El lema del escudo es «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo«, está tomado de Mt 28,19 y de la oración cristiana más común, inicial, sencilla y profunda que expresamos cada día en la señal de la cruz: todo es realizado en el único Dios Trinidad de amor.
Mons. Pablo Alfonso Jourdan Alvariza comprende su vida desde la contemplación activa de la relación con las tres Personas Divinas: expresada cada día en la comunión de amor con los hermanos, vivida en la transparencia del Evangelio.
El escudo tiene dos partes unidas por una ondulación: la creación (verde) y la nueva creación (azul) Col 3,1-17. La ondulación representa /a montaña (la unión con Dios, Ex 19-20; Mt 5-7), experiencia vivida por Pablo en las sierras de Lavalleja, el cerro del Verdún y de Montevideo.
Siguiendo un eje central -«columna»-, encontramos en la parte superior la Santísima Trinidad: el Padre (Sol Mt 5,45), el Hijo (Cruz) y el Espíritu Santo (Siete llamas). La superación del mal (cruz roja, Redención) por la presencia pascual de Jesucristo (Hostia con la sigla del nombre de Jesús), actualizada por el don del Espíritu en la eucaristía, fuente y culmen de toda la vida cristiana.
En la parte inferior (por debajo de «las llamas» y en «la montaña») está la Biblia, Palabra de Dios escrita, que anima la vida de la Iglesia.
Más abajo -y sumergidas en todas estas realidades- se encuentra la Sagrada familia de Nazaret: José, María y Jesús en medio del trabajo. Signo de la humanidad, modelo de familia, de los diversos estados de vida y de comunidad. De niño Pablo se formó con los Hermanos de la Sagrada Familia y desde la juventud en la Fraternidad Contemplativa María de Nazaret.
Corona el escudo la mitra y el báculo signo del ministerio episcopal de Jesucristo realizado en su humilde persona. El cayado del Buen Pastor (Jesús) que apacienta el rebaño está alineado con la cruz y el «eje central» que animará el ministerio de Mons. Pablo.