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Entregar la vida para servir

PUBLICADO: https://icm.org.uy/entregar-la-vida-para-servir/

Agustín López (30) y Justino López (29) tienen cuatro cosas en común. Comparten el mismo apellido, pertenecen al Camino Neocatecumenal, se formaron en el seminario Redemptoris Mater y descubrieron su vocación religiosa en la Jornada Mundial de la Juventud 2011, que se realizó en Madrid. A esta lista se le agregó la fecha del 19 de marzo de 2023, día en el que ambos recibieron la ordenación diaconal —camino al sacerdocio— de manos del cardenal Daniel Sturla en la Catedral metropolitana de Montevideo.

Junto al arzobispo de Montevideo concelebraron Mons. Luis Eduardo González, obispo auxiliar de Montevideo, y Mons. Alberto Sanguinetti, obispo emérito de Canelones. También estuvieron presentes sacerdotes, diáconos y seminaristas del Clero y del Camino Neocatecumenal.

Los que serían ordenados se ubicaron delante de la asamblea, con sus familiares y amigos en los primeros bancos. La ceremonia fue transmitida por el canal de YouTube ICMtv y fue seguida por allegados de Agustín y Justino desde España, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Colombia, Costa Rica y Paraguay.

La primera y segunda lectura fueron leídas respectivamente por Rocío Martínez y Rodrigo Leal, integrantes de la quinta comunidad del Camino Neocatecumenal en la parroquia San Miguel Arcángel. El salmo fue cantado por Gastón Larroque, miembro de la parroquia Cristo de Toledo. El evangelio fue proclamado por el diácono Néstor Rosano, que fue ordenado en diciembre del año pasado en la Diócesis de Canelones.

Al inicio del ritual de la ordenación, los candidatos al orden diaconal fueron presentados por el padre Adrián Gil, rector del seminario Redemptoris Mater, quien pidió al Card. Sturla que Agustín y Justino recibieran el ministerio.

20Un día de fiesta
Al comenzar la homilía, el arzobispo de Montevideo manifestó su felicidad por la ordenación diaconal de Agustín y Justino. “Nos alegramos con sus familias que acompañan con su presencia y en la fe, nos alegramos con las comunidades del Camino Neocatecumenal a las que pertenecen ellos y sus familias, nos alegramos con el Seminario Redemptoris Mater que nos los presenta, con las parroquias a las que están sirviendo desde hace un mes: Nuestra Señora del Carmen de Puntas de Manga y Stella Maris de Carrasco. Alegría de toda la Arquidiócesis de Montevideo”, dijo.

Haciendo referencia al evangelio que se había proclamado minutos antes, el propio de la solemnidad de San José, el pastor de la Iglesia capitalina explicó que el texto describe “el momento más duro de la vida de José y al mismo tiempo la acción de Dios que lo saca de sus dudas y le da su vocación: recibir a María en su casa y ponerle nombre a quien ha sido engendrado en el seno purísimo de su prometida”.

El Card. Sturla recordó cómo es conocido San José —esposo de la Madre de Dios, padre adoptivo de Jesús y custodio de las familias— e inspirándose en la experiencia del santo, les preguntó a Justino y Agustín cuál era su vocación. También los invitó a recibir a la Virgen María en sus vidas porque “es compañera de camino, madre presente, vida, dulzura y esperanza del discípulo”.

En la misma línea, el arzobispo de Montevideo los alentó a apropiarse de Jesús, a hacerlo suyo: “Desde el día del bautismo han sido configurados a Cristo, hijo de Dios, en la confirmación han sido sellados por el don del Espíritu y hecho testigos suyos, en la comunión eucarística se han nutrido con el pan de la vida, reciben ahora el sacramento del orden como diáconos en camino al sacerdocio de Cristo, háganse cada vez más de Cristo, qué Él sea el hermano, el amigo, el Señor, el Salvador…”.

Luego, habló de algunos de los gestos litúrgicos en la celebración eucarística y que explican el nuevo vínculo de los nuevos diáconos con Cristo. Por un lado, marcó que en la preparación del altar del Señor ellos levantarían con el sacerdote el cáliz de la salvación y se unirían así a la ofrenda de toda la Iglesia que dice por boca de sus sacerdotes: por Él, con Él y en Él. Por otro lado sostuvo que “distribuirán la sagrada comunión: el cuerpo de Cristo”.

Añadió que “estos servicios litúrgicos los ayudarán a irse identificando cada vez más con Cristo e ir preparando el corazón para el sacerdocio, pero el puesto más destacado del ejercicio del diaconado en la liturgia de la Iglesia es el Evangelio”. Y prosiguió “pedirán a quien preside la bendición y él les dirá que el Señor esté en sus labios y en su corazón para proclamarlo, luego lo tomarán del altar con amor, lo llevarán al ambón, lo incensarán, lo proclamarán, lo besarán … La vida de ustedes y el evangelio se entrelazan para siempre”.

Vivir la palabra de Dios
El Card. Sturla les reafirmó a Justino y Agustín que estaban llamados a proclamar, a predicar, enseñar, pero sobre todo a vivir el Evangelio, a testimoniarlo. “Hoy un evangelizador tiene que tener la fortaleza y la intrepidez para anunciar sin miedo y para no desanimarse”, dijo.

En el último tramo de la alocución, el arzobispo de Montevideo recordó a monseñor Jacinto Vera. Lo describió como un modelo estupendo de misionero y evangelizador que pronto estará en los altares. “Cuando asumió como vicario apostólico del Uruguay tenía todo para desanimarse: Iglesia pobre en recursos humanos y materiales, escasez de clero, ausencia casi de vida religiosa, una sociedad que se iba haciendo hostil, al menos en las capas dirigentes e intelectuales. Nada lo desanimó”, agregó.

Y dirigiéndose a los noveles diáconos, les sugirió tres elementos clave de la vida de Mons. Vera para ayudarlos en su camino ministerial: la fidelidad a la oración propia del cristiano y del ministro del altar; la misa, la liturgia de las horas y el rezo del rosario; y el buen humor. “La confianza en María. Jacinto triunfará por María”, señaló al referirse al lema episcopal del futuro beato.

Una vez terminada la homilía, Agustín y Justino manifestaron públicamente su deseo de recibir libremente el ministerio del diaconado y de cumplir con devoción sus promesas. Seguidamente, se acercaron al Card. Sturla y, de rodillas ante él, juntaron sus manos prometiendo respeto y obediencia al arzobispo y a los superiores de su comunidad.

El P. Juan Musetti, párroco de Cristo de Toledo, ayudó a revestir a Agustín López. Fuente: Romina Fernández
Después del momento de la Letanías, en el que se pidió la bendición de Dios y la protección en su misión para los nuevos diáconos por intercesión de los santos, se llegó al momento central de la ceremonia. Allí el Card. Sturla impuso sus manos sobre las cabezas de Agustín y Justino y pronunció la plegaria de ordenación.

El rito de la ordenación concluyó con la entrega a los nuevos diáconos, por parte del arzobispo de Montevideo, del libro de los Evangelios, a lo que se sumaron las siguientes palabras: “Convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado”. Para sellar la emoción que se palpitaba, los nuevos servidores recibieron el saludo de bienvenida de todos los diáconos presentes. Acto seguido, Agustín y Justino se abrazaron lo que provocó el aplauso de la asamblea.

Primeros pasos
Los dos flamantes diáconos prepararon el altar y fueron ayudados por los seminaristas. Más avanzada la misa, Justino fue quien proclamó que los presentes se podían dar la paz. Ambos dieron la comunión en la nave central de la catedral. Primero se la entregaron a sus familiares y después al resto de los presentes. A los más pequeños, los bendijeron.

Sobre el final de la celebración, Agustín fue el encargado de agradecer en nombre de los dos. Al comenzar, citó el salmo 91: “Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos” y agradeció a Dios por “el don de inmenso de la y vida” y por haberlos “llamado a su Iglesia por bautismo”.

Todo se resumió en la palabra “gracias”: a Dios, a sus familias, a las comunidades en las que estuvieron, a sus formadores y a los integrantes del Camino Neocatecumenal. El diácono pidió que Mons. Vera interceda por su compañero y él para que reciban del Espíritu Santo “el mismo celo para anunciar el Evangelio y llevar los sacramentos a los más alejados”.

“Nosotros no somos grandes estudiantes de Teología, ni arrastraremos multitudes con nuestra personalidad. Somos lo que somos y en nuestra fragilidad y pequeñez nos hemos sorprendido de que Dios nos llamara y eligiera. Por eso, sabiendo que detrás de esta elección está Dios, queremos donar nuestra vida para servir, dando lo poco que somos y esperamos que Dios nos permita ser fieles y querer entregar la vida hasta el final”, expresó Agustín.

Al terminar la misa, los nuevos diáconos se tomaron una fotografía junto al Card. Sturla. Apenas bajaron las escalinatas, Agustín y Justino recibieron abrazos y se sacaron fotos con sus seres queridos. Otros les pidieron una bendición, la primera de tantas que darán a lo largo de esta nueva etapa en sus vidas.


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