Skip to main content
Noticeu

Vicaría de la Solidaridad anuncia lema de Campaña de Inclusión Social 2013: “Somos uno. Lo que hacés cuenta. Animate a incluir.”

By 22/02/2013No Comments

La Vicaría de la Solidaridad de la Arquidiócesis de Montevideo y la Fundación Entre Todos, continuando con el proceso iniciado años atrás mediante la campaña permanente de inclusión social se  propone seguir trabajando en el cambio de actitudes y definió para este año el lema: «“Somos uno. Lo que hacés cuenta. Animate a incluir».

Compartimos el material elaborado por la Vicaría, publicado en el Quincenario «Entre Todos», N°  298

Sentido y contenido del Lema

REFLEXIONES INICIALES

Introducción

Continuando con el proceso iniciado por la Vicaría en años anteriores, mediante la campaña permanente de inclusión social, nos proponemos seguir trabajando en el cambio de actitudes, como uno de los caminos imprescindibles para ser cada vez más una sociedad inclusiva. A los lemas: “No sigas de largo. Acercate” (2007), “Tenés derecho a no ser agresivo. Date una oportunidad” (2008), “En tus decisiones ¿cuentan los otros? Date una oportunidad” (2009), “La diferencia nos enriquece. Animate a encarar juntos” (2010), “Somos muchas historias para una misma Historia” (2011), “Somos red. Animáte a crear lazos” (2012); en el 2013 les seguirá “Somos uno. Lo que hacés cuenta. Animate a incluir”.

Estas reflexiones iniciales tienen la finalidad de presentar el lema de esta Campaña 2013, recorriendo brevemente su contenido. Buscaremos desde diferentes puntos de abordaje, íntimamente vinculados entre sí, aportar a una visión integral de la temática.

El lema 2013

Este año queremos resaltar la unidad que somos como humanidad y la importancia de nuestro actuar como forma de construir o no, una mejor realidad y una sociedad más inclusiva.

“Somos uno”

El formar parte de una misma realidad, histórica, social, planetaria… es un hecho del que podremos tener mayor o menor consciencia, en la cual ser protagonistas o no, pero del que no podemos escapar. La realidad de la integración está dada y esto, si lo sabemos apreciar, puede facilitar la comunicación de ideas, de potencialidades y el desarrollo de proyectos comunes.

Como hemos mencionado en otras oportunidades, en nuestra identidad hay una dimensión colectiva, que nos da pertenencia, que nos permite manifestar nuestro orgullo de ser, decir “soy esto”. En esta realidad que habitamos, rica en diversidad, el desafío será sentir que voy siendo parte, apropiándome del espacio que ocupo en ella, creciendo así en pertenencia, responsabilidad y participación.

En el “Somos” de la frase, estamos todas y todos. Hay una apelación implícita a un diálogo en el que nadie debe quedar por fuera y que será el medio fundamental para transitar un camino de encuentro y enriquecimiento mutuo.

Es intención de la Campaña el ayudar a aterrizar estos conceptos en temáticas o experiencias concretas. Por ejemplo en relación al tema violencia: en general todos tenemos la tendencia a sentirnos víctimas, agredidos y es verdad… pero nadie se reconoce como victimario… y también lo somos todos, en diferentes medidas y desde diferentes lugares, pero todos estamos también involucrados en la generación de víctimas.

O por ejemplo, desde la mirada ecológica: somos parte de un planeta, la parte más desarrollada del mismo, pero no nos pertenece. Somos uno con él. Las desventajas y los beneficios del ser “terrícolas” nos involucran. Por ello su cuidado nos implica a todos.

Somos parte de lo mismo. El cuidar de los recursos es también cuidar a los demás, hoy y también a las generaciones futuras. “La vida del planeta es nuestra vida”.

“Lo que hacés cuenta.”

Lo que cada uno sume o no, desde su actuar concreto, nos afecta a todos. Estamos invitados a cuidar-nos entre todos porque la salvación no es individual, es colectiva. Los esfuerzos, costumbres, formas de ser y puntos de vista de cada uno, teniendo sus particularidades pueden, sin embargo, ser parte de una construcción común. Se trata de colaborar unos con otros y compartir el esfuerzo en la búsqueda de caminos comunes orientados al bien mayor.

En este hacer todo cuenta: las grandes campañas, “las movidas” comunitarias, los grupos e instituciones de ayuda… y también las pequeñas acciones individuales, sencillas, cotidianas…

“Animate a incluir”

 Sigue siendo fundamental mantener el lema en clave de invitación personal, que mueva la voluntad de todos, sin pretender imposiciones. Somos nosotros mismos los que tendremos que decidirnos a dar el paso de animarnos; nadie lo puede hacer por nosotros. A su vez, en este llenarnos de ánimo (animarnos), hay un sentido positivo de estímulo, de confianza en que vale la pena correr el riesgo, largarse a la aventura.

Como colectivo, estamos invitados a asumir el desafío de ser una sociedad más inclusiva, ser una sola identidad desde la multiplicidad. Aunque por momentos suponga un gran esfuerzo contracultural, se hace imprescindible estar atentos, para que nadie quede afuera.

Quienes me rodean son una pieza fundamental de esta dimensión colectiva que me involucra, por lo tanto, en esa construcción de lo que vamos siendo, todos nos necesitamos. Hablamos de “incluir”, sin mirar para otro lado, ni hacernos los distraídos. Supone asumir la realidad y salir adelante desde adentro, sin huir. Implica coraje, pero sobre todo, deseo de encontrar lo nuevo, de no seguir en la misma rutina, no estar encerrado, a la defensiva, con miedo. Incluir, se propone como la acción que sigue al animarse, acción que siempre implicará discernimiento, búsqueda, movimiento; para luego poner en actitudes concretas lo que hemos constatado y decidido. Hablamos de “incluir” en sentido amplio: culturas, edades, etnias, partidos políticos, condiciones personales, opciones, visiones de la realidad, religiones… en una palabra, ser capaces de integrar todas las diferencias.

El desafío seguirá siendo construir con los otros, porque me humanizo con los otros. Si no es con los demás, no soy yo; por eso es importante y necesario incluir a los otros.

Tratando nuevamente de llevar estas reflexiones a una experiencia concreta, podemos aplicar el lema por ejemplo, en relación a la accesibilidad: tenemos un plan nacional y departamental al que muchos le reclaman, pero ¿cómo la vivimos cada uno en el vínculo cotidiano? Pedimos rampas en la calle, en edificios y está bien; pero muchas veces ponemos barreras en la relación personal, por miedo, porque me es incómodo o por lo cuestionador el que me puede resultar quien tiene capacidades diferentes, del tipo que sean y no lo quiero enfrentar o me cuesta hacerlo…

Estamos convencidos de que cuanto mayor sea la disposición a acercarnos, escuchar y aprender de quienes forman nuestra sociedad, los cercanos y los lejanos; mayor será la posibilidad de comprender que cuanto más “Somos juntos”, más “Soy”.

Iluminando nuestra visión

Compartimos a continuación, uno de los relatos evangélicos que pueden complementar e iluminar nuestra reflexión (Lc 10,30-37):

Jesús le respondió: –Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente pasó un sacerdote por aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante. Luego pasó por allí un levita que al verlo dio también un rodeo y siguió adelante. Finalmente, un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, le vio y sintió compasión de él. Se le acercó, le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, el samaritano sacó dos denarios se los dio al posadero y le dijo: ‘Cuida a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi regreso.’

Pues bien, ¿cuál de aquellos tres te parece que fue el prójimo del hombre asaltado por los bandidos?

El maestro de la ley contestó: –El que tuvo compasión de él.

Jesús le dijo: –Ve, pues, y haz tú lo mismo.

Desde esta conocida parábola evangélica, Jesús pone como ejemplo a seguir, la actitud de un Samaritano. Es importante recordar que los Samaritanos eran un pueblo mestizo, judeo-pagano, que vivía en un reducido territorio entre Judea y Galilea, llamado Samaria. Por diferentes razones culturales, religiosas e históricas, fueron considerados paganos e impuros desde el punto de vista cultual y ritual. Por este motivo la actitud de algunos judíos hacia estos vecinos suyos era de rechazo, evitando incluso el atravesar su región, para no “contaminarse” al pisar suelo “impuro”.

La lectura inicial del texto seguramente nos impulsa a hacernos prójimo de quien nos necesita, aunque sea un extraño. Pero quizás, en este relato Jesús también nos invita a ponernos en el lugar del hombre necesitado de ayuda al costado del camino, y descubrir que para curar nuestras heridas, sanar algunas de nuestras necesidades y crecer, debemos dejarnos ayudar también por los “diferentes” muchas veces excluidos o rechazados. Con humildad, reconocernos necesitados y desde una actitud inclusiva, estar abiertos a lo que otros tienen para mostrarme de mí mismo y de la realidad que me rodea.

Desde nuestra fe, la invitación fundamental es a seguir saliendo al encuentro del mismo Jesús, presente en ese prójimo que forma parte de esta única realidad que construimos juntos, en la que necesitamos de TODAS Y TODOS para que sea más completa y plena.