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Mons. Sturla: “En esta sociedad plural también la Iglesia, forjadora de este Uruguay desde su cuna, tiene una palabra que decir”

By 13/11/2014noviembre 28th, 2014No Comments

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Alrededor de 4500 peregrinos procedentes de distintos puntos del territorio nacional se congregaron esta mañana, en la Plaza Asamblea de Florida, para participar de la Misa de la Peregrinación Nacional al Santuario de la Virgen de los Treinta y Tres, Patrona de la Patria.

La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo de Montevideo, Mons. Daniel Sturla y concelebrada por los demás Obispos del país, sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas.

La homilía de la Misa estuvo a cargo del Arzobispo de Montevideo quien reivindicó la tolerancia a las convicciones más profundas de los cristianos e invitó, en estos tiempos electorales, a dejar de lado la polarización y a ser magnánimos lo que traduce en “saber ganar, saber perder, mirar más allá del propio color, los colores de la patria…”.

Al inicio de su homilía, ante la multitud, destacó que “nada hay más nuestro que nuestra Madre” y agradeció a cuantos llegaron este día al Santuario peregrinando de los lugares más recónditos del país en ómnibus, a pie, como algunos grupos de jóvenes, y otros cabalgando desde hace varios días.

“Todo el Pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, laicos, consagrados,,, venimos con nuestras ‘cuitas’ a la Virgen, yo trato siempre de poner una intención pero se me cuelan dos, tres, cuatro, le digo a María te las presento todas, vos sabrás!!!!!”, reconoció. “Entre tantas advocaciones marianas queridas, hoy celebramos a la Virgen de los Treinta y Tres, a esta Madre la sabemos bien nuestra… Imagencita de madera americana, manos de indios que la tallaron, gauchos y chinas que la veneraron… nombre hermoso: Virgen del Pintado, fundadora de la entonces villa de San Fernando de la Florida, y luego protagonista de la gesta patria… porque aquí dimos un paso de gigante en esa lucha por la libertad que tanto nos costó…”, recordó el Pastor.

MAGNANIMIDAD (ALMA GRANDE)

Haciendo alusión a la fuerte vinculación de la Virgen de los Treinta y Tres con la gesto libertador y el proceso independista, Mons. Sturla evocó el momento en que en esa misma plaza de Florida que hoy estaba ocupada por miles de peregrinos, el 19 de mayo de 1879, en el marco de la inauguración del monumento a la independencia, fue recitada la Leyenda Patria de Juan Zorrilla de San Martín.

“La historia nos dice que este poema había quedado fuera del concurso que se había convocado porque era más largo de lo estipulado, pero se le pidió a Zorrilla que lo recitara”, precisó el Arzobispo y la historia relata que al terminar de recitarla “todos vibraban y vitoreaban al poeta”. “En medio de la emoción general, el ganador del concurso literario, Aureliano Berro, se quitó la medalla de su pecho y se la colocó a Zorrilla…”, narró.

“Recordar hoy aquí esta noble actitud con el trasfondo de la Leyenda Patria nos habla de una virtud esencial en los momentos que vivimos en nuestra patria y que queremos pedir a la Santísima Virgen: se trata de la magnanimidad”, señaló Mons. Sturla, al tiempo que explicó que esa palabra significa “grandeza de alma… alma grande como la que tienen los hombres de todas las latitudes que no se dejan envolver en lo mezquino, lo pequeño, el enredo de las cosas, la turbiedad del río revuelto… sino que miran a lo lejos, apuntan hacia lo que vale la pena, apuestan por la limpidez del azul del cielo. ¡Las cosas de arriba!”.

TIEMPO ELECTORAL: ADVERSARIOS PERO NO ENEMIGOS

El Arzobispo destacó que esta fiesta se celebra entre dos instancias electorales y que “hemos dado al mundo como otras veces un testimonio de ejemplar conducta cívica”. Admitió que “públicamente se discrepa con altura y la clase política uruguaya con sus más y sus menos demuestra espíritu de diálogo”, no obstante, llamó a tener cuidado ante la polarización que, si bien es natural en estas épocas, sobre todo “en las redes sociales se cuelan muchas veces expresiones duras, intolerantes, hasta crueles… y esto mismo a veces se refleja en palabras de algunos cuando la mirada sobre el otro no es de adversarios sino de enemigos…. “

Mons. Sturla subrayó, en este sentido, que los uruguayos “sabemos lo que es el enfrentamiento de hermanos” y que si bien “hoy vivimos en paz”, ésta “se construye día a día, en el respeto al otro, al que piensa distinto, al que es distinto…”

HACIA UNA VERDADERA TOLERANCIA

El Arzobispo puntualizó que “no se trata de esa vaga tolerancia que pretende que todas las ideas valen igual (…) Lo que vale es la persona humana, la dignidad de cada uno… en el terreno de lo que pensamos, discrepemos con libertad…”.

“Creemos con toda el alma en Dios y queremos que nuestra cultura se impregne de evangelio sabiendo que el aroma de Jesús de Nazaret es el mejor perfume que pueden tener nuestra patria, nuestras leyes, nuestros hogares,,,,”, subrayó el Pastor, aunque aclaró que “en la defensa de nuestras convicciones no queremos destruir a nadie, queremos construir entre todos un país de hermanos, con libertad y justicia, con respeto a una verdad que nos trasciende”.

El Arzobispo advirtió que “una falsa tolerancia hacia la diversidad se ha transformado en intolerancia agresiva hacia convicciones profundas de nuestro ser cristianos”.

“En esta sociedad plural también la Iglesia, forjadora de este Uruguay desde su cuna, tiene una palabra que decir… Ella amamantó a la patria naciente en la leche pura del evangelio, y tiene el derecho y el deber de seguir haciéndolo”, enfatizó.

CON SENCILLEZ, SIN AGRAVIOS Y CON FIRMEZA

Mons. Sturla reivindicó el derecho de la Iglesia de expresar con “sencillez”, “sin agravios” pero “con la firmeza más grande” sus convicciones más profundas.

En este sentido expresó la creencia en que “la vida es un don del Creador y que nadie es enteramente dueño de su vida, por ello defendemos la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural”.

Asimismo, destacó que “creemos que la diferencia sexual es querida por Dios y responde a un designio amoroso del Creador, que se hace patente en nuestra naturaleza”. “Creemos que separando lo que Dios ha unido terminamos no en la diversidad armoniosa sino en la uniformidad totalitaria…”, señaló el Arzobispo, y precisó que “la sexualidad humana está unida al amor, al compromiso, a la transmisión de la vida, y Dios le ha dado el gozo del placer para hacer mayor nuestra alegría de vivir”. “Cuando se le van separando uno a uno estos elementos no crecemos en humanidad. Multiplicamos placeres pero no engendramos alegría… Los hijos dejan de ser un don recibido con gozo y pasan a ser una carga para algunos o un derecho a adquirir para otros”, acotó.
“Respetando las situaciones diversas vividas muchas veces con dolor y respetando a cada persona más allá de su orientación, creemos en la familia formada por un matrimonio entre varón y mujer abierto al don de la vida”, reiteró Mons. Sturla ante el cerrado aplauso de la multitud que en reiteradas oportunidades lo obligó a hacer una pausa.

En su homilía, el Pastor reivindicó, asimismo, “la libertad de enseñanza garantizada por un estado que debe cumplir la constitución que da a los padres el derecho a elegir la educación que desean para sus hijos” y señaló que “la Iglesia tiene experiencia educativa en nuestra tierra, desde antes que naciera la república”. “Hoy somos más conscientes que en la educación se juega un elemento clave de nuestro presente y futuro… Sobre todo en los ambientes más pobres donde solo desde la educación se logra que sea cada uno, con la ayuda de otros, artífice de su propia dignidad y no deudor de fáciles favores”, indicó al tiempo que aseguró que, tal como la Iglesia lo ha demostrado con muchas instituciones, “cuando se quiere se puede”.

EN EL CENTRO EL QUE MÁS LO NECESITA

“Creemos que sobre toda propiedad grava una hipoteca social, que no somos dueños absolutos de lo que legítimamente poseemos sino que somos administradores a los que Dios nos pedirá cuenta”, agregó Mons. Sturla aludiendo a un principio fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia..

Al finalizar el Arzobispo llamó a “poner en el centro a los que más necesitan… como lo tenemos en nuestra tradición nacional, es esa frase cargada de sensibilidad evangélica de Artigas: ‘que los más infelices sean los más privilegiados’”.

Al terminar la celebración los obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas, y el pueblo, ingresaron al Santuario en donde ser rezó la súplica a Virgen de los Treinta y Tres. Esta se hizo en dúo con el obispo de Florida, Mons. Martín Pérez Scremini y el Arzobispo de Montevideo.

En la tarde se realizó un festival folclórico en El Prado de Florida y, posteriormente, se hizo la procesión hacia el Santuario con una réplica de la imagen de la Virgen. Al llegar, se rezó el santo rosario en un Santuario colmado. El Obispo de Florida despidió a los peregrinos invitándolos a permanecer fieles en la fe y en la devoción a María. Impartió la bendición conjuntamente con todos los obispos y desearon a todos los peregrinos un feliz retorno.

 

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