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En la sesión de la Cámara de Diputados de Uruguay, el martes 6 de junio, el representante Rodrigo Goñi realizó una exposición por el término de 15 minutos sobre la beatificación del primer Obispo uruguayo, Monseñor Jacinto Vera. Lo siguieron en la oratoria los diputados Jorge Alvear, Alfredo Fratti, Elsa Capillera, Lourdes Ontaneda, Alexandra Inzaurralde y Federico Casaretto.

Presenciaron las exposiciones verbales el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla; el Nuncio Apostólico su excelencia, Monseñor Gianfranco Gallone; el Obispo de Mercedes (Soriano), Monseñor Carlos Collazi; el Obispo de Melo (Cerro Largo), Monseñor Pablo Jourdan; el Obispo Emérito de Canelones, Monseñor Alberto Sanguinetti; el Obispo de San José, Monseñor Fabián Antúnez; el Obispo Emérito de Minas (Lavalleja), Monseñor Jaime Fuentes; y el Obispo Auxiliar Luis Eduardo González.

Durante su alocución, Goñi no solo resaltó la relevancia de Jacinto Vera para la historia de Uruguay, como primer obispo y su papel protagónico durante una etapa cargada de conflictos, sino que también calificó su beatificación como «un inmenso regalo para la sociedad uruguaya».

El diputado agradeció la beatificación al papa Francisco (quien podría visitar Uruguay en 2024 de confirmarse su viaje a Argentina) y destacó que el primer obispo de Uruguay -además de gaucho, porque recorrió todos los rincones del país- murió trabajando al máximo.

«El legado de Jacinto Vera vive», enfatizó Goñi. Y parafraseando al «poeta de la patria», Juan Zorrilla de San Martín (quien pronunció durante el multitudinario funeral de Vera a finales del Siglo XIX aquella famosa frase: «El santo ha muerto»), finalizó:

«Con el legado de Jacinto Vera se humanizará nuestro Uruguay. Nos queda a nosotros la enorme responsabilidad de mantener -ahora sí y para siempre- muy vivo el legado de Jacinto Vera como referencia ética, actual y necesaria para proyectarnos y avanzar hacia lo nuevo, pero sin perder la humanidad tan propia de nuestra rica identidad nacional. Viva el legado de Jacinto Vera para un mejor Uruguay».

En el aniversario de su primera Misa
Luego de la exposición de Goñi continuaron con el uso de la palabra otros representantes vinculados a diversos partidos políticos. Entre ellos, habló el diputado del Partido Colorado Jorge Alvear, oriundo de Canelones, departamento donde Vera –además de vivir varios años en la primera etapa de su vida- se desempeñó como párroco de Nuestra Señora de Guadalupe (actual catedral de Canelones) antes de ser vicario apostólico del Uruguay y posteriormente primer obispo.

Alvear afirmó que Vera fue «un uruguayo dedicado a los uruguayos»; «trascendió lo religioso, es alguien que nos va a representar en el mundo». Alvear solicitó que en 2024, cuando se cumpla un año de su beatificación, Vera tenga un homenaje en Canelones. Finalmente, el representante recordó que el día del homenaje en el Parlamento de Uruguay coincidió con un nuevo aniversario de la primera misa de Vera, algo que aconteció el 6 de junio de 1841 (se cumplieron 182 años) en Buenos Aires (actual Argentina).

Servicio y una figura que trasciende lo religioso
Luego de Alvear también se sumaron al homenaje otros representantes: Alfredo Fratti (Frente Amplio); Elsa Capillera (Cabildo Abierto); Lourdes Ontaneda (Frente Amplio), Alexandra Inzaurralde (Partido Nacional) y Federico Casaretto (Partido Nacional).

Todos ellos coincidieron en lo oportuno del homenaje a Vera a un mes de su beatificación, además del recuerdo de algunos episodios que no hacen más que confirmar que la figura del primer obispo de Uruguay ha sido sinónimo de servicio, solidaridad y unidad más allá de los diversos partidos políticos.