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Cardenal Sturla llamó a llenar de esperanza la ciudad de Montevideo

By 18/12/2015diciembre 23rd, 2015No Comments

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“Él viene, me ama con infinito amor, me extiende su mano para rescatarme, salvarme, sanarme….”

Al abrir la “Puerta de la Misericordia” el Domingo 13, el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla invitó a la comunidad arquidiocesana a comprometerse para que los templos estén más tiempo abiertos, de modo de “manifestar la mano tendida de Dios, la apertura de un nuevo tiempo que nos desafía a llenar de esperanza nuestra ciudad”.

“Jesús el Niño de Belén que esperamos es portador de esta esperanza. Hagámoslo conocer. No dejemos que Papá Noel nos robe al Niño Jesús”, instó el Arzobispo de Montevideo ante los cientos de fieles que se congregaron en la tardecita del domingo en la Puerta de la Ciudadela donde se dio lectura a un pasaje del Evangelio y de dos numerales de la Bula ”Misericordiae Vultus” con la que el Papa convocó el Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

Luego de la procesión por las calles Juncal, Rincón e Ituzaingó, y tras la apertura de la “Puerta de la Misericordia”, el Cardenal presidió la Santa Misa concelebrada por decenas de sacerdotes, diáconos y seminaristas.

«El Señor está cerca” y esa es “para el cristiano, en medio de los vaivenes del camino sinuoso de la vida, la certeza capaz de evitar que las preocupaciones se transformen en el centro de nuestra existencia”, destacó el Arzobispo.

“Él viene. Pero más aún, Él ya está presente. Habita  en lo más íntimo de mi intimidad. Él me ama con infinito amor. No me condena. Me extiende su mano para rescatarme, salvarme, sanarme…. ¡Me perdona!  Él me ama como nadie me ha amado en este mundo”, subrayó en su homilía el Cardenal Sturla.

QUÉ HACER EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA

En este Año de la Misericordia el Cardenal anima a ser misericordiosos como el Padre y a manifestar la misericordia de Dios “tendiendo una mano al que necesita, comprometiéndonos en una Iglesia misionera”.

Refiriéndose a uno de los males que aquejan a nuestra sociedad, la alta tasa de suicidios, que tal como daba cuenta un titular de ese día no se logra bajar, el Arzobispo de Montevideo planteó si “más allá de toda la problemática compleja que rodea este tema… ¿No será que falta la esperanza radical de saberse amado?”.

 

Texto de la homilía del Cardenal Daniel Sturla

Queridos Hermanos:

Hoy es en la liturgia del adviento el domingo de la alegría… Es la invitación de Sofonías. Es el reclamo de San Pablo: estén siempre alegres.

¿Cómo vivir esta alegría en medio de preocupaciones, dolores, tristezas, enfermedades? ¿No experimentamos muchas veces el desaliento?

La respuesta nos la da San Pablo: «El Señor está cerca». Un niño crece seguro y confiado cuando se sabe amado incondicionalmente.

Ésa es la certeza del corazón de Jesús y es la fuente de su alegría.

Ésa es también para el cristiano, en medio de los vaivenes del camino sinuoso de la vida, la certeza capaz de evitar que las preocupaciones se transformen en el centro de nuestra existencia: «el Señor está cerca». Con el corazón de un niño que se sabe amado por sus padres, estamos llamados a hacer nuestra esta certeza.

Sí, este tiempo nos lo recuerda. Él viene. Pero más aún, Él ya está presente. Habita  en lo más íntimo de mi intimidad. Él me ama con infinito amor. No me condena. Me extiende su mano para rescatarme, salvarme, sanarme…. ¡Me perdona!  Él me ama como nadie me ha amado en este mundo.

Ese amor de Dios Padre, es también para nosotros, como para el corazón de Jesús, la fuente de nuestra alegría.

Esta mañana el Papa Francisco al abrir la Puerta de la Misericordia en la Iglesia-Catedral de Roma la basílica de San Juan de Letrán, decía.

«Hemos abierto la Puerta santa, aquí y en todas las catedrales del mundo. También este simple signo es una invitación a la alegría. Inicia el tiempo del gran perdón. Es el jubileo de la Misericordia. Es el momento para redescubrir la presencia de Dios y su ternura de padre. Dios no ama la rigidez. Él es Padre, es tierno. Todo lo hace con ternura de Padre.»

¿Qué debemos hacer? Preguntaron a Juan el Bautista los que se acercaban a recibir el bautismo de conversión… Nosotros al atravesar esta Puerta del año Santo sabemos la respuesta: la encontramos en el mismo lema del año santo tomado del evangelio: «Sean misericordiosos como el Padre»

Impulsados por el Espíritu Santo seamos capaces de manifestar la misericordia de Dios… Tendiendo una mano al que necesita, comprometiéndonos en una Iglesia misionera.

Nuestra Iglesia en Montevideo manifiesta a través de numerosas obras el amor del Padre por todos… pero nuestra gente tiene necesidad ante todo de conocer a Dios, de saberse amada, de recuperar la esperanza… Hoy un titular de diario decía: «Uruguay no logra bajar suicidios».

Más allá de toda la problemática compleja que rodea este tema… ¿No será que falta la esperanza radical de saberse amado?

Jesús el Niño de Belén que esperamos es portador de esta esperanza. Hagámoslo conocer. No dejemos que Papá Noel nos robe al Niño Jesús.

Tenemos muchos desafíos como Iglesia que quiera evangelizar, anunciar, salir, llegar… He recibido de parte del presbiterio siete propuestas pastorales. Y estamos trabajando para que puedan irse efectivizando.

Yo me animo ahora a proponer  una muy simple y me comprometo en lo que esté de mi parte a colaborar. Es tener nuestras iglesias, nuestros templos, más tiempo abiertos… ¿Es sólo un problema del sacerdote? ¿No será que la comunidad deberá comprometerse para que esto sea realidad?

Puerta de la misericordia… puertas abiertas de nuestros templos. Para manifestar la mano tendida de Dios, la apertura de un nuevo tiempo que nos desafía a llenar de esperanza nuestra ciudad. La esperanza que no defrauda: el Señor está cerca, nos ama, nos perdona, no da por su Espíritu el don de la alegría.

Texto de la homlía proporcionada por Decos-Montevideo

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