En el marco de la Jornada Diocesana de la Divina Misericordia, del pasado Domingo de Pascua, el Obispo emérito de Florida, Mons. Raúl Scarrone, realizó un homenaje a los santos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
Luego de la Misa en la Catedral, en la plazoleta del Barrio Español que recuerda la visita del Papa Juan Pablo II a la ciudad de Florida en el año 1988, Mons. Scarrone hizo uso de la palabra y destacó que los flamantes santos ”son ejemplo de vida y también nos hacen una llamada y una pregunta, no nos detengamos en ellos como héroes o superman, sino que veamos en ellos un signo de Dios, una Palabra de Dios para el mundo, para cada uno de nosotros”.
El Obispo emérito de Florido, que conoció a ambos santos, aseveró que “el santo siempre es un éxito de Dios” pese a “las fragilidades y las debilidades que todos tenemos”. “Fue el mismo Dios al que ellos le abrieron su corazón y colaborando con la gracia plasmó estos seres maravillosos, por encima de sus propias fuerzas humanas…”, señaló.
Alocución de Mons. Raúl Scarrone
En este hermoso clima de fiesta por la Pascua que es luz, gozo y vida nueva, con la esperanza de que toda prueba o dificultad de la vida se puede transformar en gracia, de que toda tristeza en alegría y de que toda muerte en resurrección. Acabamos de celebrar la Jornada de la Misericordia en nuestra Catedral. Ahora nos encontramos en el Barrio Español en esta plazoleta que nos recuerda la visita del Papa Juan Pablo II a nuestra ciudad en el año 1988…
Son dos grandes, dos contemporáneos nuestros, tan de nuestro tiempo que tuvimos el inigualable regalo de tener a uno de ellos, aquí entre nosotros, a pocos metros en el Estadio Campeones Olímpicos. Me han pedido decir unas palabras porque tuve la gracia de conocer a ambos, de tratarlos, de conversar con ellos. Ellos no son más que dos eslabones de una cadena ininterrumpida que se remonta hasta Jesucristo, fue Él que eligió al primer Papa a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”…
Dos nuevos santos: San Juan Pablo II y San Juan XXIII, son ejemplo de vida y también nos hacen una llamada y una pregunta, no nos detengamos en ellos como héroes o superman, sino que veamos en ellos un signo de Dios, una Palabra de Dios para el mundo, para cada uno de nosotros. Porque el santo siempre es un éxito de Dios, que con nuestra tierra, con nuestras fragilidades y las debilidades que todos tenemos. Fue el mismo Dios al que ellos le abrieron su corazón, colaborando con la gracia plasmó estos seres maravillosos, por encima de sus propias fuerzas humanas…
De esa manera, estaremos con nuestra fe en la vanguardia, en la primera línea como testigos de la verdad, de la honestidad y de la justicia. Transformados desde dentro por Jesús Resucitado, seremos los cristianos de la coherencia del amor al hombre y a todo hombre, en la defensa de sus derechos, en el compromiso por la justicia, en la solidaridad con cuantos buscan la verdad y la mejor calidad de vida espiritual y material para todos los hombres y mujeres de nuestra Patria.