Las próximas charlas se realizarán los días 16, 23 y 30 de noviembre
El lunes 9 de noviembre, en la sala Zorrilla, comenzó el ciclo «Aquí y ahora: desafíos y acciones para la inclusión social” organizado por el Club Católico. Una serie de encuentros con reconocidos referentes locales que abordan los desafíos que emprende nuestro país en materia laboral, presentando propuestas destinadas a la inclusión económica de las personas más vulnerables y las nuevas formas de empleo.
En esta primera charla la temática fue “Los jóvenes y el trabajo”. Juan José García, doctor en Filosofía, asesor académico de la Academia de Líderes Católicos del Uruguay y profesor de la Universidad de Montevideo, se encargó de hacer una introducción sobre las dimensiones antropológicas del trabajo. También participaron el Ing. Juan Pereyra De León, director general del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU); el P. Néstor Castell, sdb, director del Movimiento Tacurú; Javier Inthamoussu, director del Centro Educativo Los Pinos; y la Cr. Ximena Sommer, co-fundadora y directora ejecutiva de Ánima.
«La sociedad será tan buena, o tan mala, como el trabajo que realicemos»
El Dr. Juan José García definió el trabajo como “una cosa eminentemente humana. Los seres humanos trabajamos para ganarnos la vida y el trabajo nos permite seguir nuestra propia identidad”. Hizo notar, además, que si bien nos conocemos por nuestro reflejo en otras personas, “también nos conocemos por las cosas que hacemos. De alguna forma somos lo que hacemos y nos vamos haciendo. Por eso es tan importante capacitar laboralmente a las personas y después darle una inserción laboral”.
García advirtió que la realidad del trabajo es ambigua y dijo: “ en él podemos construirnos o podemos destruirnos”. “¿Cuándo nos destruimos? Cuando ese trabajo se transforma en una adicción (los workaholics); cuando el trabajo más que en una capacitación se transforma en una megalomanía, es decir, trabajamos para Ego sociedad anónima; cuando el trabajo se transforma en un escapismo, trabajamos para no desesperarnos”, argumentó. Añadió que existe otro peligro: “cuando el trabajo, por el esfuerzo que implica, nos retrae, terminamos cayendo en la pereza, en la desidia, en la dejadez, y nos volvemos negligentes”, añadió.
Para el doctor en Filosofía “el trabajo tiene como sentido que nos construye y construye la sociedad en la que estamos. El trabajo es principalmente servicio. Tenemos que ser conscientes del trabajo desde la mirada del servicio, y que si no tenemos trabajo es muy difícil servir”.
Después tomo tres aspectos del trabajo de los que hablaba el economista alemán Ernst Friedrich Schumacher: producción de bienes de bienes y servicios, autorrealización y socialización.
Sobre el primero sostuvo que la producción de bienes y servicio “es fundamental porque los bienes son escaso, así que generamos riqueza o administramos miseria. La alternativa es generar riqueza; pero no esa que se vuelve un ídolo, sino aquella que es fundamental para que nos desarrollemos personalmente, socialmente. De allí la bondad o perversidad que tiene un sistema económico”.
En cuanto a la autorrealización, la definió como “el usar los talentos naturales que tenemos, pero usarlos no de una forma egoísta sino para ponerlos al servicio de los demás. La pandemia también nos ha dejado esa lección del trabajo como servicio”.
En tercer lugar sostuvo que la socialización “construye ese lugar que tanto depende de cómo trabajemos. Cuando se trabaja bien, con espíritu de servicio, se trabaja también por la justicia, la caridad, la empatía y la compasión. Con el trabajo se construye sociedad. La sociedad será tan buena, o tan mala, como el trabajo que realicemos. De ahí la importancia de la capacitación laboral”.
El alumno es el centro de todos los desvelos
Para Juan Pereyra De León “esta pandemia ha significado una experiencia novedosa en el ámbito educativo, hubo mucha innovación”. Y remarcó que a nivel global, “Uruguay ha sido uno de los países que ha dado una mejor respuesta, también desde el ámbito educativo. Y se le ha reconocido, por ejemplo en las consultas que se han realizado desde organismos internacionales”. Informó que la UTU está presente en 300 locales en todo el país, hace 142 años, con más de 300 cursos. “En todos lados encontramos ex alumnos de UTU y han recibido muchos reconocimiento”, dijo.
Marcó como fortaleza de la institución ser el organismo de educación con más presencia los sectores más carenciados. “El 90% de nuestras dependencias que atienden ciclo básico, se encuentran en zonas de los quintiles 1 y 2. Para muchos “la UTU fue la posibilidad de llegar a tener un trabajo remunerado por primera vez”. Actualmente la institución trabaja siete líneas de acción “con el alumno como centro de todos los desvelos, desde lo locativo a lo curricular”: transformación institucional; profesionalización del cuerpo docente y directivo; evaluación; actualización en técnica y tecnología, colaborando también con el sector privado, el sector productivo y asalariado; comunicación institucional; y equidad.
«Una actividad humanizante, co-creadora y fuente de derechos”
Por su parte, el P. Néstor Castell habló del trabajo como “una actividad humanizante, co-creadora y fuente de derechos”, y que esto es lo que se prioriza cuando ofrecen un trabajo a los chicos en Tacurú. Informó que la mayoría de los jóvenes que trabajan en el movimiento, unos 350, que en momentos pueden llegar a 400, tienen entre 18 y 29 años. Para el sacerdote salesiano es vital que estos jóvenes “vuelvan a conectarse con las propuestas que hay para crecer y formarse”.
El Movimiento Tacurú tiene como socios, en lo laboral, a la Intendencia de Montevideo y a la Secretaría de Deporte; además incluye 20 centros educativos y 12 proyectos educativos laborales (desde recolección de residuos a construcción de viviendas). El encargado del movimiento destacó que los jóvenes son recibidos como en una casa, “que puedan vivir una experiencia de familia, educativa, pero abierta a realidades transcendentes. Comienzan a descubrir que su trabajo es útil y la dignidad que brinda”.
La metodología de Tacurú, remarcó el P. Castell, tiene cuatro ejes. El primero es que el movimiento sea un trampolín para seguir su educación (primaria, ciclo básico, terminar el liceo) y “salir mejor preparados al plano laboral y con ganas de seguir formándose”. El segundo es el encuentro, “salir al encuentro del otro y generarle oportunidad de vida”.
Después está la concepción de Tacurú como “un lugar de patio, un lugar para habitar sin miedos. Una experiencia de tiempo libre pos jornada laboral, integrar el fin de semana, la recreación deportiva”.
Por último está la experiencia de Iglesia: “somos más que un cuerpo, somos más que trabajo, tenemos posibilidad de trascendernos ser parte de una comunidad, tener una espiritualidad, fe y trascendencia”. “Lo importante es que encuentren su lugar en la vida y la sociedad, obviamente en sinergia con otras instituciones”, concluyó.
«La misión de Los Pinos es generar vínculos para siempre con Casavalle»
Para Javier Inthamoussu, director de la Fundación Los Pinos, una iniciativa del Opus Dei, el trabajo consciente y metódico fue lo que logró que el terreno donde está ubicado pasara en pocos años de ser un basural a un complejo para capacitar jóvenes con tres edificios. “Contamos con Club de Niños, centro juvenil, liceo técnico y un centro de capacitación”, agregó. El centro de capacitación existe desde 2004 y trabaja con jóvenes entre 18 y 29 años, con cursos cortos e inserción laboral; está destinado a jóvenes del barrio que buscan una oportunidad laboral y trabaja en convenio con INEFOP.
Inthamoussu sostuvo que “en los jóvenes buscamos la excelencia en todo: a través de talleres, en la convivencia, el orden y cuidado de las cosas, así como la vivencia de los valores del centro… como si ya estuvieran en un trabajo”. Los Pinos ofrecen a los chicos “herramientas para el mundo laboral, testimonios de muchachos que hayan pasado por Los Pinos, porque son los testimonios más creíbles, y orientación hacia el mundo laboral y para su vida”, relató.
El encargado de la fundación fue claro al contar que “la misión de Los Pinos es generar vínculos para siempre con Casavalle. Que la persona no solo consiga trabajo y se termine el vínculo con el barrio, queremos que estos jóvenes vengan en un futuro a ayudar al barrio”.
El espacio de trabajo como lugar de aprendizaje
Por último, Ximena Sommer, una de las co-fundadoras del Bachillerato tecnológico Ánima, sostuvo que “generar las condiciones para que los jóvenes cumplan sus sueños” fue una de las claves para crear la institución. Relató que como creadores de un proyecto desde la sociedad civil, fue importante conocer el concepto de educación dual que “reconoce que el espacio de trabajo es un espacio de aprendizaje”. Ánima, con cinco años de experiencia y dos generaciones de egresados, hace foco en el altísimo impacto en la motivación del joven para seguir estudiando.
Sommer destacó que la experiencia de Ánima en los jóvenes “aumenta también su capital social, que significa crear nuevas redes mientras se trabaja y aumentar la expectativa laboral. Además reconoció que “muchas empresas se comprometen en la formación de los jóvenes, no es solo responsabilidad social. Los docentes y los tutores de las empresas trabajan de forma coordinada con los alumnos que se apropian del trabajo. Se integra el trabajo al proceso educativo; un verdadero desafío en nuestro país , pero también en todo el mundo”, concluyó.
¿Cómo acceder a los encuentros?
El ciclo se puede seguir en vivo, los días lunes 16, 23 y 30 de noviembre, a las 19 horas, a través del canal deYoutube de ICMtv, así como por Radio Oriental 770 AM.
Imagen, video y texto de icm https://icm.org.uy/comenzo-el-ciclo-aqui-y-ahora-desafios-y-acciones-para-la-inclusion-social/