Skip to main content
Noticeu

Tres nuevos sacerdotes para la iglesia salteña

By 11/04/2013abril 19th, 2013No Comments

SALTO | Sábado 6 de abril de 2013

Mons. Pablo Galimberti impone las manos a Ruben Giménez, Martín Miranda y a Crhistian Sessarego

Ante 1500 personas, el sábado 6 de abril, en la Catedral de Salto,  fueron ordenados tres nuevos sacerdotes para la Diócesis de Salto.

Crhistian Sessarego, Martín Miranda y Ruben Giménez, fueron ordenados sacerdotes en una celebración presidida por el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, junto a Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo (quien fuera por muchos años Obispo auxiliar de Salto), y  Mons. Raúl Scarrone, Obispo emérito de la Diócesis de Florida. En una Catedral colmada, la Misa fue  concelebrada por decenas de sacerdotes, diáconos, seminaristas y religiosos de diferentes rincones del Uruguay. Los jóvenes sacerdotes fueron acompañados por una gran cantidad de delegaciones de familiares y fieles.

La Misa comenzó a las 19:30 horas en Catedral San Juan Bautista de la ciudad de Salto. Luego de la celebración se compartió un brindis en el gimnasio del Colegio María Auxiliadora.

El Domingo, los nuevos sacerdotes presidieron sus primeras Eucaristías en tres Parroquias de la ciudad de Salto.

 

Compartimos la Homilía de Mons. Pablo Galimberti, Obispo de Salto

ORDENACIÓN PRESBITERAL RUBEN, CHRISTIAN Y MARTIN (13 04 05)

1. La Iglesia vive unos días de intensa alegría porque hemos celebrado la Pascua: El Señor Jesús ha resucitado y no invita a resucitar con El!!!

2. En este clima, también la Iglesia Católica en el litoral norte, desde Bella Unión a Young, vive también una particular jornada de fiesta por la ordenación presbiteral de Rúben, Christian y Martín. Estos últimos días y horas en este templo hemos visto trabajar sin pausa, a un eficiente equipo de colaboradores.

-Ruben viene del Norte (Bella Unión), y hasta ahora ha colaborado como Diácono en la Parroquia del Cerro, en Salto.

-Christian, salteño de origen, se mueve en la zona de la parroquia de Young.

-Martín, de Paysandú, ha empezado este año a trabajar en la Parroquia “San José Obrero” de Paysandú.

3. Junto a ellos, se alegran sus familias, compañeros de Seminario y amistades, aquí presentes o que han enviado sus saludos.

4. Por supuesto, también les dan un fuerte abrazo todos los presbíteros de esta Diócesis, que reciben muy contentos a estos jóvenes obreros de la viña del Señor.

5. ¿Cuál es la misión del sacerdote? En el Evangelio que hemos escuchado encontramos tres sugerencias:

a. El sacerdote no es un hombre solitario. Integra un “cuerpo” o comunidad con una identidad, que conserva la memoria viva de Jesucristo: palabras y gestos, que culminan en los días de su pasión, muerte y resurrección y son el tesoro más grande para conservar, profundizar y comunicar.

Se podrían quemar todas las bibliotecas y computadoras del mundo, pero la memoria siempre actual del Resucitado nunca podrá borrarse de las entrañas de la Iglesia. Porque es el mismo Espíritu Santo la garantía de esta memoria revolucionaria: la muerte ha sido vencida y nuestra fe vence al mundo!

b. La memoria viva de Jesús no está congelada. El mismo Señor Resucitado se aparece a los discípulos y les muestra las manos y el costado. ¿Qué tenían de particular? A buen entendedor pocas palabras bastan! Ese gesto valía más que mil discursos. En esas manos benditas están las cicatrices de los clavos, con que también nosotros hemos clavado a Jesús en la cruz.

El costado es el lugar que atravesó la lanza y de donde salió enseguida sangre y agua. Esa es la fuente que lava y da vida a la iglesia y al mundo. Que lava pecados y ofensas y ofrece vida reconciliada para nuestros interminables conflictos.

Ustedes, jóvenes sacerdotes, van a derramar el agua en el bautismo y al levantar la copa durante la Eucaristía, estarán expresando que aquí está la fuente de la misericordia, para sanar heridas, lavar culpas y levantar los corazones afligidos.

c. Por último, la escena evangélica relata la resistencia a creer del apóstol Tomás, igual que tantos uruguayos, y también cristianos, que dicen: “si no veo y si no toco, no creo!”.

Pero Jesús es muy paciente y le da una lección que nos sirve también a nosotros: Ocho días después, estando todos reunidos -y también Tomás-, y con las puertas cerradas, irrumpe el Resucitado en medio de ellos y va directo a Tomás:

-“Acerca tu dedo, aquí tienes mis manos”

-“Trae tu mano, métela en mi costado”

-“Y no seas incrédulo / desconfiado, sino creyente!”

Nuestra Fe no nace de nuestra “soberbia” o “individualismo”: consiste en aceptar el testimonio de otros, de los apóstoles, que nos dicen: JESUS HA RESUCITADO, ESTÁ VIVO, ES VERDAD TODO LO QUE NOS DECÍA, SUS PALABRAS YA NADIE LAS PODRÁ SILENCIAR!! Nos dio la mayor prueba de amor: dio la vida por nosotros!

Creer es un regalo, es un soplo interior que susurra en el corazón.

Ruben, Christian, Martín: cultiven cada día la fe con la lectura de la Palabra de Dios y la oración, ayudados con la memoria viva de la Iglesia.

Hagan presente con sus vidas la alegría de creer en Cristo. Y que María, la mujer dichosa porque creyó, los acompañe cada día! ¡ASI SEA!

 

>> Galería de fotos

>> Acción de gracias del P. Crhistian Sessarego en nombre de los tres nuevos sacerdotes

“¡Qué bueno es dar gracias al Señor y cantar para tu Nombre, Oh Altísimo. Proclama por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad!” (Salmo 92)

Así comienza el salmista alabando a Dios, así también queremos hacer palabras nuestras la alabanza eterna al Santo de los Santos, por todo lo bueno que ha hecho en nosotros, Martín, Ruben y en mi.

Gracias a Dios por la vida, por ir tejiendo desde el seno materno nuestra personalidad, nuestros sueños y proyectos, nuestra vocación; pues todo es regalo tuyo.

Gracias por cubrirnos en tus manos sagradas, por hallar en tu manto el refugio necesario para descansar y contemplar tu infinito Amor.

“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su Amor!” Sabemos que de ti nacemos y hacia ti volvemos. Somos conscientes del regalo de la vocación, del tesoro en vasijas de barro, y del regalo de tu Gracia para responder libremente a tu llamado. Per, tú nos conoces y sabes muy bien que somos débiles, necesitados de ti, pues solo en tu tienda encontramos la felicidad necesaria para morir a nuestros proyectos y sueños, para vivir en tu Voluntad que sana y salva.

Gracias Señor por el testimonio de tantos hermanos que se juegan por tu Reino. Por nuestras familias, regalo de tu Amor, pues ellos son la Iglesia doméstica pequeña y sencilla que forjaron los primeros pasos de nuestra fe en ti.

Gracias por las comunidades que nos recibieron con los brazos abiertos, que viven en Evangelio de manera tenaz y alegre, que hacen presente el rostro de Cristo a un mundo hambriento de Dios y de Vida. Gracias Santísima Trinidad y Perpetuo Socorro de Montevideo, Nuestra Señora del Luján de Trinidad, Nuestra Señora del Pilar, Nuevo Berlín, San Javier, Sagrado Corazón de Young, Greco y Paso de la Cruz, María Auxiliadora de Guichón, Santa Teresita de Quebracho, Inmaculada Concepción de Tambores, Sagrado Corazón de Jesús de Paysandú, San José Obrero, Nuestra Señora del Rosario y San Benito, San Juan Bautista y Sagrado Corazón de Salto, Santa Cruz y Nuestra Señora del Carmen, Obra social Don Bosco, Nuestra Señora del Luján de Salto, San Eugenio de Artigas, Santa Rosa de Bella Unión, Villa Constitución y Baltasar Brum. Las comunidades de Chajarí y de Concordia, de las misiones juveniles San Francisco Javier, las comunidades de religiosas y religiosos, laicos comprometidos, movimientos; a todos un “gracias enorme”.

A nuestros hermanos seminaristas y sacerdotes, algunos aquí presentes, gracias a cada uno de ustedes porque fueron y son instrumentos de nuestro Padre alfarero, que fue formando y modelando durante este tiempo de formación nuestra vida y vocación.

Gracias Mons. Pablo por acompañar cada momento de nuestra vida y por confiar en nosotros.

Gracias a todas las personas que han rezado durante estos días, por presentar nuestros nombres a Dios para que Él transforme nuestro corazón a imagen de su Hijo, y así caminar juntos tras las huellas del único Maestro y Señor, para que seamos pastores con olor a ovejas.

Gracias a todos los que han colaborado para que hoy sea una fiesta.

Nos gustaría hacer memoria y presencia en esta Eucaristía de tantas personas que hoy están junto al Padre Eterno, y que fueron y siguen siendo hoy la luz para nuestros pasos, que con sus testimonio alimentaron y forjaron la vocación sacerdotal, la vocación de dar la vida por los amigos: Juliano, Graciela, Nelson, Norma, Alberto, Manuel, Hugo, Richard, Olga, María, Deolindo, Aída, Mery, Irma, Hna. Gemma, Hna. Feliza, P. Emilio, P. Tono, P. Verme, P. Juan José, P. Walter, P. Miguel, Mons. Daniel, Mons. Marcelo. ¡Que el Señor les regale eternamente su Paz!

En las primeras vísperas de la fiesta de la Divina Misericordia, les pedimos que rueguen por nosotros, para que el Señor infunda en nuestras vidas su Amor y su Fidelidad. Porque tú Señor eres el Buen Pastor que nos hace descansar en verdes praderas, y calma nuestra sed, pues te pedimos que nos des la gracia de vivir siempre alegres para rogar por nuestros hermanos siempre con alegría para vivir en la humildad y en el temor de Dios, reconociéndonos siempre necesitados de tu misericordia. Para que escuchemos tu voz que nos dice “que todos sean uno”.

Jesús, María y José rueguen ante el Padre por nosotros, por nuestra fidelidad y santidad y así llegar un día a cantar juntos, con toda la Iglesia celestial, las maravillas que Dios ha obrado en todos nosotros. Gracias