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Mons. Bodeant abrirá la «Puerta de la Misericordia» en la Catedral de Melo

By 09/12/2015diciembre 18th, 2015No Comments

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El Domingo 13 de diciembre, el Obispo de Melo, Mons. Heriberto Bodeant abrirá la «Puerta de la Misericordia» en la Catedral de Melo, tal como ocurrirá en las otras catedrales del país y del mundo.

Este signo se realiza en el marco del Año Santo especial, «Jubileo de la Misericordia», establecido por el Papa Francisco, que se extiende desde el pasado martes 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, hasta el 20 de noviembre de 2016, solemnidad de Cristo Rey.

El martes pasado Francisco abrió la Puerta de la Misericordia en la Basílica de San Pedro. Antes había indicado que en cada Diócesis, «en la Catedral que es la Iglesia Madre para todos los fieles, se abra por todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia».
¿Qué es esta Puerta? ¿Para qué cruzar por ella?
La puerta representa a Jesucristo, que dice «Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo» (Juan 10,9).
Entrar por la Puerta de la Misericordia es una forma de expresar un mayor compromiso cristiano y el deseo de vivir en una unión más profunda con Cristo, haciendo un camino de conversión, de cambio de vida, recibiendo y dando misericordia.
Recibiendo misericordia: es decir, reconociendo nuestras faltas, nuestro egoísmo, el daño que hemos hecho a los demás con nuestras malas actitudes y pidiendo por todo ello el perdón y la misericordia de Dios, si es posible con la confesión sacramental.

Dando misericordia: poniendo en práctica las obras de Misericordia, como nos lo propone Francisco:
«Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, recibir al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a  Dios por los vivos y por los difuntos.»