EL OBSERVADOR |
Saludo. El papa Francisco buscó contactar telefónicamente a las religiosas argentinas que pertenecen a la congregación de las Carmelitas Descalzas de Lucena, en España, pero no las encontró. Entonces les dejó un mensaje: “Qué estarán haciendo las monjas que no pueden atender. Soy el papa Francisco… Quería saludarlas en este fin de año. Voy a ver si más tarde las puedo llamar. Qué Dios las bendiga”. Una de las monjas dijo más tarde que no pudieron atender porque se encontraban en el rezo del mediodía. “Me quería morir. Nuestra amistad es de hace 15 años pero jamás pensamos que el papa se iba a acordar de nosotras”. Ex presos de ETA piden una solución integral