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«¡Una moneda! ¿Pedir o trabajar?»: reflexión de Mons. Pablo Galimberti

By 10/06/2016No Comments

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«La búsqueda de nuevos horizontes en la educación de los jóvenes requiere despertar la cabeza, el corazón y las manos. Para soñar una sociedad más amable y solidaria», afirma el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, en su columna semanal publicada en el Diario «Cambio».

Ante los nuevos rumbos que busca la educación formal el Obispo opina que la «clave» es la «conexión entre educación y trabajo», para que «el joven no caiga en la trampa  de que estudiar no sirve para la vida».

Mons. Galimberti señala la necesidad de asumir «métodos nuevos para situaciones nuevas». «Todo gira en torno al valor educativo del trabajo. Para cambiar el enfoque que vincula el trabajo solamente con remuneración monetaria. Pero el trabajo también puede expresar solidaridad, creatividad, respuesta a quien nos necesita», subraya el Obispo.

¡Una moneda!

¿Pedir o trabajar?

Columna de Mons. Pablo Galimberti

Dos adolescentes, en la puerta del BPS, pedían una moneda. “¡Yo, a la edad de ustedes vendía diarios o lustraba zapatos!”, les dijo un amigo que me comentó la escena.

Como un resorte saltó la reacción. Uno de los dos, experto en el oficio,  le puso el titular a la foto: “¡Dejá. Está en otra!”

A veces pedir es una necesidad y no podemos esquivar la mirada. El caso que menciono es diferente y me animo a calificarlo como mala señal de algún sector de nuestra juventud y del país en que vivimos.

La educación formal busca nuevos rumbos ante las crisis. Me limito a un prometedor ejemplo que está funcionando en Salto.

El CECAP Salto, es un centro de educación donde concurren jóvenes entre 15 y 20 años que han dejado la educación formal. El objetivo es favorecer la inclusión social, la participación ciudadana y la reinserción en el sistema educativo. Pero también, y esto lo subrayo, apuntan a la formación para el mundo del trabajo.

Me parece clave la conexión entre educación y trabajo. Para que el joven no caiga en la trampa  de que estudiar no sirve para la vida.

Un ejemplo muestra el acierto de esta iniciativa. La directora del centro, Lic. Marcela Varela, señaló que el énfasis de este año está puesto en la educación ambiental. Y eligieron hacer una plaza en el barrio Calafí 3, en un terreno baldío y con materiales reciclables. Además el proyecto apunta a un objetivo social palpable. La plaza ofrecerá un lugar de esparcimiento para niños y vecinos de la zona.

Destaco que los materiales que serán utilizados son básicamente ladrillos ecológicos, elaborados con materiales reciclables a cargo de los jóvenes del primer año del curso. Están aprendiendo a utilizar plásticos, cáscaras de arroz y materiales similares. Los bancos se harán de pálets y las mesas con las bobinas desechadas por Ute y Antel. El diseño de la plaza fue pensado e ideado por los propios jóvenes.

Bien orientados, este grupo de jóvenes entre 15 y 16 años, mientras fabrican ladrillos (ya tienen doscientos y necesitan mil), dan forma a sueños con sus manos, energías y en contacto con gente de un barrio que disfrutará muy pronto de ese espacio.

Métodos nuevos para situaciones nuevas. Todo gira en torno al valor educativo del trabajo. Para cambiar el enfoque que vincula el trabajo solamente con remuneración monetaria. Reconozco que yo también lo hacía cuando estudiaba en Roma y en el verano trabajé en una fábrica en Alemania para costear gastos no cubiertos por la beca.

Pero el trabajo también puede expresar solidaridad, creatividad, respuesta a quien nos necesita. Y también, por supuesto, una cuota de sudor y responsabilidad.

En febrero de este año volví a visitar el monasterio benedictino de Praglia, cerca de Padua. Compartí tres días con el Padre Giuseppe de 90 años y la comunidad. Allí, todos trabajan siguiendo la regla implantada por San Benito: ora et labora (ora y trabaja) en el siglo VI.

Hace algunos días estuve en el Liceo Francisco de Paysandú y comprobé el entusiasmo que ponen los jóvenes en los talleres de la tarde. Observé la muestra en telar y pintura en acrílico que expresan tres aspectos del trabajo: docilidad para recibir las pautas del docente, creatividad personal y trabajo en equipo.

La búsqueda de nuevos horizontes en la educación de los jóvenes requiere despertar la cabeza, el corazón y las manos. Para soñar una sociedad más amable y solidaria.