El próximo 11 de octubre la congregación religiosa Misioneras de los Pobres de la Divina Providencia, presentes en Salto, celebrarán 50 años de su fundación.
El 11 de octubre de 1962, el mismo día en que comenzaba el Concilio Vaticano II, las hermanas emitían sus primeros votos en Porto Alegre, ya con el reconocimiento de la Congregación de los Pobres Siervos y del Obispo de Salto, Mons. Alfredo Viola.
Actualmente están presentes en Uruguay (Salto), Brasil (Restinga), Italia (Bolonia) y en Paraguay (Parroquia Santa Teresa).
Con una historia muy particular en la vida de cada una de sus integrantes, según ellas mismas cuentan, forman una Congregación religiosa femenina como misioneras y catequistas, como respuesta “al amor a Cristo pobre, para evangelizar a todos los hombres, preferentemente a los más lejanos, a los pobres y abandonados, compartiendo la vida de sus hermanos, transformando sus penas y dolores en gozos y esperanzas por el anuncio de Cristo Salvador”.
Dios inspiró en el corazón de Mons. Viola la creación de de las Hermanas de los Pobres. Fue el Pastor quien insistió en Italia para que vinieran los Misioneros de los Pobres para trabajar como misión principal entre los pobres, en la catequesis, en las parroquias sin pastores, en las cárceles, en aquellos lugares donde el sacerdote no puede llegar.
Ante este acontecimiento, la Hna Jandira Balestrín, manifestó el deseo de compartir “con todos esta alegría, y pedirles que se unan a nosotras en la oración para dar gracias al Padre, a María Santísima nuestra Madre intercesora y a san Juan Calabria por el don de la vida de nuestra pequeña familia que, sin duda, es obra de Dios y no de los hombres. Y para que nos ayuden a ser fieles al Señor y a la vocación en al carisma por el cual nacimos y el Señor espera verlo crecer y dar los frutos”.
Un poco de historia
Agregó que “cada carisma surge en la Iglesia para dar respuesta a una necesidad urgente del Pueblo de Dios. Así nacimos: primero fue una inquietud y un sueño de Mons. Viola de tener catequistas Misioneras para atender la vasta campaña de Salto. Esta idea empezó a concretarse con la llegada de los Pobres Siervos en 1959 y fue madurando en las primeras semanas de misiones por la campaña. En sus giras fueron acompañados por las catequistas que trabajaban en dichos pueblos. Esta experiencia ayudó a realizar el sueño de las catequistas que era trabajar en la campaña, en la que había mucha pobreza espiritual y material”.
El 7 de abril de 1962 las 4 hermanas uruguayas fueron a Porto Alegre (Brasil) para una formación más intensa. Y allí se unió otra hermana que estaba en Porto Alegre y enseguida se unieron más.
El 11 de octubre de 1962, día de la apertura del Concilio Vaticano ll, las primeras 5 hermanas emitieron los primeros votos privados, consagrándose a Dios como Misioneras de los Pobres, dentro de la Obra de san Juan Calabria, acogidas dentro de la misma por el Superior General de visita por América Latina en aquel momento, el Padre Luis Pedrollo, sucesor directo de San Juan Calabria y su consejo.
“Las Hnas. Misioneras de los Pobres reconocemos agradecidas que nuestra familia religiosa es un don que Dios hace a su Iglesia. Cuando, en 1960, frente a la necesidad de catequistas para la campaña de la Diócesis de Salto, los Pobres Siervos de la Divina Providencia nos propusieron formar un grupo para atender aquellas necesidades, nos sentimos llamadas a consagrar nuestra vida al Señor en el mismo Espíritu de la obra de Don Calabria”, destacó la Hna. Jandira.
El 24 de junio de 1964 después del tiempo de su formación, un grupo queda en Porto Alegre, Brasil, y las otras hermanas. vuelven a Salto, al lugar de origen. Se abrió entonces la casa de Avenida Rodó 705 , actual casa madre de las Misioneras de los Pobres.
El 11 de noviembre 1963 el superior general, Padre Luis Pedrollo, anuncia a su Congregación que las Misioneras de Los Pobres son una rama de la misma obra.
Con el mismo espíritu, un grupo de jóvenes en Italia se reúnen, también acompañadas por los Pobres Siervos. Iniciaron así un camino de formación con el objetivo de consagrarse a Dios como Misioneras de los Pobres y unirse al grupo de las Misioneras de los Pobres de América Latina. Hicieron su primera profesión religiosa como Misioneras el 25 de diciembre de 1968. El paso de unión con las hermanas de América se dio en el año 1970.
El 12 de setiembre de 1965 el Obispo de Salto, Mons. Marcelo Mendhiarat, las erige canónicamente en Pía Unión.
El 21 de julio de 1997 el Obispo de Salto, Mons. Daniel Gil Zorrilla, las erige como comunidad religiosa y aprobó sus constituciones.
“Estamos llamadas a ser Evangelios vivientes con nuestra vida, viviendo una vida de oración, de entrega, de donación y amor. Para esto necesitamos llenarnos del Espíritu de Cristo, estar en comunión con el Padre. Así podremos vivir nuestro espíritu misionero como Jesús nos enseña, con su Palabra y la Eucaristía; vivir según el espíritu puro y genuino de la obra; hacernos santas y santificar la misión que el Señor nos confía a cada instante de nuestra vida: ser Evangelios Vivientes como nos pide con tanto amor y cariño San Juan Calabria”, asevera la Hna. Jandira.
Agradecemos a Luis Guarino; Federico Pereira (quien tomó la imagen), y Rodolfo Melo (quien elaboró la nota original), colaboradores del DECOS SALTO