“Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo, penetré en mi interior, siendo tú mi guía, y ello me fue posible porque tú, Señor, me socorriste. Entré, y vi con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable…” (San Agustín, Confesiones, libro 7,10).
Ver con los ojos del alma la luz divina, entrando dentro de sí. Las Confesiones de Agustín nos dan el autorretrato de un hombre que ha buscado la verdad por los más diversos caminos: “Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba…”. Dejándose guiar por Cristo, Agustín encuentra la verdad dentro de sí mismo; no como algo suyo, como una idea nacida de él mismo, sino como una realidad que lo trasciende, a la vez en lo más alto, muy por encima de él y en lo más profundo de su conciencia, de su propio ser.
Este testimonio personal de Agustín introduce al tema tratado en la reunión del Departamento de Educación Católica (DEC) de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) el 26 de abril: Inteligencia Espiritual.
En el encuentro participaron delegados de Pastoral Educativa de las diez Diócesis y de la Asociación Uruguaya de Educación Católica (AUDEC). El tema fue presentado por Claudia Gamarra, de la Institución Teresiana, quien expuso los fundamentos del tema en referencia a las investigaciones académicas actuales y especialmente el trabajo de Francesc Torralba en su libro Inteligencia Espiritual (2010). Presentó también aspectos de la tradición carmelitana en Santa Teresa de Jesús y de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), así como algunas de sus propias experiencias en este campo en el trabajo educativo con niños.
A las múltiples formas de la inteligencia humana que se han ido estudiando a partir de la teoría de Howard Gardner, se agrega ahora la mirada sobre la inteligencia espiritual, con los aportes de Danah Zohar e Ian Marshall, que la consideran como la inteligencia primordial. La inteligencia espiritual es la capacidad de la persona de llegar a lo más profundo de la propia intimidad, no para cerrarse sobre sí misma, sino como camino de apertura a la trascendencia. Es la que permite escudriñar el sentido profundo de la vida, buscar las respuestas al origen y al destino del hombre, más allá de la realidad sensible. Da la capacidad de encontrar sentido aún en medio de las mayores dificultades y oscuridades de la vida. Es la capacidad de relación con Dios y, desde ese vínculo, de una relación más profunda con los demás.
Los participantes en el encuentro agradecieron los aportes de Gamarra y quedó el deseo de seguir profundizando en el tema y buscando las formas de trabajar mejor este aspecto educativo que no es precisamente adicional, sino central para la educación católica. La oportunidad de hacerlo no faltará ya que Francesc Torralba, (catalán, nacido en 1967, doctor en Filosofía y Teología, casado, padre de cinco hijos) estará presentando este tema en el próximo PRO EDUCAR programado por AUDEC para el 6 y 7 de julio de este año.
