El Director de la JMJ Madrid 2011, Dr. Santiago de la Cierva, de paso por nuestro país, fue entrevistado en el programa «Si tú supieras», que se emite de lunes a viernes a las 18hs, por Radio Oriental.
DR. SANTIAGO DE LA CIERVA
Lic. en Derecho, Dr. en Filosofía y Master en Comunicación
Institucional.
Secretario General de Comunicación en IESE Bussiness School de la Universidad de Navarra.
Profesor de Comunicación preventiva y gestión de crisis en Roma.
Director y Fundador de Rome Reports Tv News Agency
Director Ejecutivo de la JMJ Madrid 2011.
Muy buenas tardes y gracias por acompañarnos.
Muy buenas tardes y estoy encantado de estar en Uruguay. Es la primera vez que estoy aquí y me han recibido muy bien.
¿Cómo ha vivido la JMJ 2011?
Estamos a punto de cumplir un año de esa “locura colectiva” que fue la JMJ en Madrid. Digo “locura colectiva”, porque en el fondo lo organizamos personas sin experiencia, y contando con muchísima gente voluntaria. No deja de ser una iniciativa de la Iglesia con una gran falta de recursos, y a un año todavía seguimos contentos de lo maravilloso que fue para todos. Es de verdad algo muy hermoso.
La Jornada en Madrid fue un impacto numérico nada común. ¡Más de 2 millones de jóvenes!
Ha sido la reunión más numerosa de la historia de España, es cierto. Pero lo importante no fue el número, sino la calidad del evento que removió a tanta gente, y que veían día tras día a los jóvenes llenar las calles de Madrid de alegría y de amistad, y de un espíritu constructivo increíble…. fue realmente maravilloso.
¿Quiénes han dicho que los peregrinos fueron espectaculares? Lo ha dicho la Policía, lo ha dicho el servicio de limpieza de Madrid, que hemos ensuciado menos de un 10 por ciento que en un simple partido de Fútbol o de un recital. Lo ha dicho el servicio de sanidad, que nunca había atendido tantos jóvenes durante seis días, donde no se encontró ni una sola intoxicación etílica. Y no olvidemos que estamos en España que es el país del “botellón”, donde más de dos veces por semana se emborrachan más de la mitad de los chicos que tienen alrededor de los quince años.
Cuanto tuve que enfrentarme a los periodistas y les decía que entre más de dos millones de jóvenes no hubo ni una intoxicación etílica, pero no es que sean abstemios, sino que son jóvenes cristianos que saben a qué han venido, y tomarán alguna cerveza, pero saben dónde está la felicidad. Lo maravilloso de los cristianos es que saben ser felices, y eso es lo que deja a la gente maravillada.
¿Se lograron los objetivos que se querían conseguir?
La realidad fue muchísimo más linda que todos nuestros proyectos. Presentar el mensaje cristiano a gente joven no es fácil, y muchos sacerdotes se desaniman por las dificultades que tienen para traer a los jóvenes a la comunidad.
Presentar el mensaje cristiano atrae y llena, y te das cuenta de que las dificultades muchas veces son culpa nuestra y no lo hemos sabido presentar como una verdadera y enorme fuerza positiva que te hace feliz, y que te descubre quién eres y para que estás realmente aquí. Es hermoso descubrir lo feliz que te hace servir a los demás, ser menos egoísta, ver cómo te cambia la vida.
El Papa nos puso una meta muy alta: “Tenéis que conseguir que la Jornada Mundial de la Juventud sea ocasión de un encuentro personal con Cristo para cada uno de los que participen”. ¿No nos estará pidiendo demasiado? Y entonces reorientamos todo para que fueran unos días de convivencia, divertidos, muy alegres, llenos de cultura, llenos de actividades y al mismo tiempo que todos pudieran tener una experiencia personal de encuentro con Cristo. Y tener una experiencia personal en una reunión de dos millones, pues no es nada fácil.
Al mismo tiempo pusimos muchísimo énfasis en la eucaristía y la confesión. Porque no hay modo de progresar en la vida cristiana si no es con la eucaristía y la confesión. Entonces intentamos hacer las dos cosas amables e inteligibles, que no es nada fácil. A veces la confesión es vista como un momento muy duro, y curiosamente el “confesionario” es un mueble muy raro y suele estar en un sitio oscuro, y no apetece mucho. Y nos preguntamos: ¿Pero por qué? Si la confesión es el momento más alegre para un cristiano, donde está con el contador a cero, donde le han perdonado todo… es fantástico. Y ¿cómo podemos escenificar esta hermosa realidad? Pues hagamos confesionarios alegres, de color blanco, que parezcan barcos de vela, y los pusimos en el parque Central de Madrid, en un jardín lleno de luz. Y preparamos un grupo de voluntarios que enseñaban a reconciliarse, porque muchos no se confiesan nunca. Luego les pedimos a los confesores que fueran muy “padres”, muy acogedores, ya que para muchos podría ser la puerta de entrada o de regreso a la Iglesia.
¿Cómo surge la idea?
En primer lugar se parte de una idea genial del Papa Juan Pablo II, de presentar a los jóvenes el cristianismo de un modo nuevo, y no es otra cosa que lo que está en el evangelio: “Ven y verás”. A veces no somos capaces de explicar nada, y hay que decir: “Ven y verás”, ven y vívelo por ti mismo.
A Juan Pablo II le costó mucho convencer a la iglesia de que era una buena idea encontrarse con todos los jóvenes. Porque ahora, a todos les parece algo genial, pero cuando comenzó no convencía a muchos, porque le decían que el Papa no está para estas cosas. Pero una virtud que tenía Juan Pablo II era ser muy testarudo, y consiguió convencer a toda la Iglesia poco a poco de que era posible. Y Juan Pablo II siempre quería estar al tanto de todos los detalles, y siempre que organizaba una Jornada, a la semana invitaba a todos los colaboradores para “estirarles la lengua”, y hablaban de sus impresiones con él. Y en uno de estos encuentros, un sacerdote joven le dijo al Papa: “Hay que hacer esto de nuevo”, y en ese momento el Papa dio un puñetazo en la mesa y dijo: “Eso pienso yo”, y comenzó a caminar esta gran idea.
¿Cuánta gente estuvo detrás de todo esto?
Algo importante es dejar que los jóvenes lo organicen. Lo hemos hecho a través de redes sociales, con muchos perfiles, moderados por gente joven que explicaban a sus coetáneos lo que era la Jornada, lo que es el cristianismo, etc. A los jóvenes hay que dejarles que decidan, la fiesta es suya.
Varios vaticanistas comentaron que en Madrid 2011 fue impresionante el silencio logrado especialmente en la adoración.
Ahora recordamos con gracia lo que pasó aquella noche de la vigilia eucaristía, pero fue muy complicado. Se desató una tormenta brutal en la que llovía de todas partes, y ya no sabíamos qué hacer. Se habían preparado muchas cosas y tuvimos que parar más de media hora y cuando se reanudó, hubo que cortar cosas y se tuvo la adoración, tal como nos había pedido el Papa, con el Santísimo expuesto. Y durante más de 10 minutos estuvimos en silencio total con más de 2 millones de personas… Y ni un solo ruido.
Nos quedamos con la preocupación que nos salteamos la homilía del Papa y unas letanías muy bonitas, y le mandé decir al Papa que sentíamos mucho haber cortado tantas cosas por la tormenta. Al día siguiente le dijeron a Benedicto que lamentábamos mucho haber cortado su homilía, y sorprendido contestó: “La tormenta fue providencial, porque la esencia del acto de anoche era una vigilia eucarística, y la esencia de un acto así es adorar al Señor en silencio. A veces pensamos que no es suficientemente atractiva la adoración y la llenamos y adornamos con muchas cosas, tapando lo esencial. Por eso estoy contento, por lo que hizo la tormenta, para que quedara claro qué es lo esencial: exponer el santísimo y adorarlo en silencio”. Y añadió: “Se ha visto qué tipo de gente participó de esta jornada, porque luego de la tormenta no se movió nadie”.
Muchos compararon esta Jornada con las de Juan Pablo, y Benedicto ha traído sorpresas para los que pensaban que su timidez podía jugarle en contra.
Benedicto es tímido, pero ha vencido en gran parte esa timidez. A mí me ha sorprendido la disponibilidad del Papa para hacer lo que le pidiéramos: saludar aquí, ir a un lado, luego a otro, hablar en un lado, luego esperar, etc. Le prometimos que no le daría el sol, ni que se mojaría, y aunque no cumplimos nada de eso, estaba contentísimo. Benedicto se emocionó muchísimo por el calor humano de la gente, por el cariño con el que era recibido. La gente le manifestó tanto cariño que había recorridos donde el Papa lloraba, y la primera noche en Madrid no había dormido bien debido a la emoción.
Benedicto XVI es el Papa que nos ha dado Dios, y tiene una fe como pocos, confiando plenamente en Dios. Me asombra ver el cariño que puso en la confesión, y estaba contentísimo de confesar. Es un Papa que ha fascinado a intelectuales y a los niños de modo especial. Es un hombre súper cariñoso, cercano y muy sensible.
¿Cómo evalúa la comunicación de la JMJ y la relación con los medios?
La comunicación de la JMJ en Madrid fue un éxito, especialmente a través de las redes sociales, donde conseguimos casi 600.000 personas conectadas.
Quedamos muy contentos con los medios, porque comprendieron que los protagonistas son los jóvenes, que debían pasar unos días con ellos y preguntarles ¿por qué están aquí? Y la información cambió completamente cuando los periodistas comprendieron dónde estaba lo realmente importante.
Por otra parte hay muchos frutos que ha dejado la JMJ, por ejemplo: ha aumentado el número de padres que piden formación católica para sus hijos en el colegio, ha aumentado el número de españoles que piden que parte de sus impuestos vaya a la Iglesia católica, jóvenes que han entrado al seminario y a congregaciones religiosas, etc. Se nota que Dios ha tocado el corazón de mucha gente, y la mayoría de los frutos no los veremos nunca.
¿Qué nos encontraremos en Río 2013?
Nos encontraremos una fiesta enorme, de muchísima gente, a lo brasileño. Será la Jornada más masiva, y el Papa estará encantado. Además las jornadas mundiales siguen juntando más gente, y siendo en América Latina, yo creo que no debería haber nadie en Uruguay que no fuera.
Muchas gracias.
Fuente: Quincenario “Entre Todos N° 285