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Mons. Pablo Galimberti ante deceso del Pbro. Pigurina: “Admirábamos tu capacidad de crear vínculos»

By 04/02/2016febrero 12th, 2016No Comments

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La muerte de su Vicario General, Pbro. Fernando Pigurina, lo sorprendió en el exterior, por lo que el Obispo de Salto, Mons. Pablo Pigurina, al recibir la triste noticia, escribió unas líneas que tituló: Acompañando a Fernando y a quienes lloran su muerte”.

En “estas horas de profunda tristeza”  el Obispo  confiesa que van a extrañar “muchísimo” al sacerdote que fue despedido con lágrimas y oraciones.

“Tu vida, Fernando, estuvo signada por búsquedas, certezas y entusiasmos. Admirábamos tu capacidad de crear vínculos. Y a la vez no ocultabas esa zona de apasionada búsqueda de Dios a través del arte y la belleza, que afloraba como relámpago en el transcurso de tus días”, destaca el Pastor al recordar al querido sacerdote.

“Haciendo memoria de tus habituales gestos, palabras y actitudes, nos parece adivinar, lo que tú mismo, Fernando, nos dirías, entre sonrisas y con voz firme cargada de Fe en Jesús Nuestro Señor. Estamos seguros que en estos largos días de internación habrán aflorado, entre silencios, suspiros y preguntas, momentos intensos de fe, aceptación y confianza total en Jesús”, expresa Mons. Galimberti.

El Obispo de Salto, quien recibiera en el Seminario al joven Pigurina, compartió que el sacerdote, luego de muchas búsquedas, encontró finalmente su senda y su misión en la Iglesia y en la sociedad, consistente en “reflejar a Jesús buen pastor y ayudar a descubrirlo a quienes lo necesitan o lo buscan pero no saben como encontrarlo” .

Texto de la carta de Mons. Pablo Galimberti

Acompañando a Fernando y a quienes lloran su muerte.

Estas palabras son para nosotros, para Marichú su madre, Virginia su hermana, hermanos, cuñadas, sobrinos, parientes.

También son para la red de amistades que lo despiden con lágrimas y oraciones. Y son también para los compañeros presbíteros de esta diócesis de Salto, que despide y celebra la Pascua de uno de sus hermanos mayores al que vamos a extrañar muchísimo.

Haciendo memoria de tus habituales gestos, palabras y actitudes, nos parece adivinar, lo que tú mismo, Fernando, nos dirías, entre sonrisas y con voz firme cargada de Fe en Jesús Nuestro Señor. Estamos seguros que en estos largos días de internación habrán aflorado, entre silencios, suspiros y preguntas, momentos intensos de fe, aceptación y confianza total en Jesús.

Nos dice Jesús: Yo soy la Resurrección y la Vida, quien cree en mí vive para siempre. Nos consuelan estas palabras que tú repetirías en el templo o en el cementerio, al despedir a un feligrés de tu comunidad.

Tu vida, Fernando, estuvo signada por búsquedas, certezas y entusiasmos. Admirábamos tu capacidad de crear vínculos. Y a la vez no ocultabas esa zona de apasionada búsqueda de Dios a través del arte y la belleza, que afloraba como relámpago en el transcurso de tus días. «Me voy a dedicar a pintar, solías repetir, y hasta pediste desde el sanatorio los pinceles y pasteles, para alimentar esos sueños que son ensayos de este gran salto que es la Fe en Jesús, que hoy has encontrado como descanso y salud definitiva de todos tus desvelos y sufrimientos.

Me tocó recibirte en el Seminario, cuando Monseñor Carlos Nicolini, tu amigo, te acompañó el día de tu ingreso. Luego de búsquedas que te habían llevado a tomar contacto con los monjes trapenses o a incursionar en la pintura o a trabajar en un banco, habías encontrado tu senda y tu misión en la iglesia y en la sociedad: reflejar a Jesús buen pastor y ayudar a descubrirlo a quienes lo necesitan o lo buscan pero no saben como encontrarlo.

Unidos en la comunión de los santos y en la fe en Jesucristo, vida y esperanza nuestra, nos consolamos mutuamente en estas horas de profunda tristeza.

+Pablo, obispo de Salto