“Quizás el coronavirus ha hecho que en la liturgia hayamos visto cosas que son más esenciales y que no nos habíamos dado cuenta” destacó el Pbro. José Antonio Goñi, Dr. en Sagrada Liturgia, quien el sábado 10 de octubre ofreció una conferencia vía Zoom sobre “Liturgia Virtual”.
La instancia de formación fue propiciada por el Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal del Uruguay, en el marco del Congreso Eucarístico Nacional (trasladado para 2021), y contó con la participación de interesados en la temática de Uruguay, Argentina, Paraguay y Colombia.
El Pbro. Goñi es oriundo de Pamplona y además de Dr. en Sagrada Liturgia por el Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo es Licenciado en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana.
En su ponencia el experto español afirmó que “dejar de lado las tecnologías seria ridículo”. “No podemos ir contra el progreso, aunque sí tenemos que aprender a hacer un buen uso de los tecnologías”, puntualizó.
Luego de esbozar algunas consecuencias del coronavirus en la vida ordinaria (el confinamiento, la imposibilidad de abrazarse, la distancia social, ciudades “despobladas”), el Dr. en Sagrada Liturgia profundizó sobre su incidencia en el campo litúrgico. “Estar encerrados en casa nos hizo experimentar la sensación de estar lejos de los nuestros y la necesidad de reencontrarnos humanamente y religiosamente”, señaló al inicio de su exposición.
“El coronavirus supuso en la liturgia celebraciones sin fieles, sin embargo no impidió que hubiera una presencia virtual desde sus casas”, indicó. Explicó, en este sentido, que la participación podía darse de dos maneras: viendo la transmisión a través de una pantalla (donde no hay comunicación porque del otro lado se es ajeno a lo que sucede en las casas) o vía zoom (permitiendo interacción). Señaló que hubo también una iglesia doméstica que en casa vivía sus celebraciones sintiéndose “iglesia” sus miembros sin estar conectados con un sacerdote. “Todas estas situaciones son anómalas, sin embargo no por ello son malas”, aseveró.
Pasando raya a las celebraciones transmitidas en forma virtual en el tiempo de pandemia , el Pbro. Goñi destacó tres: la celebración de la misa, la adoración al Santísimo y la Liturgia de las Horas.
Sobre la transmisión de la misa el experto opinó que si existía ya una buena transmisión no era necesario que todos los sacerdotes emitieran sus propias celebraciones, sino que podían estar cerca de sus fieles de otras formas: llamándolos, rezando por ellos, colgando buenos videos en sus web o redes sociales.
Refiriéndose a las celebraciones de adoración al Santísimo resaltó que “resulta curioso prender el móvil (celular) y encontrarse con una imagen fija del Santísimo expuesto encima del altar”. “No sé si hay que ponerse de rodillas… es muy extraña una adoración eucarística por medios virtuales”. Aclaró que otra cosa es la transmisión de una “celebración con adoración al Santísimo” como las del Papa porque era posible participar de alguna forma. “Hay otras maneras de ser conscientes de que hay una presencia de Cristo, no solamente en la presencia real en la Eucaristía”, enfatizó el experto español.
Sobre las transmisiones de la celebración de la Liturgia de las Horas señaló que “fueron más escasas”. “Es curioso que este confinamiento ha sacado a la luz que parece que si no hay misa no tenemos nada más”.
RASGOS DE LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA PRESENTES EN LA MODALIDAD VIRTUAL
Seguidamente, el Pbro. Goñi se detuvo en los rasgos esenciales de la liturgia y analizó cómo son factibles o no en la liturgia virtual.
“No es lo mismo estar presente que seguir una transmisión a través de una pantalla, que no trasmite todas las sensaciones ni involucra todos los sentidos”, reconoció. No obstante, admitió que “virtualmente tenemos otras experiencias que nos permiten introducirnos más en lo que queremos ver a pesar de la distancia”.
Recordó que “participar es actuar junto con otras personas en un suceso acto o actividad con el mismo nivel de implicación”. Comentó que el Concilio Vaticano II “quiso que todos pudiéramos participar en la celebración”. “La participación fue uno de los elementos esenciales de la reforma litúrgica”, dijo y explicó que existen distintos grados de participación. “Una celebración en la que vemos a un sacerdote solo celebrando, podemos decir que en el grado de participación no es lo más expresivo, pero no que esté mal. y en la medida de nuestras posibilidades debiéramos caminar a la máxima expresión”, expresó. “¿Podemos decir que virtualmente hay una participación en alto grado? ¿De qué manera podríamos propiciar una participación virtual según los adjetivos señalados por el Concilio: plena, consciente, fructuosa, piadosa, fácil, interna y externa y con toda el alma”?, planteó. “Nos parece que participar es ser conscientes de todo lo que pasa” y “la participación puede ser de diferentes maneras”, señaló. “En esta graduación de la participación tenemos una participación aunque lo hagamos virtualmente”, aseguró el Pbro. Goñi.
Luego se refirió a otro rasgo que es “la liturgia de la liturgia”. Explicó, en este sentido, que “la liturgia para que sea liturgia es una acción comunitaria. Significa acción del Pueblo, algo que hacemos ‘entre todos’¨. «La liturgia virtual es una liturgia excepcional pero en esa excepcionalidad da lugar a posibilidades”, expresó, y puso como ejemplo que en una transmisión de la celebración de la misa por la plataforma zoom distintas personas pueden proclamar las lecturas o efectuar los cantos, cada uno desde su lugar y en su debido momento.
Continuando con los rasgos de la celebración litúrgica el Pbro. Goñi destacó que la liturgia es epifanía de la Iglesia. Significa que la visibiliza y que la mayor expresión de la Iglesia es la celebración litúrgica. Este rasgo encuentra una limitación en la liturgia virtual. “Cuando nos reunimos formamos el cuerpo de Cristo y para que haya una visibilización es necesaria una presencia. Esta epifanía se diluye en una liturgia virtual porque debe haber una presencia física”, explicó el experto.
Otro rasgo importante de la celebración destacada por el experto es la Palabra de Dios. “Durante siglos la hemos tenido un tanto oscurecida la Palabra de Dios…había quedado en un segundo plano porque se leía en latín y la gente no la entendía”, dijo.
Explicó que el Concilio Vaticano II resaltó que la celebración está compuesta de dos partes: la liturgia de la Palabra y la liturgia sacramental. “La Palabra de Dios vuelve a ser esencial porque es presencia de Cristo. Cristo está siempre presente en su Iglesia dice el Concilio Vaticano II, sobre todo en la acción litúrgica, y también en su Palabra porque cuando está presente en la sagrada escritura es Él quien habla”, sostuvo.
«Seguimos valorando por encima de todo la presencia sacramental, la presencia de Cristo en el pan y en el vino porque es una presencia real, sustancial, permanente, pero eso no significa que no pueda estar presente de otras formas como en la Palabra”, subrayó el Pbro. Goñi.
Ejemplificó diciendo que “no solo podemos dar la bendición con el Santísimo, sino que los obispos pueden dar la bendición también con la Palabra, como ese Cristo que se nos dirige y nos da su mensaje para transformar nuestra vida». “La presencia de Cristo en la Palabra sí se da en la celebración virtual”, afirmó. “Hemos hecho hincapié en la comunión espiritual pero también a Cristo lo recibimos escuchando su Palabra. No descuidemos el valor de la Palabra de Dios que se nos hace presente también de un modo virtual”, indicó.
La experiencia de Misterio es uno de los rasgos de las celebraciones litúrgicas que “más debemos cuidar en la celebración virtual”, expresó el Pbro. Goñi al tiempo que animó a “intentar que se transmita ese misterio que celebramos” en la modalidad virtual. El experto compartió con los participantes ejemplos de celebraciones virtuales bien hechas como las de la Santa Sede en Semana Santa, que transmitían dignidad, solemnidad, la unción, “una experiencia viva y real del misterio”.
También mostró algunas celebraciones que no lo hicieron. “En ocasiones se ha jugado con el Santísimo con paseos que se han hecho en helicóptero o recorriendo las calles con Él en camiones”, manifestó.
Más adelante el Pbro. Goñi se refirió a las particularidades de la celebración de la liturgia con coronavirus. “La liturgia con coronavirus implicó bastantes cambios” y supone entre otros aspectos el uso de mascarilla, del gel hidroalchólico (que ha sustituido al lavado de las manos), el uso de guantes para dar la comunión, ordenaciones con imposición de manos con distancia…
El Pbro. Goñi destacó que la celebración de la liturgia con coronavirus “sacó a la luz un tema que ha suscitado un problema en algunos lugares”, referido a la comunión. Comentó que ante la prohibición en muchos lugares de recibir la comunión en la boca numerosos fieles se quejaron. “Parece que hubieran modos de comulgar mas legítimos o menos legítimos”, sostuvo. Enfatizó que “se puede comulgar tanto en la boca como en la mano, lo que no es algo sacrílego”. “No hay partes más pecadoras que otras del cuerpo. Parece que pecamos más con la mano que con la boca, pero lo que decimos con la lengua puede ser objeto de pecado también”, advirtió.
Sobre el final de sus ponencia el Pbro. Goñi animó a seguir “haciendo las cosas buenas que hemos aprendido” en este tiempo de pandemia. “Quizás el coronavirus ha hecho que en la liturgia hayamos visto cosas que son más esenciales y que no nos habíamos dado cuenta”, admitió. “Dejar de lado las tecnologías seria ridículo. No podemos ir contra el progreso, lo que sí tenemos que aprender es hacer un buen uso de las nuevas tecnologías.
Tenemos que encauzarnos y vislumbrar su hueco en la Iglesia. No hay que satanizarlas ni subirlas a los altares”, subrayó.
“Estamos en el proceso de la reflexión: avanzamos, nos equivocamos, volvemos hacia atrás y tomamos otro sendero… Estamos en una adolescencia en este campo, se están definiendo las cosas y hay abusos y excesos, pero desde la teología se va viendo que se nos abren nuevas pistas y hay que irles dando forma. Estamos en un proceso de creación”, concluyó.