Del 19 al 24 de marzo, la joven salteña Sofía Quiñones se encuentra en Roma participando en la reunión previa a la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos convocada por el Papa para el mes de octubre, que tendrá por tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Sofía tiene 21 años de edad y cursa 3er año de Trabajo Social. Participa en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales. Además de sus actividades parroquiales integra el Grupo de Teatro del Oprimido Salto. Se trata de un tipo de teatro “no convencional”, que toma situaciones reales de opresión y su finalidad es fomentar el debate social en torno dichas situaciones.
En una entrevista publicada en el Boletín de la Diócesis de Salto «Algo Nuevo» la joven uruguaya que participa en el pre-sínodo representando a la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil comparte cuál fue su primera experiencia de Dios, el aporte de la Pastoral Juvenil en su vida y su mirada acerca de cómo es ser joven católico en Uruguay y qué desafíos supone .
¿Qué aportó la pastoral juvenil a tu vida?
La pastoral juvenil me ayudó a conocer a Cristo, a vivir mi fe en comunidad. Pero también hice grandes amigos y amigas, me conocí a mi misma en pastoral juvenil. Crecí en pastoral juvenil, aprendí a ser una cristiana apasionada y siempre dispuesta, y también crítica y con un pensamiento muy abierto, aprendí a confiar en el Dios providente. Esto es como un resumen, porque en realidad aportó mucho más de lo que se me pueda ocurrir.
Una anécdota de la pastoral juvenil o actividad que te marcó…
Una actividad que nos marca a todo cristiano creo que es ese primer encuentro experiencial con Cristo, ese primer enamoramiento, cuando sentís su abrazo por primera vez. Sin duda fue en un retiro que se llama “El Camino” que preparaban unos chicos de Argentina, me acuerdo que fue en el verano de 2012 en Quebracho. Ese día me marcó profundamente y me cambió. A partir de ese día soy otra Sofía, ahí empecé a jugármela de verdad.
¿Cómo es ser joven católico hoy en Uruguay?
En Uruguay es ser un bichito raro, porque el estilo del joven cristiano es algo que otros jóvenes a veces no pueden entender. Porque no pueden entender por qué nos pasamos el sábado a la noche en la parroquia y el domingo en misa. Es raro compartir mensajes cristianos en Facebook, es raro escuchar a alguien hablando de fe, de esperanza y de Dios. Y es raro porque parece que hay mejores cosas de las que hablar… Pero a su vez ser joven católico en Uruguay es ser muy afortunado. Cultivar nuestra vida espiritual y nuestro vínculo con el Padre es lo que nos hace grandes en espíritu, nos llena la vida y nos hace verdaderamente felices. Para quienes lo vivimos no nos importa ser los raros del montón, porque somos hondamente felices.
¿Cuáles crees son los mayores desafíos para evangelizar a los jóvenes?
Hay muchos desafíos, algunos en el contexto social y otros en la interna de la propia iglesia. Hoy el mundo moderno y globalizado nos hace jóvenes cada vez más individuales y racionales, hoy los jóvenes tenemos infinitas propuestas que pueden sonarnos más llamativas que Jesucristo. Pero creo que algunos jóvenes no encuentran su lugar en la Iglesia y siempre me pregunto por qué. ¿Qué nos está faltando como iglesia? ¿Estaremos fallando? El futuro de la Iglesia somos los jóvenes ¿Qué lugar se nos está dando? ¿Quiénes son los protagonistas?