triste noticia de su deceso como consecuencia del COVID-19, los obispos expresaron sus condolencias y su reconocimiento al servicio y la dedicación que el religioso ha brindado a nuestra Iglesia en Uruguay.
“Rezamos para que el Señor le recompense con el ciento por uno todo su servicio y entrega generosa, a la vez que pedimos para su comunidad y familiares el don del consuelo”, destacaron en una nota de condolencias Mons. Arturo Fajardo, Mons. Carlos Collazzi y Mons. Milton Tróccoli, integrantes del Consejo Permanente de la CEU.
En sus más de 55 años de ministerio sacerdotal, Fray Bernal cosechó vínculos entrañables en ámbitos muy diversos de la Iglesia y la sociedad. Como lo señaló Fr. Rubén Lucero OP en su homilía en la Misa presidida por el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, “su experiencia de Dios fue haciendo de su corazón una caja de resonancias. Y podríamos decir de él lo que se decía de Nuestro Padre Santo Domingo: ‘todos cabían en la inmensa caridad de su corazón, y amando a todos, por todos era amado´”.
El lunes 21 de junio en la tarde, tras conocerse la dolorosa noticia de su partida, sus hermanos frailes en Uruguay concelebraron una misa, transmitida por la plataforma zoom, en la que se unieron a la distancia la familia residente en España de Fray Bernal, y muchos amigos e integrantes de las fraternidades laicales dominicas a las que ha impulsado y acompañado.
VIDA COMPARTIDA, CELEBRADA Y ENTREGADA
El miércoles 23, el Arzobispo de Montevideo presidió otra misa en acción de gracias por la vida, vocación y su ministerio de Fr. Bernal, en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo, comunidad donde residía el sacerdote dominico . Acompañó en la celebración, junto a otros sacerdotes de Montevideo, el obispo emérito de Canelones, Mons. Alberto Sanguinetti, a quien Fr. Bernal precedió como rector del ITUMS, hoy Facultad de Teología del Uruguay.
La homilía estuvo a cargo del párroco, Fray Lucero OP, quien destacó la “capacidad escucha, de consejo y de acompañamiento” de su hermano fraile y la convicción que nutrió su existencia: “La vida tiene sentido cuando se la comparte, cuando se la celebra y cuando se la entrega”.
“Fray Carlos, como buen dominico, supo integrar la reflexión teológica, el ministerio académico y el compromiso pastoral”, resaltó. “Su amor por la Orden y por la Iglesia uruguaya lo fueron haciendo un hombre capaz de predicar el Evangelio haciéndolo cercano y significativo en la vida y en el camino de fe de muchas personas”, afirmó Fr. Rubén.
“Querido fray Carlos, gracias por tu testimonio y tu entrega. Perdón por las veces que hemos entristecido tu corazón. Fuiste un hombre de fe, y tu pascua nos recuerda que Jesús (nuestro Camino, Verdad y Vida) tiene preparado para todos nosotros un lugar en el corazón de Dios. Que el misterio más profundo de nuestra despedida, sea la esperanza de nuestro reencuentro en Dios”, concluyó Fray Lucero.
Al finalizar la Misa, el Cardenal Sturla expresó su agradecimiento a Dios “por lo que ha sido la presencia de Fr. Luis Carlos Bernal op en la Iglesia en Uruguay, acompañando a los obispos, en la Facultad de Teología, en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, y UNIAPAC”. El Arzobispo recordó, especialmente, el cariño, el afecto y el conocimiento con que Fr. Bernal transmitió a generaciones de sacerdotes el sentido de la fiesta litúrgica.
Homilía en la misa exequial de fray Carlos Bernal OP
(23/06/2021)Fray Rubén Lucero OP
En este año jubilar para la Orden de Predicadores, en el cual celebramos los 800 años del Dies natalis de Nuestro Padre Santo Domingo, hoy somos invitados a celebrar el Dies natalis (la pascua) fray Carlos Bernal. Por eso, en esta Eucaristía, queremos dar gracias a Dios por su vida, su vocación y su ministerio.
Hoy queremos hacer memoria agradecida de un hombre de Dios que llegó a nuestro país en julio de 1973 y que hasta hace dos días vivió con una convicción: la vida tiene sentido cuando se la comparte, cuando se la celebra y cuando se la entrega.
Su experiencia de Dios fue haciendo de su corazón una caja de resonancias. Y podríamos decir de él lo que se decía de Nuestro Padre Santo Domingo: “todos cabían en la inmensa caridad de su corazón, y amando a todos, por todos era amado”. Fray Carlos fue un hombre con capacidad escucha, de consejo y de acompañamiento. En su vida, la fraternidad y la amistad ocupaban un lugar esencial. Era el hombre de los detalles, aquellos que fueron causa de alegría y que a partir de hoy forman parte del tesoro de nuestros recuerdos.
Fray Carlos, como buen dominico, supo integrar la reflexión teológica, el ministerio académico y el compromiso pastoral. Su amor por la Orden y por la Iglesia uruguaya lo fueron haciendo un hombre capaz de predicar el Evangelio haciéndolo cercano y significativo en la vida y en el camino de fe de muchas personas. Como decía el gran dominico francés fray Henri Lacordaire: “Si me preguntas por qué he preferido la Orden de Predicadores, responderé que es la más conforme a mi naturaleza, a mi inteligencia y a mi fin; a mi naturaleza por su gobierno; a mi inteligencia, por sus doctrinas; a mi fin, por sus medios de acción que son principalmente la predicación y la ciencia sagrada”. En la Orden de Predicadores, fray Carlos encontró no solo un camino de seguimiento de Cristo, sino también una forma de vida consagrada a la predicación de la Palabra de Dios.
Querido fray Carlos, gracias por tu testimonio y tu entrega. Perdón por las veces que hemos entristecido tu corazón. Fuiste un hombre de fe, y tu pascua nos recuerda que Jesús (nuestro Camino, Verdad y Vida) tiene preparado para todos nosotros un lugar en el corazón de Dios. Que el misterio más profundo de nuestra despedida, sea la esperanza de nuestro reencuentro en Dios.